El Presbítero, Lic. Rubén Pérez Ortiz, acompañado de los Sacerdotes Vicarios: Pbro. Lic. José Inés Galván Govea, Pbro. Jorge Aguilar Martínez, y el Pbro. Francisco Javier Montantes Ruiz, presidió la solemne concelebración Eucarística con motivo del Día de la Vida Consagrada que se celebró de manera muy emotiva, jubilosa y especial en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios (mejor conocida como Tequis).
El sacerdote celebrante, felicitó a los elegidos de Dios por su fidelidad perseverante y gozosa, y por elegir como eje central de sus vidas a Cristo bendito y optar por consagrar su vida al Señor, Dueño de nuestra vida y de la eternidad.
“Gracias a Dios por todos nuestros hermanos y hermanas religiosos que han dedicado en plenitud su vida a Cristo y a su amada Iglesia potosina, pues su servicio es de agradecer siempre”.
Fue así como Hermanas Religiosas y Hermanos Religiosos de las diversas Órdenes o Congregaciones Religiosas, se dieron cita en este encuentro fe, de amor y de paz en que dieron gracias al Señor por haberlas llamado y permitirles consagrarse al Señor y ser sólo de Él, en cuerpo, alma, mente, y espíritu, pus todos sus sentimientos y emociones se centran en Cristo bendito, nuestro Dios y Señor, el Rey de la Gloria que ha de venir a juzgarnos según nuestras obras de amor.
Con su trabajo espiritual de oración ferviente y profunda y su incansable y diligente servicio apostólico, entregan toda su vida como ofrenda al Señor, por lo que su entrega al Señor sin duda alguna será grandemente recompensada por Él, de eso que no les quede duda alguna, dijo el Pbro. Rubén Pérez Ortiz, quien exhortó a los fieles a pedir a Dios con insistente fervor que conceda más vocaciones Sacerdotales y Religiosas a nuestra Iglesia Potosina, estando siempre dispuestos a entregar a la Vida Consagrada o al Sacerdocio a cualquier integrante de nuestra familia, “porque a veces no queremos dejar ir al Seminario o al Convento a algunos de nuestros seres queridos, no siempre estamos dispuestos a dárselos a Dios misericordioso, queremos que haya vocaciones, pero que no sean de nuestra familia”, dijo el sacerdote.
"Todos estamos llamados a ser comunidad vocacional, a servir a Dios desde cualquier trinchera o ámbito en que nos desarrollemos o nos encontremos. Debemos ser comunidad de vida, si alguien no participa, no hace comunidad", concluyó.