- "Bombero yo quiero ser . . . bombero porque es mi voluntad, que nadie se meta con mi identidad"
- "Hemos demostrado que somos capaces, que podemos dirigir y que somos mujeres combatientes pese a los riesgos"
Soñando desde pequeña en “ser o no ser”, María Margarita Benavente Duque, aquella niña que hace más de 40 años ya asubia a los camiones de Bomberos con su padre y sus tíos, finalmente aceptó el legado familiar y al cabo de años combatiendo el fuego, es ahora Jefa de Batallón e instructora de técnicas de rescate de víctimas de las nuevas generaciones.
Maguie ha vivido siempre entre camiones, incendios, pipas de agua y emergencias, al ser su padre y tíos, los fundadores del Cuerpo de Bomberos en San Luis Potosí hace 71 años, “es una institución que yo quiero mucho aquí he vivido toda mi vida, afortunadamente he tenido la oportunidad de ir al extranjero en la Universidad de Texas para capacitarme en el área de rescate, y es ahora lo que enseño a los nuevos voluntarios”.
Como dicta la canción del cantautor Facundo Cabral ‘bombero yo quiero ser . . . bombero porque es mi voluntad, que nadie se meta con mi identidad’, por la mente de Maguie nunca cruzo la más mínima idea de ser otra cosa que no fuese una apagafuegos más de la familia, junto con tíos, primos y hermanos, “nací entre puros hombres, y todos bomberos por lo que desde niña me fui involucrando en este mundo riesgoso pero apasionante”.
Sólo con la bendición de Dios
A pesar de desempeñar una tarea de alto riesgo, ni Maguie ni el resto de los elementos del Cuerpo de Bomberos cuentan con seguro de vida, no hay recursos para ello, solo cuentan con las prestaciones que otorga el seguro social, en lo que compete a los voluntarios ellos ni con ese beneficio cuentan, la única seguridad que llevan al atender un servicio son la bendición de Dios y las medidas de seguridad a su alcance que son básicamente cuidarse entre ellos, confiar en sus destrezas y en su equipo que cuenta con varias capas de protección para evitar el agua llegue al cuerpo, que la ropa se incendie y aislar el calor para evitar también los golpes de calor, esto hace que cada uniforme tenga un peso de casi 20 kilos, y un costo aproximado de 70 mil pesos el de mayor seguridad.
A la falta de un seguro de vida se suma la falta de apoyo por parte de la población civil y la de instituciones de seguridad al atender servicios en carreteras, ejemplo de ello es el accidente donde uno de sus compañeros perdió la vida, “hubo falta de apoyo de las autoridades para que nos protegieran, siempre necesitamos tener un ángulo de seguridad lamentablemente el apoyo se recibe posterior al accidente, debemos de protegernos, ojala la población y las demás autoridades fueran más solidarias para con los bomberos y nos apoyaran más”.
La inclusión
En el Cuerpo de Bomberos de San Luis Potosí de 60 elementos en activo hay 15 mujeres, y en capacitación 20 más que se sumaran a los trabajos operativos, comenta Maguie a El Sol de San Luis que no hay discriminación en ningún aspecto, hombres y mujeres tienen las mismas obligaciones y responsabilidades, el mismo compromiso y las mismas frustraciones del servicio, al no contar en ocasiones con los recursos óptimos o necesarios cuando se requieren.
Ella, en mundo de hombres tanto en lo familiar como en lo laboral, ha aprendido a convivir incluso con otras dependencias, “nos llevamos muy bien trabajamos en coordinación, hay veces que al llegar a un servicio ya está Cruz Roja o Protección Civil y en lugar de pelearnos nos ponemos de acuerdo y trabajamos en equipo”.
Respecto a la inclusión de la mujer en áreas donde generalmente prevalecen los hombres, Maguie comenta que generalmente es porque el trabajo es pesado, rudo o sucio, “sin embargo las mujeres vamos ganando terreno, hemos podido hacer más en lugares que cerraban posibilidades a una mujer, hoy hemos demostrado que somos capaces, que también podemos dirigir y que no nos pesa ni nos dan miedo trabajos en Protección Civil, en Bomberos, incluso ni en Seguridad Pública o en las Fuerzas Armadas, hoy somos más las mujeres combatientes”.
Agrega que con 40 años de servicio tiene a cargo el cuidado de sus compañeras que acuden y de preparar a las nuevas generaciones hombres y mujeres en su cuidado personal y en el rescate de víctimas, sin descuidar su vida misma, “para mí esto y combatir el fuego es muy emocionante”.
Bombera de corazón
Para Magui, su amor, su pasión, y su vida es a pesar de las carencias del servicio, combatir siniestros como bombera, su entrega impidió ser madre, pero así es feliz, poniendo su vida al servicio de los demás y tomando las riendas de las tareas operativas cuando es necesario, aun y cuando se trate de ordenar a los hombres, resalta que la disciplina militar obliga a todos a respetar los rangos y a obedecer las órdenes.
Por ello, quien quiera pertenecer al Heroico Cuerpo de Bomberos, debe tener voluntad y disponibilidad para aprender y conocer todo respecto a teoría y práctica, del fuego, de la química o dinámica, de protocolos, las Normas Oficiales Mexicanas y la NFPA, es disponibilidad, compromiso, que se pongan la camiseta y más que nada que les guste y estén dispuestos a acatar la estricta disciplina militar.
Como Jefa de Batallón, al ingresar nuevos perfiles detecta en cada uno las fortalezas y debilidades para determinar si serán funcionales en el servicio o no y en qué áreas tienen el mayor potencial.
Vivencias
En sus cuatro décadas de servicio, la experiencia más triste que ha vivido durante fue en la carretera 57 en un accidente de un camión de pasajeros y uno de carnes frías, “no sabíamos si los trozos sangrientos eran personas entre las cuales había una mujer embarazada o la carne que transportaba el camión, fueron 15 cuerpos que tuvimos que rescatar, en otro en Las Rusias, con la tirolesa tuvimos que sacar a las personas lesionadas y al final a las fallecidas”.
En la Estación Pinto, por choque de trenes hubo derrame de hidrocarburos, combustóleo en una zona árida donde rodar los tambos de agua fue una odisea, no fue suficiente la pipa que se llevaba y solo pudo controlarse hasta que llegaron más y se buscaron nuevas formas de sofocar el incendio.
Uno de los siniestros más complicados de atender, dice; fue el registrado en el Aguaje, explotaron contenedores de solventes, y pese a atacarse desde cinco frentes, por falta de agua no pudo sofocarse en tiempo.
El agua su principal herramienta, en riesgo
Maguie lamenta que la escasez de agua –que es su principal herramienta- en algunos servicios, no sea suficiente y deban buscarse otras opciones para controlar los incendios lo que lleva más tiempo, “la hidráulica que tenemos no es suficiente ni para las viviendas, para un incendio de mediana magnitud se requieren entre 10 y 15 pipas de agua, cuando se trata de algún químico se usan productos específicos para contener el fuego”.
Cuando el agua no es suficiente se echa mano de la tierra, escarbar y picarla, si se trata del derrame de material peligroso se hacen diques, brechas cortafuego, etc. si es un ácido se hace una lechada y diversas mezclas para provocar una reacción isotérmica y controlar el fuego, “hay diferentes estrategias según el incendio y el material combustible de que se trate”.