Chancaquillas, cocadas, limones cristalizados, camote dulce, jalea, queso de tuna y jamoncillos son una variedad de dulces tradicionales que son todo un viaje de recreación para el paladar.
Los colores y texturas de estos deliciosos confites, se mezclan con la calidez y sonidos de la gente trabajadora del Mercado Hidalgo el lugar más distintivo en dónde se pueden encontrar.
Cómo lo es para Gabriela Torres Campos, quien tiene 15 años ofreciendo a gran cantidades de clientela este tipo de manjar mexicano.
Y es que probar este dulzor tan particular, refiere Gabriela, es como viajar a Colima,Michoacán, o hasta Guanajuato, o bien visitar los talleres de los barrios de esta ciudad, dónde las manos trabajadoras de la artesanas del alfeñique moldean los más ricos majares de piloncillo.
"La verdad es todo una magia vender dulces tradicionales, nosotros tenemos contacto con los productores y artesanos de estos dulces, y sabemos cómo es el proceso de elaboración. Ninguno de estos manjares puede ser elaborado sin que haya su cazo de cobre, piloncillo, y dulce de leche según sea el caso", explicó.
Gabriela comparte que la venta de estos dulces típicos aumenta según la temporada, pero siempre son indispensables en la vida cotidiana de un buen potosino, e incluso en los turistas que llegan por primera vez a San Luis Potosí. Y es la jalea bermellón de tuna, que con su textura atrapa a los amantes de estos manjares, como las abejas al polen o a la miel.
"La tuna Cardona, tan típica de San Luis da origen al dulce más icónico del estado, pero también el más delicioso el queso y la jalea de tuna. Ambos se realizan de manera diferente para que la textura sea dura o bizcosa".
También comparte que cada dulce tiene su manera de prepararse y son sus amigos artesanos del dulce quiénes poseen las recetas secretas para darle forma a estas esquiciteces.
Para Gabriela el negocio de los dulces tradicionales le ha dejado grandes experiencias, entre ellas ver cómo su clientela dibuja una sonrisa al momento de degustar una fruta cristalizada, o bien un jamoncillos con nuez.
"Los dulces tradicionales traen alegría y recuerdos. Mi padre quien inició este negocio, recuerda a sus más recurrentes clientes y sabe que es lo que llevarán a casa y sus gustos al momento de llegar al puesto".
Porque para esta comerciante los dulces tradicionales son recuerdos, historia de decenas de manos trabajadoras y un legado de sabor a mexicanidad.