Ahora sí que los aseadores de calzado "se las han visto negras", no por la grasa ni las tintas que usan, sino porque además del alza de precios de sus insumos, ha disminuido el número de clientes.
José Guadalupe Cano, con años de experiencia en dar brillo al calzado - inclusive los de algunos gobernadores-, reconocío que han enfrentado muchas viscicitudes aún después de la pandemia.
Durante los dias rojos del Covid-19, la gente dejó de acudir al centro de la ciudad, donde operan la mayoría de los boleros e, inclusive, a muchos no se les permitió trabajar. Hubo también intentos de las autoridades por apoyarlos, pero no pasaron a mayores.
En semáforo verde la situación no ha mejorado mucho. No hace mucho se vieron en la necesidad de ajustar el costo de la "boleada" que hoy varía entre los 20 y 25 pesos, dependiendo de si es cliente frecuente o no, pero también por alza en los insumos.
La grasa que compraban en 25 pesos cuesta ahora 35 y hasta 40 pesos; la tinta que se adquiría en 50 pesos por litro, ya se encuentra en 75 pesos.
José Guadalupe dice que durante la pandemia se desplomó el número de clientes hasta en un 70 por ciento, y actualmente se mantiene al 50 por ciento, lo que también atribuye al aumento en el precio del servicio y, claro, a que se ha generalizado el uso de kits de aseo de calzado caseros.