“Hay muchas cifras de personas que han sido asesinadas o desaparecidas, pero más que cifras hay que descubrir el dolor de cada familia, de cada persona que sufre la ausencia o la muerte violenta de un ser querido, ese dolor profundo es suficiente, no tenemos que decir que debe haber miles y miles para que nos duela, porque ya con uno que falte debe ser el dolor de todos, por eso les exhorto a no perder sensibilidad y que de verdad nos dolamos de quien sufre en cualquier aspecto de la vida”.
Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí y Administrador Apostólico de San Juan de los Lagos, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, a quien también le corresponde velar por la salud espiritual y moral de los pobladores del municipio de Lagos de Moreno, al ser entrevistado por los medios de comunicación en la S.I. Catedral, este Domingo 27 de Agosto, después de la Eucaristía.
Indicó el jerarca: “El pasado Jueves 24 de Agosto, tuve la oportunidad de estar en Lagos de Moreno, en un momento muy fraternal, de mucha fe, de sentimientos y emociones al escuchar a los familiares de los desaparecidos, yo les decía que el dolor por cada muchacho y el dolor de cada familiar de ellos es el dolor de toda la sociedad mexicana y son las lágrimas de Cristo, que también padeció los efectos del mal, al ser cuestionado, al ser atacado, flagelado y crucificado, por lo que hemos compartido esa caridad fraterna”.
Monseñor Cavazos Arizpe indicó que en la Celebración Eucarística que fue a celebrarles, exhortó a todos a ser artesanos de la paz, a hacer nuestro el dolor de cada uno de nuestros hermanos, porque el dolor y sufrimiento de otra persona, debe ser el dolor de cada mexicano, y el de la misma Iglesia, que son las lágrimas de Cristo, las que claman por la paz y por eso hemos de trabajar todos unidos en el amor para ser artífices de la paz, el llamado a trabajar por la paz es urgente.
Qué más quisiéramos hacer, estamos con ellos, les damos un abrazo, quisiéramos hacer más por ellos, para evitarles más sufrimiento, pero lo que podemos hacer es unirnos a su dolor, sentirlo propio, estar con ellos, apoyarlos espiritualmente, no los podemos olvidar en nuestras diarias y fervientes oraciones. En las escalinatas se pusieron desde los primeros días veladoras para orar por ellos.
“Un ciudadano me decía: “mire, yo ni los conozco, ni son mis familiares, ni soy de esta área, pero me uno al dolor de ellos con mi oración y vine a poner una veladora para que sea luz para los que sufren”, y es así como todos debemos estar unidos en oración constante. La verdad me sorprendió ver ahí una bandera de México, que me expresaba como los mexicanos nos queremos ver libres de este tipo de situaciones tan dolorosas y tristes”.