El Conejo de Pascua
El conejo de Pascua (símbolo de fertilidad) proviene del hecho que antiguamente la figura de la liebre silvestre se utilizaba como recurso de catequesis para hablar sobre cómo debía ser el camino del cristiano hacia la Resurrección.
Las patas traseras de la liebre son grandes, poderosas y sirven para cambiar velocidades y ascender por terrenos empinados. En cambio, las patas delanteras son pequeñas y débiles.
“Esas patas hacen que al conejo le sea fácil ascender y difícil descender. Esto era utilizado para representar el camino de la vocación del cristiano. Debe ser reacio y difícil ir hasta abajo en su vida moral y a la vez debe ser pronto, presto y ágil para ir hacia arriba, hacia la resurrección del Señor”.
El Huevo de Pascua
Antiguamente el huevo (símbolo de vida) servía para explicar el significado de la Resurrección a los niños, explicando que de él nacía un pollito.
En algunos países de Europa, como Italia, en el Domingo de Ramos muchas familias llevan huevos a la iglesia para que los bendiga el sacerdote. Estos se cuecen luego para consumirlos en el Domingo de Resurrección.
También se tiene la tradición en las iglesias de Estados Unidos, como parte de la alegría de la Resurrección de Cristo, entre las Misas los niños realizan una búsqueda de huevos de chocolate o de plástico, con golosinas dentro.
“Esto se hace en un clima pascual, es por el gozo de la Resurrección del Señor que es dulce. Para ellos es un día especial porque sus padres no pelean con ellos porque comen dulces. Entonces hay un poder catequético en esos símbolos”.
De otro lado un artículo publicado en el sitio web de la Conferencia Episcopal Francesa explica que antiguamente para los egipcios y los persas el huevo representaba la fertilidad y el renacimiento. Por ello durante la fiesta de la primavera se decoraban los huevos y los entregaban como un regalo.
En cambio, para los judíos el huevo representa la vida y la muerte. Debido a que la liberación de los judíos tuvo una cuota de sufrimiento, en la Pascua sumergen el huevo en agua con sal para recordar las lágrimas derramadas en su camino hacia la libertad.
Con la llegada del cristianismo, el huevo pasó de ser un símbolo de fertilidad, vida y renacimiento, a representar la Resurrección de Cristo que con su sacrificio en la Cruz da vida nueva.
Explicaron que anteriormente los cristianos tenían prohibido consumir los huevos durante la Cuaresma y se guardaban hasta la Pascua. Los huevos que ya no se podían comer los pintaban y se entregaban como regalo.
En Francia, el rey Luis XIV hizo traer en la Semana Santa el huevo más grande del reino y él mismo repartió huevos pintados con pan de oro a sus cortesanos y servidores.
En el siglo XVIII los comerciantes alemanes comenzaron a fabricar huevos de chocolate para venderlos en Pascua, como celebración del fin de las privaciones propias de Cuaresma.
El huevo y el conejo de Pascua son “símbolos que no podemos rechazar sino recuperarlos porque su origen es cristiano”.
“Lo que pasa es que nosotros hemos dejado que los símbolos se desconecten del significado cristiano y se vuelvan totalmente paganos. La secularización de los símbolos cristianos llevan a un ridículo”.