- "Su ejemplo debe impulsarnos a trabajar en silencio, pero activamente, a vivir la profunda espiritualidad pero siendo diligentes y alegres, como la Virgen-Madre de Dios y Madre nuestra, vivió su fe, de forma alegre y activa": Pbro. Jesús Omar Salazar Martínez
Se llevó a cabo con evidente regocijo espiritual la Fiesta Patronal en la hermosa Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, anexa a la Casa de Acción Católica, de la zona centro de la capital potosina.
El frío intenso no fue un impedimento para que los fieles acudieran a festejar a la Madre de Dios en esta muy amada advocación de la Virgen Morenita.
El Capellán de la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe y Administrador de la Acción Católica, Presbítero Gerardo Román Picazo Gutiérrez, recibió gustoso a los fieles que se unieron a esta magna Festividad solemnidad en honor a la Madre de los mexicanos.
Fue el Presbítero Jesús Omar Salazar Martínez, quien presidió la solemne concelebración Eucarística, acompañado del Presbítero Carlos Jorge García Noyola, Rector de San Juan de Dios y Decano del Decanato de Nuestra Señora de la Expectación.
En su homilía el Padre Jesús Omar Salazar Martínez exhortó a los fieles a vivir el Evangelio de Cristo Jesús a ejemplo de nuestra Madre Santísima, que siempre dijo "SÍ" al Señor, no sólo con palabras, buenos deseos, buenos pensamientos o buenas intenciones, sino también con obras, con acciones, haciendo vida su fe, con obras de amor cada día, pues Ella vivió realmente el Evangelio y puso en práctica la caridad.
"Su ejemplo debe impulsarnos a trabajar en silencio, pero activamente, a vivir la profunda espiritualidad pero siendo diligentes y alegres, como la Virgen-Madre de Dios y Madre nuestra, vivió su fe, de forma alegre y activa".
El Padre Gerardo Román Picazo Gutiérrez exhortó a los fieles a vivir intensamente la espiritualidad Guadalupana y a sentirnos amados y protegidos por la siempre Virgen María, a quien debemos imitar en sus virtudes y en su obediencia a Dios, "la Mujer que supo escuchar, comprender y vivir la Palabra de Dios que nos hace verdaderamente libres y felices ya desde esta vida terrenal y nos hará siempre felices en plenitud en la eterna.
Imitemos a la mujer del Sí, a la Madre del amor y de la santa esperanza.