Su pasión por las artes circenses

"Mi deseo por el malabar surgió siendo espectadora aproximadamente a los 7 años, el semáforo se puso en rojo y una persona mostró tal destreza que llamó mi total atención, años más tarde recuerdo haber visto a un hombre a la orilla del mar, percibí tal armonía entre su ser, el movimiento y la belleza natural que nos rodeaba que sin duda esa fue mi segunda llamada".

Marcela Palau, platicó para esta casa editorial sobre su camino para descubrir que las artes circenses son su pasión y estilo de vida, por lo cual pasaron varios años cuando conoció a quien fue su pareja durante siete años quien le enseñó este maravilloso mundo, "en ese reflejo de admiración quedé deslumbrada al relacionarme con alguien que hacía su vida con el arte circense como un pilar. Comencé a entrenar con él y sus compañeros, explorando y conociendo diferentes juguetes, y cómo mi cuerpo se sentía al jugar con ellos, sin duda hay con los que te entiendes, entre que intentaba el “monociclo” y diez minutos después el “rola bola” y posteriormente “las clavas” y así sucesivamente... era un festín de estímulos" comentó la artista.

Después de un año inició su camino en la maternidad , "al parir me encontraba en una explosión de mil y un emociones, rodeada de juguetes de circo, retomé mi actividad física sorprendiéndome de la inmensa gama de posibilidades que el juego circense nos regala, sin duda es un encuentro con tu voz interior a partir del movimiento y su regulación, es un encuentro entre tu cuerpo, tus pensamientos y tus emociones, es constancia y disciplina, cuando te enfocas en un truco, en levantar el juguete las veces que se te cae y de pronto un día sale, te ríes, bailas es alegría".

La artista circense nos platica su experiencia de vivir en la playa, en donde encontró una conexión única con las artes circenses y la naturaleza, "salía a jugar con mi bebé, ella jugaba en la arena yo jugaba con el “Hula hop”, nos acompañábamos".

A su vez encontraron un camino terapéutico, los procesos cognitivos y emocionales que sanan a través del movimiento y la satisfacción de lograr trucos divirtiéndose jugando. "El juego circense me acompañó y me acompaña" Como psicóloga se sentía contenta de descubrir empíricamente un camino hacia su interior, con un reflejo tangible en su estado de ánimo, en su cuerpo, todo eso manifestandose con ayuda de los juguetes.

Fue cuando comenzó a tomar forma su número al cual se sumó su hija, la maternidad tocaba la puerta por segunda vez y retomó entrenamiento en cuanto pudo, "mis entrenamientos los hacía desde la trinchera del hogar, en un rol de pareja, de madre, el juego Circense me hablaba de mi individualidad.

La tercera llamada llegó en Francia, en compañía de quien fungió como un gran maestro de quien no sólo aprendí trucos, secuencias, expresión corporal, sino a escucharme y encontrar mi propio camino y personaje para el escenario"

En el viejo continente la artista, tuvo la oportunidad de presentarse tres veces en una escuela, "la experiencia fue deliciosa, efímera sublime, exquisita; La vida en forma de ola, a veces como una revolcada, a veces surfeandola y al final simplemente me dejó a la orilla, suave y tranquilamente en mi País"

Instalada nuevamente en San Luis Potosí, su trabajo artístico sigue activo, a pesar de las limitaciones ante la contingencia que se vive por Covid-19, a realizado diversas presentaciones con los grupos de espectáculos "CirSense" y "Zerendipia". "De inmediato me puse en contacto con las personas que aman esto, entrenamos, creamos y nos olvidamos del tiempo y espacio en compañía del show circense para dar y recibir esa energía que se genera, esa transferencia y contransferencia entre el "público" y los "artistas", enfatizó Marcela Palau, trotamundos, artista circense, psicóloga y mamá.

¡Enhorabuena y muchas felicidades por llevar arte y alegría a las familias potosinas!