Cálido festejo en honor a Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero

Fue sinceramente felicitado por sus amigos Obispos, Sacerdotes, familiares y por el Alcalde de la capital potosina, Maestro Enrique Francisco Galindo Ceballos y de su distinguida esposa, Maestra Estela Arriaga de Galindo

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

  · miércoles 13 de abril de 2022

En la Casa de Acción Católica la Arquidiócesis Potosina ofreció un festejo muy especial y cálido a Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, Arzobispo Emérito de San Luis Potosí y Administrador Apostólico.

Rodeado de sus amigos Obispos, Sacerdotes, familiares y de sus fieles más cercanos, así como del Alcalde de la capital potosina, Maestro Enrique Francisco Galindo Ceballos y de su distinguida esposa, Maestra Estela Arriaga Márquez de Galindo, el muy querido, respetado, estimado y admirado líder espiritual de los potosinos fue felicitado con toda sinceridad y cariño por todos los asistentes invitados a la recepción, quienes amenamente convivieron con él, deseándole lo mejor, con motivo de sus 50 años de Vida Sacerdotal.

Mons. Cabrero bendijo a todos los que lo hicieron pasar gratos e inolvidables momentos en esta fecha tan especial en la que recordó como el 12 de Abril de 1972 fue Ordenado Sacerdote para siempre, al tiempo que su portavoz y gran amigo, LCC Juan Jesús Priego Rivera, emitió unas cálidas y sentidas palabras en torno al Sacerdocio de tan querido jerarca, que supo ganarse el amor de sus fieles.

Gracias Mons. Cabrero por amar tanto a su Iglesia Católica, por entregarse a ella con diligencia y firme decisión, por amor a Dios y a Nuestra Madre Santísima María de Guadalupe, a quien siempre ha invocado, pues es Guadalupano por excelencia.

Mons. Cabrero dijo: “He visto y vivido de todo en estos 50 años de Vida Sacerdotal, penas, dolores, enfermedades, sufrimientos, adversidades, he derramado lágrimas, sin embargo, también he tenido incontables momentos de felicidad plena, de santa alegría, de grandes logros y satisfacciones; he visto metas y objetivos cumplidos; sin embargo, no pierdo de vista que estoy llamado a servir a mi pueblo, aunque la adversidad nos zarandeaba en la barca, ante un oleaje, pegados a las riberas de los mares donde sentíamos las piedras escarpadas, y casi sentíamos que nos estrellábamos, pero la fe encendida, constante y perseverante y la ferviente oración del pueblo pudo calmar el oleaje”.

“Por eso agradezco todo el apoyo del pueblo de Dios, de mis fieles amigos que siempre me tienen presente en sus oraciones, porque sé que sólo, yo no podría hacer nada, me ayuda y fortalece la oración y desde luego la Guía del Espíritu Santo; Yo soy el más indigno de los potosinos, pero Señor me eligió y “aquí estoy”, eso le digo a Dios”. Concluyó Mons. Cabrero.