Entre el 2018 y el 2023, la Fiscalía General del Estado a través de la Vicefiscalía Científica de San Luis Potosí, han localizado un total de 74 fosas o enterramientos clandestinos en la entidad, según la información actualizada y proporcionada por su Unidad de Transparencia a este medio.
Siendo el Ejido de Matanzas perteneciente al municipio de Moctezuma en San Luis Potosí, el sitio en donde más se han localizado estos espacios de inhumación ilegal, con un total de 25 fosas clandestinas, todas ellas con restos humanos.
Otros municipios en donde se ha registrado la localización de estos espacios, es en las localidades de Rioverde, Ciudad Fernández, Tamuín, El Naranjo, Venado, Ahualulco, Coxcatlán, Huhuetlán, Villa de Ramos, Guadalcazar. Cerritos, Zaragoza, Soledad de Graciano Sánchez y San Luis Potosí capital.
Para la presidenta de la asociación civil de familias buscadoras, Voz y Dignidad Por los Nuestros SLP, Edith Pérez Rodríguez estas cifras representan un panorama desolador que evidencia la crisis de desaparición de personas en la entidad y que muestra los patrones de violencia y actos atroces con las que el crimen organizado funciona.
Para ella cada prospección de búsqueda y cada fosa o sitio de exterminio que han localizado implica una coordinación especial entre autoridades y familias, quienes se organizan de manera metódica para identificar restos, pero sobre todo llevar esa “otra verdad” a las familias víctimas que aún buscan a sus desaparecidos.
“Nos enfrentamos a todo y encontramos de todo, es un proceso muy desgastante porque uno que más quisiera encontrar a nuestros desaparecidos vivos, estas experiencias nos enferman, nos acaban como madres buscadoras y aunque no estamos solas en la búsqueda porque nos acompañan autoridades de la comisiones de búsqueda Nacional y Estatal, siempre es un proceso duro y doloroso”.
Así Pérez Rodriguez recordó como en el año 2019, en el municipio de Moctezuma encontraron un espacio en donde fueron localizados algunos restos óseos, un hecho que sembró preocupación en este colectivo, ante una realidad compleja que expone la falta de políticas de prevención, de acceso a la verdad y además les exigió a ellas como madres buscadoras, solicitar a la autoridades medidas de no repetición y buscar una forma mantener la memoria viva de aquellos que aún no han sido localizados.
“Cuando nosotros llegamos a los sitios de prospección, o bien a donde se han realizado denuncias anónimas para que empecemos a buscar las fosas, siempre vamos con un objetivo en la mente, y es regresarle a todos aquellos familiares a sus seres queridos desaparecidos. Uno llega al sitio y les habla con la mente, con el pensamiento para encontrar los restos, uno les dice ya estamos aquí y venimos por ustedes, a regresarlos a casa”.
Sin duda una experiencia que refleja cómo estos crímenes de lesa humanidad, atraviesan y modifican los estilos de vida de las familias y de las madres que hasta enfrentan cambios en sus sentipensares.
Para Brenda González Lugo, licenciada en Derecho y quien es maestrante en Métodos para el Análisis de Políticas Públicas, y quien ha estudiado el fenómeno de la desaparición forzada en México, indicó que la existencia de fosas clandestinas revela una situación de impunidad, pero también reflejan la realidad de una descomposición social y falta de voluntad política.
“Realmente estos escenarios se han recrudecido y se caracterizan por la comisión de violaciones graves a los derechos humanos que tienen precedentes en las dictaduras militares en México contra los estudiantes. Entonces la existencia de fosas clandestinas nos habla de que hay una crisis en materia de derechos humanos, lamentablemente en la actualidad y a pesar de los esfuerzos que se han realizado, tampoco hemos visto una disminución en los registros que se tienen de personas desaparecidas”.
Sumado a esto, la especialista remarcó en cómo los grupos delictivos han adoptado estos ejercicios de violencia, los cuales superan los límites racionales, que de alguna forma han deshumanizado a las personas.
“El objetivo de las fosas clandestinas, pues al final del día es ocultar los cuerpos y esto ciertamente le da continuidad a los patrones de violencia que utilizan estos grupos, que comienzan desde eslabones más bajos de su organización, y que son resultado de la violencia del crimen organizado”.
Por último González Lugo, remarcó que en medio de esta vorágine de violencia, lo primordial es poner de frente las necesidades de las víctimas y de las familias buscadoras quienes desde hace muchos años han pugnado por un registro eficiente de fosas, procesos de identificación forense oportunos y tener acceso a la justicia.
“Yo creo que actualmente faltan datos, mecanismos necesarios para poder llevar estos registros de forma clara y congruente, pues hasta el día de hoy la información es muy limitada”.
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