Fieles devotos de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos llevaron a cabo un Novenario dedicado a la hermosa Virgen y Madre, venerada por miles de fieles potosinos, mexicanos y de manera especial tapatíos.
La Virgen de San Juan de los Lagos fue venerada previo a su magna Festividad, como una firma de preparación para celebrar con mayor gozo espiritual a la Virgen Madre, amada por muchos que han visto y constatado sus milagros y prodigios.
De manera especial se le organizó un emotivo Novenario de Misas y Rosarios en el Templo de San Francisco de Asís, zona Centro de la capital potosina, donde fue expuesta en su pedestal para que los fieles la veneraran y suplicaran a Ella, escuche nuestras oraciones para ser mejores cristianos.
Cabe señalar que debido a la pandemia, no fue posible organizar peregrinaciones cada día, y muchos que iban año con año hasta su Santuario de San Juan de los Lagos, se vieron imposibilitados debido a la alza de contagios por Covid-19.
Sin embargo, guardando las medidas sanitarias que exigen las autoridades sanitarias, los fieles se dispusieron a honrarla de forma sencilla, debido a la contingencia, pero con un amor transparente, ferviente, entregado y fiel a la hermosa Virgen Madre.
El Pbro. Fray Óscar Guadalupe Villalobos Avendaño, Guardián de la Orden Franciscana, exhortó a los fieles a venerar, amar e imitar en sus virtudes a la Madre de Dios, Quien nos ha dejado a nosotros como Madre protectora de los enfermos y consoladora de los afligidos. Madre purísima y castísima a quien hemos de amar y seguir su ejemplo de vida.
Ella nunca fue egoísta, soberbia, envidiosa, vanidosa, consumista, perezosa, intrigosa, despilfarradora. Siempre fue fiel a Dios, nunca le falló ni lo decepcionó con un comportamiento fuera de sus Mandamientos divinos. Imitémosla pues en toda su esencia, dijo el Guardián de los Frailes Franciscanos.
Cabe señalar que un gran número de fieles vivió la magna Festividad con profundo y evidente fervor, aunque un poco tristes, al verse imposibilitados para ir a su bellísimo Santuario, pero con la firme convicción de no fallarle como hijos de Dios y comprometidos a obedecer sus Mandamientos de amor, de paz y de bien, que nos dan la felicidad desde ésta vida.