En San Luis Potosí existe un lugar con más de un siglo de historia, con largos pasillos que enmarcan el desprendimiento de toda una vida y la extinción del alma, pero que preserva solemne la memoria de los ausentes: se trata del Cementerio El Saucito.
Este lugar parece una elegía donde las palabras se han convertido en algo vivo y palpable, donde los difuntos parten en el día, para dejar ver la inmensidad lúgubre y detallista de la arquitectura distintiva de cada mausoleo, tumba, columbario y nicho.
Una de las historias más destacables de este lugar, es la de la niña Poleth.
En vida, Viridiana Poleth Salinas Torres, fue una menor que fue atacada a los 8 años por Lupus Eritematoso, una enfermedad donde erróneamente el sistema inmunitario del cuerpo ataca al tejido sano; ocasionando daños a la piel, articulaciones, riñones, cerebro y otros órganos.
A pesar de este mal, y para el asombro de los especialistas y expertos, Poleth consiguió vivir otros 3 años, hasta que un 28 de octubre de 1999, esta terrible enfermedad terminó con su vida.
Entre viejas tumbas del siglo XIX, los restos de Poleth descansan en una particular tumba sobre la avenida principal del Cementerio El Saucito, misma que hoy en día se le conoce como “La Casita de las Muñecas” ya que sobresale por su peculiar iluminación rosa y las figuritas que alberga por dentro.
De acuerdo con el relato popular, hay potosinos que aseguran haber visto a la niña Poleth en sueños, lo que podría ser una advertencia para que todas aquellas personas que tengan un familiar descansando en este cementerio, acudan a visitarlo.
Es por esta razón que Poleth se ganó el mote de “La Mensajera de los Olvidados”, pues se cree que su misión, es que nadie se olvide de la memoria de aquellos que se nos adelantaron en el camino.
Otra parte de la historia es que el alma de Poleth, ha ayudado a muchos potosinos en sus problemas, los cuales, van desde cuestiones de salud y hasta problemas amorosos.
Por esa razón, ha ganado popularidad en toda la República Mexicana, siendo su tumba visitada por locales y foráneos, mismos que suelen traer regalos y flores para la niña.
Hay quienes aseguran que en la noche, Poleth sale fuera de su tumba a jugar, y que inclusive se oyen las risas y voces, como si la niña platicara con alguien.
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