Aunque en la actualidad las mujeres se han abierto campo en los diferentes espacios de trabajo, y han logrado acceder a lugares en los que predominaba el hombre, la realidad es que muchas no han dejado de “picar piedra”. Uno de los retos que enfrentan en el campo laboral es la opinión de otros respecto a su edad y capacidad. Cuando una mujer es muy joven se le cuestionan sus conocimientos y habilidades para desarrollarse en un puesto de trabajo; mientras que, cuando llega a cierta edad se le considera como anticuada.
Así lo señaló en entrevista para El Sol de San Luis la Dra. Diana Laura Canela, especialista en hepatología y nutrición y colaboradora de este medio de comunicación, quien compartió su perspectiva de cómo ha evolucionado el rol de la mujer en el ámbito laboral, específicamente en el sector salud.
“Las mujeres nunca hemos dejado de picar piedra; no solo nos enfrentamos al hecho de ser mujer, sino que cuando eres joven estás bien escuincla, tú qué vas a saber de esto, pero cuando ya tienes cierta edad te dicen que estás obsoleta. Te enfrentas a la opinión de la gente, de si sabes o no, o si ya pasó de moda, sobre todo por la tecnología que es abrumadora”.
Caminar sola por la vida
Desde niña, la vida le enseñó que para alcanzar los sueños y metas hay que enfrentar grandes retos y tomar riesgos, que la lucha es constante y en muchas ocasiones solitaria. Ser rechazada por su propia madre y ser criada por su abuela, fue algo que la marcó, pero la llevó a valerse por sí misma y lograr lo que antes era imposible para muchas mujeres, tener una carrera y ser reconocida en el campo de la medicina.
“Mi primera agresora fue mi mamá, desde ahí la vida fue todo un reto, creo que por eso he llegado hasta donde estoy porque entendí que tenía que caminar sola. Fui criada por mi abuela y su hermana, y fui el ser más querido por ellas; me enseñaron a cocinar, limpiar, llevar una casa, hasta mecanografía e idiomas. Siento que ellas creían que yo tenía que estar lo más preparada posible debido a mi condición”.
No obstante, a sus cortos 10 años sufrió la pérdida de su abuela, y nuevamente la vida le presentó un panorama diferente. “Yo tenía que estar con mi mamá, pero para mí ella era una desconocida; no le interesaba tener un vínculo conmigo, los años que estuve con ella fueron muy complicados, llenos de matices muy duros y dolorosos”.
El rol de la mujer en el sector salud
Diana es una mujer apasionada del arte “en todas sus expresiones y caras”, pues viene de una familia de pintores reconocidos en la Ciudad de México. Sin embargo, el destinó la llamó a hacer una carrera en el ramo de la medicina, un camino que, confesó, no fue nada fácil de recorrer, porque ahí “la bata blanca siempre ha sido más para el hombre”.
Además, en la época en la que se desenvolvió, los años 90, había un despertar a una nueva era de trabajo. “Las mujeres ya empezaban a trabajar, a tener logros y éxitos, pero, en aquel entonces, todavía había mujeres de mi edad (23 años) que sólo pensaban en casarse, si no es que ya estaban casadas y hasta con dos o tres hijos. Pero a mí me tocó vivir experiencias diferentes, pues entendí que estaba adelantada para mi tiempo”.
Los primeros años en su carrera fueron un reto, no solo por ser mujer, sino porque en ese tiempo la nutrición no era un tema común. Los conceptos que se abordaban eran totalmente “fuera de lugar”, se manejaban sólo en países como Suiza o de Europa, pero en México había quienes pensaban que era “brujería”, cuando sí había un sustento científico y lo que se buscaba era llevar a la sociedad a una nueva cultura de salud, la prevención.
“Yo traía la bata blanca y el estetoscopio, pero lo que necesitaba era un pico, porque íbamos a picar piedra. Yo soy inmuno-hepatóloga con un doctorado en nutrición, ahí fue donde comencé; antes no se hablaba mucho del hígado, hoy es un tema muy común del que se está hablando, incluso de manera atemorizante, porque ya se está trabajando sobre los niños”.
Si bien, expresó, fue toda una aventura, pero al final se logró la aceptación en la población, hasta de los mismos doctores que se oponían a los nuevos conceptos, pues los resultados positivos en la salud de los pacientes hablaron por sí mismos.
“Ha sido una carrera llena de retos y altibajos, con momentos muy complicados, pero también algunos espectacularmente buenos y gratos. Ha sido difícil lidiar con pacientes y colegas, pues hasta el hecho de dónde estudiaste o de dónde vienes pesa muchísimo para que haya una línea de marginación, seas hombre o mujer”.
Otro reto fue la inclusión de la mujer en el sector; en muchas ocasiones representó a mujeres colegas en congresos y eventos grandes, en donde pocas veces se les abrió espacio. A raíz de esto hubo más mujeres doctoras, de otras especialidades médicas, que se animaron a hacerlo y empezaron a invitarlas cada vez más.
Afortunadamente, expresó, el panorama ha ido cambiando de forma general en el sector salud, y aunque todavía hay algunos detalles, “ya no es el mismo hermetismo que antes, ya hay mayor respeto y atención hacia la mujer en este sector, lo que antes era muy complicado”.
Luchar para dar resultados
Para concluir, apuntó que, la apertura que hoy tienen las mujeres se debe aprovechar para demostrar que somos capaces de dar grandes resultados. “No nada más es el hecho de que estamos en una era en que la mujer está reclamando sus derechos, se trata también de sumar. Qué bueno que ya nos respetan y que ya se nos reconoce, pero hay que dar resultados de calidad y buen ejemplo. Tenemos que demostrar que esta apertura es para sumar algo positivo a una sociedad que necesita muchas cosas”.
Agregó que, las mujeres pueden dar un gran ejemplo, no solo para ser aceptadas, sino porque se trata de hacer un cambio positivo en la sociedad. “Me da mucho gusto que hoy las mujeres ya tienen el valor de hablar, lo que antes les daba miedo porque nadie te escuchaba, nadie te creía o no podían entenderte. Ya hay mucho conocimiento de la violencia y sus consecuencias, y también los hombres ya tienen esa capacidad, porque a lo largo del tiempo muchos fueron abusados, y por cuestiones culturales guardaron silencio”.