Minipíldoras para su Salud | Chabelita se murió de viejita

Opinión | Marco Antonio Vázquez Rosales

  · lunes 3 de octubre de 2022

La esperanza de vida es una medida estadística que indica los años que en promedio puede vivir un ser humano después de nacer y está en función de las condiciones socioeconómicas que lo rodean. En México esta esperanza es actualmente de 78 años para las mujeres y de 72 años para los hombres según datos del INEGI. En San Luis Potosí, tenemos 74 años. La esperanza en los hombres está por debajo de las mujeres y no ha aumentado en la última década derivado de la violencia. El crimen organizado o desorganizado no ofrece abrazos, si no muerte prematura para los hombres jóvenes lo que ha reducido la expectativa de vida. Lo cierto es que los mexicanos viven más que hace aproximadamente cien años, en que la esperanza era de 34 años, duplicándose hasta los años setentas del siglo XX. En este aspecto ha influido favorablemente la aplicación de las políticas de salud pública, los programas de protección a la niñez, la creación del Seguro Social y las otras instituciones de seguridad y hasta el concepto de gratuidad de los servicios médicos en el país (el que no haya medicinas es otra cosa). Luego entonces en México hay más ancianos, viejos, abuelos o rucos que ameritan el cuidado de la salud. Este cuidado debería iniciar desde que somos jóvenes, pero durante esa edad es lo que menos importa y se fuma, se bebe alcohol y otras drogas que repercuten con el paso de los años, influyendo también las condiciones ambientales en los trabajos y la salud mental. La vida es corta y hay que vivirla, y es triste llegar a viejo, pero más triste es no llegar, dice la sabiduría popular. En medicina hay un viejo aforismo que dice que el anciano muere por las tres “C”, a saber: corazón, caída y caca. Los problemas cardiacos son la causa número uno de muerte e históricamente Juárez murió de angina de pecho en el palacio nacional. Las muertes por caídas se explicaban al fracturarse por ejemplo la cadera, venía una inmovilidad, una neumonía y muerte, esto ha disminuido porque ahora hay procedimientos ortopédicos que hacen que el anciano se recupere. Y la tercer causa era por deshidratación ante un problema de gastroenteritis, ahora mejor controlado con sueros y antibióticos. La última estadística que probablemente hace el mexicano, sea el “defundirse” y obtener así el único certificado al que pudo aspirar, es decir un documento que constate su partida de este plano terrenal y en el que se incluye la causa de muerte, documento que es todo un arte llenar para que las estadísticas sean buenas. Aunque siempre se trata de establecer una enfermedad como causa de muerte y aunque hay estudios donde las estadísticas muestran que la edad avanzada no es un factor directamente relacionado con morir, por ejemplo, durante una cirugía y que son las enfermedades las que influyen, como la diabetes, la última revisión de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades (CIE-11) incluye la “Vejez” como un periodo de vida y de estado de salud, con un inicio y un fin. El 8 de septiembre del 2022, en su castillito de Balmoral, Escocia, a las 15:10 horas, falleció Su Majestad Isabel II, un gran personaje histórico, que se había convertido en la “Abuelita” de todos los de la alta sociedad, ingleses o no ingleses. Es la primera vez que oficialmente en un certificado de defunción se estableció como causa algo que no se acepta por toda la comunidad médica y que yo solo había visto en una tía abuela. El documento “filtrado” dice que la causa fue: “Old Age”, es decir, Chabelita se murió de viejita, se le acabó la pila o más poético: como una vela que se consume. Nuevamente las estadísticas del INEGI tendrán que adaptarse para que no se abuse de este real diagnóstico. Viejos los cerros y reverdecen.

Dr. Marco Antonio Vázquez Rosales

Cirujano General

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