/ jueves 1 de febrero de 2024

La bendición de Niños Dios en Tequis; ¿cuándo, a qué hora y cuál es su significado?

Es una bonita tradición en el que se recuerda que Jesús fue presentado en el Templo

El presbítero Rubén Pérez Ortiz, párroco del templo parroquial de Nuestra de los Remedios, en el Barrio de Tequis, invita este 2 de febrero a la bendición de los Niños a las 5:00 de la tarde, pues indicó que es una tradición en la que se recuerda que Jesús fue presentado en el Templo.

Indicó que es preciso que en esta Festividad en la que se recuerda la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen María se renueve el amor a Dios-Niño y acudamos a bendecir a los niños en el templo.

Recordó que la Presentación de Jesús en el Templo, es un relato de este hermoso hecho lo podemos leer en San Lucas, Capítulo 2, vs. 22-39.

La Ley de Moisés mandaba que a los 40 días de nacido un niño fuera presentado en el templo. Este dos de febrero se cumplen los 40 días, contando desde el 25 de diciembre, fecha en la que se conmemora el nacimiento de Jesús.

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

La Ley de Moisés también mandaba que el hijo mayor de cada hogar, o sea el primogénito, le pertenecía a Nuestro Señor y que había que rescatarlo pagando por él una limosna en el templo. Esto lo hicieron María y José.

Por mandato del Libro Sagrado, al presentar un niño en el templo había que llevar un cordero y una paloma y ofrecerlos en sacrificio al Señor (el cordero y la paloma son dos animalitos inofensivos e inocentes y su sangre se ofrecía por los pecados de los que sí somos ofensivos y no somos inocentes. Jesús no necesitaba ofrecer este sacrificio, pero quiso que se ofreciera porque él venía a obedecer humildemente a las Santas Leyes del Señor y a ser semejante en todo a nosotros, menos en el pecado).

La Ley decía que si los papás eran muy pobres podían reemplazar el cordero por unas palomitas. María y José, que eran muy pobres, ofrecieron dos pichoncitos en sacrificio el día de la Presentación del Niño Jesús.

En la puerta del templo estaba un sacerdote, el cual recibía a los padres y al niño y hacía la oración de presentación del pequeño infante al Señor.

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

En aquel momento hizo su aparición un personaje muy especial. Su nombre era Simeón. Era un hombre inspirado en el Espíritu Santo. Es interesante constatar que en tres renglones, San Lucas nombra tres veces al Espíritu Santo al hablar de Simeón. Se nota que el Divino Espíritu guiaba a este hombre de Dios.

El Espíritu Santo había prometido a Simeón que no se moriría sin ver al Salvador del mundo, y ahora al llegar esta pareja de jóvenes esposos con su hijito al templo, el Espíritu Santo le hizo saber al profeta que aquel pequeño niño era el Salvador y Redentor.

Simeón emocionado pidió a la Santísima Virgen que le dejara tomar por unos momentos al Niño Jesús en sus brazos y levantándolo hacia el cielo proclamó en voz alta dos noticias: una buena y otra triste.

La noticia buena fue la siguiente: que este Niño será iluminador de todas las naciones y que muchísimos se irán en favor de él, como en una batalla los soldados fieles en favor de su bandera.

La noticia triste fue: que muchos rechazarán a Jesús (como en una batalla los enemigos atacan la bandera del adversario) y que por causa de Jesús la Virgen tendría que sufrir de tal manera como si una espada afilada le atravesara el corazón.

El presbítero Rubén Pérez Ortiz, párroco del templo parroquial de Nuestra de los Remedios, en el Barrio de Tequis, invita este 2 de febrero a la bendición de los Niños a las 5:00 de la tarde, pues indicó que es una tradición en la que se recuerda que Jesús fue presentado en el Templo.

Indicó que es preciso que en esta Festividad en la que se recuerda la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen María se renueve el amor a Dios-Niño y acudamos a bendecir a los niños en el templo.

Recordó que la Presentación de Jesús en el Templo, es un relato de este hermoso hecho lo podemos leer en San Lucas, Capítulo 2, vs. 22-39.

La Ley de Moisés mandaba que a los 40 días de nacido un niño fuera presentado en el templo. Este dos de febrero se cumplen los 40 días, contando desde el 25 de diciembre, fecha en la que se conmemora el nacimiento de Jesús.

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

La Ley de Moisés también mandaba que el hijo mayor de cada hogar, o sea el primogénito, le pertenecía a Nuestro Señor y que había que rescatarlo pagando por él una limosna en el templo. Esto lo hicieron María y José.

Por mandato del Libro Sagrado, al presentar un niño en el templo había que llevar un cordero y una paloma y ofrecerlos en sacrificio al Señor (el cordero y la paloma son dos animalitos inofensivos e inocentes y su sangre se ofrecía por los pecados de los que sí somos ofensivos y no somos inocentes. Jesús no necesitaba ofrecer este sacrificio, pero quiso que se ofreciera porque él venía a obedecer humildemente a las Santas Leyes del Señor y a ser semejante en todo a nosotros, menos en el pecado).

La Ley decía que si los papás eran muy pobres podían reemplazar el cordero por unas palomitas. María y José, que eran muy pobres, ofrecieron dos pichoncitos en sacrificio el día de la Presentación del Niño Jesús.

En la puerta del templo estaba un sacerdote, el cual recibía a los padres y al niño y hacía la oración de presentación del pequeño infante al Señor.

Angélica Maldonado | El Sol de San Luis

En aquel momento hizo su aparición un personaje muy especial. Su nombre era Simeón. Era un hombre inspirado en el Espíritu Santo. Es interesante constatar que en tres renglones, San Lucas nombra tres veces al Espíritu Santo al hablar de Simeón. Se nota que el Divino Espíritu guiaba a este hombre de Dios.

El Espíritu Santo había prometido a Simeón que no se moriría sin ver al Salvador del mundo, y ahora al llegar esta pareja de jóvenes esposos con su hijito al templo, el Espíritu Santo le hizo saber al profeta que aquel pequeño niño era el Salvador y Redentor.

Simeón emocionado pidió a la Santísima Virgen que le dejara tomar por unos momentos al Niño Jesús en sus brazos y levantándolo hacia el cielo proclamó en voz alta dos noticias: una buena y otra triste.

La noticia buena fue la siguiente: que este Niño será iluminador de todas las naciones y que muchísimos se irán en favor de él, como en una batalla los soldados fieles en favor de su bandera.

La noticia triste fue: que muchos rechazarán a Jesús (como en una batalla los enemigos atacan la bandera del adversario) y que por causa de Jesús la Virgen tendría que sufrir de tal manera como si una espada afilada le atravesara el corazón.

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