"El eclipse es el momento ideal para recordar que el universo es fascinante; así como fascinó a nuestros ancestros hoy nos sigue fascinando a nosotros, somos viajeros en el cosmos".
Así lo expresó en el marco del eclipse solar total de este lunes, David Velázquez Romo, representante de “Naukame, Arte y Cultura Yuto-Azteca”, quien encabezó el ritual tradicional en las instalaciones del Parque Tangamanga I, ante centenares de personas que acudieron al Ecomuseo de ese lugar, para observar el fenómeno con toda seguridad.
Velázquez Romo aseguró que nuestros abuelos ya observaban el gran cielo cósmico, “a nuestro padre sol que nos da la vida en la energía; a la abuela luna; a Quetzalcóatl la gran estrella, el planeta ese que le decimos Venus”.
Refirió la existencia de registros de ello en libros antiguos de los mayas, como el Códice Dresde, donde se hace la cronología de los eclipses; esos acontecimientos llamaron la atención de los científicos de la época prehispánica, de los observadores celestes mayas; hoy toltecas, mixtecos, zapotecas, grupos teotihuacanos, náhuatl, aztecas, mexicas, todos los grupos de lo que se llamó Mesoamérica que eran grandes observadores del cielo.
"Nosotros difundimos esta cultura ancestral", dijo, "que es patrimonio de todos los mexicanos, venimos a unirnos a este evento y hacer una ceremonia ritual, una herencia de nuestra cultura náhuatl, azteca, mexica, tolteca, y chichimeca del altiplano central mexicano, donde se conservaron estas costumbres y tradiciones a través de danzas”.
Asimismo de la lengua náhuatl, del estudio de nuestra filosofía y nuestra cosmogonía, “este evento de observación lo hacían nuestros abuelos en todos los centros ceremoniales, que hoy conocemos como zonas arqueológicas y que tienen alineaciones cósmicas con el sol, con la luna, con venus, con las pléyades, con diversas constelaciones”.
Finalmente, Velázquez Romo indicó que los antiguos mexicanos eran observadores del cielo, “eran observadores celestes y lo que estamos haciendo aquí es continuar con esa tradición, y que no sea nada más cuando hay eclipses, sino también cuando entran las fases de la luna o cuando veamos salir las estrellas”, concluyó.
El Códice Dresde, también conocido como Codex Dresdensis, es un libro maya, que data del siglo XI o XII, se cree que es la copia de un texto original, que lo precede por entre trescientos y cuatrocientos años.