Entre charamuscas, camote, queso de tuna, chancaquillas y chilacayotes, Elvira Arauz de 46 años de edad, atiende su icónico negocio de dulces artesanales, ubicado en una de las alas más distintivas del Mercado República, en la Capital potosina.
Un colorido puesto le da la bienvenida a la clientela. Los hay envueltos, aromáticos, y de sabor muy intenso, el confite favorito para todo visitante y orgulloso potosino, sí, así es la gran variedad de dulces que vende ya desde hace 44 años, Elvira Arauz y su familia, donde todos los días comercian esos pequeños bocados que hacen rememorar a cualquiera los sabores del Altiplano, zona Media y hasta de la Huasteca.
La señora Elvira posee un porte muy singular, que sin duda resalta aún más con su gran amabilidad. Su forma de mercadear es muy peculiar, el queso de tuna resalta entre los demás productos, y su envoltorio dorado titila a lo lejos haciendo un llamado a los visitantes a pasar por este tradicional negocio.
Inicia el día y Elvira ya ha llegado a su local. Activa como siempre, comienzan a acomodar concienzudamente su mercancía mientras comparte para El Sol de San Luis su historia de trabajo dentro de este mercado,”Yo me encargo del negocio, ya que es un comercio familiar, en el cual también trabaja mi esposo y mis hijos. Aquí tenemos desde que se inició el Mercado República, en el negocio comenzaron mis antecesores. Vendemos dulces más de cuatro décadas”, refirió.
Elvira siempre ha vendido en el mismo lugar, y por ello su negocio es referente para muchos de los gustan probar algo de la esencia de la entidad potosina. Son diversos los gustos y preferencias, refiere Elvira, al preguntarle por los dulces artesanales más consumidos, pero si buscan algo meramente tradicional ella abunda que “el dulce más típico de la región es el queso de tuna y melcocha de tuna, pero también hay gran variedad de dulces que pueden probar”.
Las cajetas, alfajores, jamoncillos, dulces de leche entre otros, le son traídos directamente de productores de dulces artesanales, donde Elvira agrega “en mi gusto personal, mi dulce favorito es el membrillo, pero el más buscado y vendido es el queso de tuna”, sonríe mientras lo muestra.
Este es un comercio muy noble, expresa, el cual le ha permitido salir y sacar adelante a toda su familia. Pero como todo. tiene sus buenas temporadas, según lo señala, las ventas más altas son en vacaciones de Semana Santa y fechas decembrinas. Al día puede llegar a vender mínimo hasta diez piezas de dulces diferentes, o hasta más, todo depende de lo que busque la clientela.
Hay personas que específicamente la buscan para llevarse el dulzor representativo de este territorio, ya sea en pilones, membrillos o hasta un bote entero de cajeta envinada. Los precios varían y el dulce también depende de lo que se pide por temporada. El queso de tuna tiene un costo que oscila desde los 55 a 67 pesos, la chancanquilla varía, pues la tradicional está elaborada con pepitas y eso puede elevar su precio a no más de 30 pesos, el dulce de membrillo se vende según la porción , entonces el precio es diverso, un pedazo de 400 gramos puede llegar a costar 70 pesos.
Pero ahora debido a la crisis sanitaria que sigue activa en el país y por supuesto en la entidad, la baja de ventas ha sido constante, mas esto no doblega sus esperanzas, “Esta crisis si pegó ya que a algunos de nosotros nos cerraron por la contingencia”, donde ahora poco a poco buscan volver a la normalidad, a la espera de regresar a sus antiguos horarios y actividades.
Y así con una luz de fondo sobre el pasillo, en este mercado sobresale el puesto de Elvira, que con una aroma distintivo atrae a su clientela como la miel a las abejas, dispuestas a llevarse un manjar a su colmena.
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