/ martes 19 de junio de 2018

Miscelánea Potosina

Más allá de una declaración de lealtad.

Hace años, un querido amigo me hablo de ti y quedé cautivado por tu palabra y tu presencia y ahí y desde ahí quedé sometido al tono de tu voz y al contenido de tu ideario, a la claridad de tus conceptos.

Ese sometimiento no fue ni es el de un siervo sin voluntad y sí el ánimo para expresar el sentido de tu lucha que ahí mismo adopté para el resto de mi vida, por eso en ese auditorio potosino fue algo mas allá de una declaración de lealtad.

Después de eso, los quince años que han pasado fortalecen mi espíritu e inflaman mi voluntad para trabajar en pos de tu palabra enriquecida en cada plaza y lugar de la nación, donde pude seguir tu admirable huella.

Solo una vez, en las oficinas de la colonia Roma, allá en la ciudad capital fui presentado ante tu persona y ello bastó para definir la certidumbre del rumbo para México.

Dueño de la perseverancia, redactor de la esperanza, nos has enseñado como se enarbola el pendón de la paz y como se entona el himno del perdón, como nos hermana nuestra generación leyendo cada página de tu trayectoria desde la primera causa.

Defendiendo el tema del desafuero.

Defendiendo esa batalla atrajo sobre mi animadversión y rechazo, de muchos que se decían mis amigos, lo que me ha costado ser excluido de toda instancia pública y política manteniéndome fuera del gobierno ya hace unos doce años aparejado a una serie de situaciones colaterales como el abandono de mi familia y el padecimiento del Parkinson.

Mantener la fidelidad hacia ti me da la energía para darte la bienvenida a San Luis, en plena calle rodeado de quienes creemos en ti, el próximo viernes en el corazón de los barrios de Santiago y Tlaxcala.

Ese día será de júbilo porque nos visitará nuestro próximo presidente de la republica.

Hasta el viernes dios mediante.


Más allá de una declaración de lealtad.

Hace años, un querido amigo me hablo de ti y quedé cautivado por tu palabra y tu presencia y ahí y desde ahí quedé sometido al tono de tu voz y al contenido de tu ideario, a la claridad de tus conceptos.

Ese sometimiento no fue ni es el de un siervo sin voluntad y sí el ánimo para expresar el sentido de tu lucha que ahí mismo adopté para el resto de mi vida, por eso en ese auditorio potosino fue algo mas allá de una declaración de lealtad.

Después de eso, los quince años que han pasado fortalecen mi espíritu e inflaman mi voluntad para trabajar en pos de tu palabra enriquecida en cada plaza y lugar de la nación, donde pude seguir tu admirable huella.

Solo una vez, en las oficinas de la colonia Roma, allá en la ciudad capital fui presentado ante tu persona y ello bastó para definir la certidumbre del rumbo para México.

Dueño de la perseverancia, redactor de la esperanza, nos has enseñado como se enarbola el pendón de la paz y como se entona el himno del perdón, como nos hermana nuestra generación leyendo cada página de tu trayectoria desde la primera causa.

Defendiendo el tema del desafuero.

Defendiendo esa batalla atrajo sobre mi animadversión y rechazo, de muchos que se decían mis amigos, lo que me ha costado ser excluido de toda instancia pública y política manteniéndome fuera del gobierno ya hace unos doce años aparejado a una serie de situaciones colaterales como el abandono de mi familia y el padecimiento del Parkinson.

Mantener la fidelidad hacia ti me da la energía para darte la bienvenida a San Luis, en plena calle rodeado de quienes creemos en ti, el próximo viernes en el corazón de los barrios de Santiago y Tlaxcala.

Ese día será de júbilo porque nos visitará nuestro próximo presidente de la republica.

Hasta el viernes dios mediante.