/ viernes 29 de noviembre de 2024

Activista relata su andar con Lucio Cabañas: buscaba la igualdad entre hombres y mujeres

Alejandra Cárdenas aseguró que aprendió muchas cosas de Lucio Cabañas que le sirvieron tanto para su desempeño en la docencia como para su desenvolvimiento en todos los aspectos de su vida

“Lucio era un hombre muy sencillo en su forma de ser, de actuar y de expresarse, era muy coloquial, sin embargo, sus ideas eran muy interesantes”, recordó la maestra Alejandra Cárdenas, una mujer que tuvo la oportunidad de conocer a Lucio, de platicar con él y comprometerse a apoyar al movimiento que enarboló desde el llamado Partido de los Pobres.

La también activista en favor del movimiento feminista se refirió a Lucio como un hombre de pensamientos muy interesantes y de mucha avanzada y justamente uno de sus planteamientos interesantes es que en la sierra los hombres y mujeres fueron iguales, las mujeres también participaban en las emboscadas y los hombres tenían que saber hacer tortillas y preparar la comida.

Alejandra nació en Colima, pero cuando apenas tenía un año fue llevada a Ensenada y allá pasó su infancia y adolescencia, la vida y la relación de su padre con la masonería, le dieron la oportunidad de ir a Rusia para estudiar historia, en 1972, cuando regresó del país comunista es invitada por Lucio Cabañas para ir a la sierra a dar pláticas a la brigada campesina, ahí conoce al célebre guerrillero. Allá, ella se compromete con el movimiento del que formo parte por muchos años.

“Yo no estuve en combate ni en emboscadas, mi participación fue llevar correo, apoyar a quienes bajaban de la sierra y no tenían donde quedarse, también sacamos de Guerrero al hermano de Lucio disfrazados, porque en ese tiempo no se podía pasar en las carreteras que estaban copadas de militares”.

Una de las misiones que desarrolló Alejandra fue la entrega del Tercer Comunicado al obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo, un religioso de la Teología de la Liberación que se distinguió por el apoyo a los movimientos sociales de México y América Latina.

De su experiencia con Lucio Cabañas, Alejandra Cárdenas asegura que aprendió muchas cosas que le sirvieron tanto para su desempeño en la docencia como para su desenvolvimiento en todos los aspectos de su vida.

Recordó que cuando llegaron a la sierra para dar las pláticas, Lucio les pidió algo: “Hablen para ellos, no para ustedes, no utilicen su lenguaje muy estereotipado, ni académico ni acá muy adornado, eso para mí fue una enseñanza de vida y siempre traté de seguir la recomendación”.

"Él era un hombre muy sencillo, usted no da un quinto por él, yo creo, porque era un hombre flaquito, delgado, no muy alto, con una cara muy común y corriente, sus ojos tristes así medios cachitos. Pero era un señor muy interesante, yo le hice preguntas medias pesadas, le pregunté qué sentía él cuando disparaba contra un soldado, qué siente”, explicó.

Alejandra Cárdenas narra que ella no participó en enfrentamientos con el Ejército Mexicano, pues ella sólo sólo llevaba correspondencia y ofreció posada en su casa a aquellos que lo necesitaron. | Foto: INEHRM y Abel Miranda / El Sol de Acapulco

La respuesta del guerrillero fue contundente: “me dijo, ‘pienso en todo lo que ellos han hecho, la forma en que han asesinado, la forma en que han tratado a la gente y entonces junto toda esa rabia y disparo’”.

Explicó que eso es muy interesante porque hay un trabajo de un escritor de apellido Scots que habla sobre cómo viven los dominados la dominación y justamente habla de eso, de cómo la gente cuando es reprimida no puede responder con la misma intensidad.

“Tú no puedes responder a la cachetada con la cachetada cuando sufres la represión, tú no le puedes pegar a tu torturador porque te va peor, no, entonces esa rabia se guarda, esa rabia se conserva cuando una persona no puede responder a la agresión con agresión, esa rabia se guarda y se va acumulando y se acumula, y llega un momento en que estalla”.

Alejandra coincide que el pensamiento de Lucio consideraba a la educación como un factor esencial que podría servir para lograr la igualdad. “Usted puede ver esa idea en casi cualquier profesor o profesora, yo también creo eso. Creo yo que la educación es clave y es fundamental para generar otras condiciones de vida”.

Incluso estableció que el postulado de Lucio basado en la lectura de algunos pedagogos de la época consideraba que la educación no era sólo para aprender, sino para saber desempeñarse en la vida, “A mí sí me dejó muchas huellas con eso de que había que educar para la vida”.

Reveló que incluso una de las tareas que le había encargado el guerrillero era la creación de círculos de estudios, mismos que ya no pudo poner en funcionamiento debido a la persecución que se desató en Guerrero tras el secuestro de Figueroa. “Planteaban los círculos de estudio donde se leía a Lenin, se leían libros de marxismo y sí había un optimismo de esta corriente, se llama el optimismo pedagógico”.

Con estos círculos de estudio, Lucio pretendía expandir su movimiento hacia la zona de La Montaña e ir formando a la gente, a él le importaba que la “Brigada” no solamente supiera disparar y estrategias y todo eso, sino que además también recibiera otro tipo de formación, una formación que le diera sustento a su lucha”.

En el tema del feminismo, Alejandra indicó que en el movimiento de guerrilla las actividades estaban distribuidas sin atender a la cuestión sexual.

“Claro es muy importante también entender que las personas no dejan sus prejuicios ni sus estereotipos de género de la noche a la mañana y que muchos de estos militantes, pues tenían estos prejuicios también”.

Por ello reconoció que a veces había conflictos que se relacionan mucho con los estereotipos de género, pero en términos generales en términos de la actividad ese estaba distribuida sin atender a la diferencia sexual, por eso es que el fue enfático en establecer que las mujeres también participaban en las emboscadas y los varones tenían que cumplir el rol en la preparación de alimentos y todas las tareas distribuidas de forma equitativa.

¿Volvería a apoyar un movimiento subversivo?

“Ya no estoy en edad”, responde Alejandra cuando se le cuestiona sobre si volvería a apoyar a un grupo de guerrilla, pero más que fuera de edad, señaló que hoy las condiciones son diferentes y hay otras vías de participación.

“No creo que en este momento ese fuera una solución, hay nuevas situaciones y cosas incluso que no pensábamos ver, yo veo que ha habido avances, pero también hay muchos riesgos en este momento este vemos que la paz mundial se encuentra sumamente amenazada vemos lo que están haciendo Israel en la Franja de Gaza o los misiles que envía la OTAN y los Estados Unidos contra Rusia”.

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Entonces sí hay avances importantes en términos de la democracia, pero también hay un avance de la derecha. “Hoy tenemos nuevos retos, pero también nuevas formas de lucha”.

“Creo que siempre nos ha interesado que la gente pueda deambular por las calles sin sentirse amenazada, creo que tenemos derecho a la tranquilidad, tenemos derecho a la paz, tenemos derecho a vivir con seguridad tenemos derecho a no olvidar lo que han hecho nuestros ancestros y entonces yo creo que todas esas esos elementos son importantes para ir construyendo desde abajo un mundo mejor que era en realidad el ideal tanto de Lucio como de Genaro, construir un mundo mejor, un mundo mejor para nuestros hijos y nuestros nietos, un mundo mejor para la gente, porque creo que no se puede vivir como estamos viviendo”.

“Lucio era un hombre muy sencillo en su forma de ser, de actuar y de expresarse, era muy coloquial, sin embargo, sus ideas eran muy interesantes”, recordó la maestra Alejandra Cárdenas, una mujer que tuvo la oportunidad de conocer a Lucio, de platicar con él y comprometerse a apoyar al movimiento que enarboló desde el llamado Partido de los Pobres.

La también activista en favor del movimiento feminista se refirió a Lucio como un hombre de pensamientos muy interesantes y de mucha avanzada y justamente uno de sus planteamientos interesantes es que en la sierra los hombres y mujeres fueron iguales, las mujeres también participaban en las emboscadas y los hombres tenían que saber hacer tortillas y preparar la comida.

Alejandra nació en Colima, pero cuando apenas tenía un año fue llevada a Ensenada y allá pasó su infancia y adolescencia, la vida y la relación de su padre con la masonería, le dieron la oportunidad de ir a Rusia para estudiar historia, en 1972, cuando regresó del país comunista es invitada por Lucio Cabañas para ir a la sierra a dar pláticas a la brigada campesina, ahí conoce al célebre guerrillero. Allá, ella se compromete con el movimiento del que formo parte por muchos años.

“Yo no estuve en combate ni en emboscadas, mi participación fue llevar correo, apoyar a quienes bajaban de la sierra y no tenían donde quedarse, también sacamos de Guerrero al hermano de Lucio disfrazados, porque en ese tiempo no se podía pasar en las carreteras que estaban copadas de militares”.

Una de las misiones que desarrolló Alejandra fue la entrega del Tercer Comunicado al obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo, un religioso de la Teología de la Liberación que se distinguió por el apoyo a los movimientos sociales de México y América Latina.

De su experiencia con Lucio Cabañas, Alejandra Cárdenas asegura que aprendió muchas cosas que le sirvieron tanto para su desempeño en la docencia como para su desenvolvimiento en todos los aspectos de su vida.

Recordó que cuando llegaron a la sierra para dar las pláticas, Lucio les pidió algo: “Hablen para ellos, no para ustedes, no utilicen su lenguaje muy estereotipado, ni académico ni acá muy adornado, eso para mí fue una enseñanza de vida y siempre traté de seguir la recomendación”.

"Él era un hombre muy sencillo, usted no da un quinto por él, yo creo, porque era un hombre flaquito, delgado, no muy alto, con una cara muy común y corriente, sus ojos tristes así medios cachitos. Pero era un señor muy interesante, yo le hice preguntas medias pesadas, le pregunté qué sentía él cuando disparaba contra un soldado, qué siente”, explicó.

Alejandra Cárdenas narra que ella no participó en enfrentamientos con el Ejército Mexicano, pues ella sólo sólo llevaba correspondencia y ofreció posada en su casa a aquellos que lo necesitaron. | Foto: INEHRM y Abel Miranda / El Sol de Acapulco

La respuesta del guerrillero fue contundente: “me dijo, ‘pienso en todo lo que ellos han hecho, la forma en que han asesinado, la forma en que han tratado a la gente y entonces junto toda esa rabia y disparo’”.

Explicó que eso es muy interesante porque hay un trabajo de un escritor de apellido Scots que habla sobre cómo viven los dominados la dominación y justamente habla de eso, de cómo la gente cuando es reprimida no puede responder con la misma intensidad.

“Tú no puedes responder a la cachetada con la cachetada cuando sufres la represión, tú no le puedes pegar a tu torturador porque te va peor, no, entonces esa rabia se guarda, esa rabia se conserva cuando una persona no puede responder a la agresión con agresión, esa rabia se guarda y se va acumulando y se acumula, y llega un momento en que estalla”.

Alejandra coincide que el pensamiento de Lucio consideraba a la educación como un factor esencial que podría servir para lograr la igualdad. “Usted puede ver esa idea en casi cualquier profesor o profesora, yo también creo eso. Creo yo que la educación es clave y es fundamental para generar otras condiciones de vida”.

Incluso estableció que el postulado de Lucio basado en la lectura de algunos pedagogos de la época consideraba que la educación no era sólo para aprender, sino para saber desempeñarse en la vida, “A mí sí me dejó muchas huellas con eso de que había que educar para la vida”.

Reveló que incluso una de las tareas que le había encargado el guerrillero era la creación de círculos de estudios, mismos que ya no pudo poner en funcionamiento debido a la persecución que se desató en Guerrero tras el secuestro de Figueroa. “Planteaban los círculos de estudio donde se leía a Lenin, se leían libros de marxismo y sí había un optimismo de esta corriente, se llama el optimismo pedagógico”.

Con estos círculos de estudio, Lucio pretendía expandir su movimiento hacia la zona de La Montaña e ir formando a la gente, a él le importaba que la “Brigada” no solamente supiera disparar y estrategias y todo eso, sino que además también recibiera otro tipo de formación, una formación que le diera sustento a su lucha”.

En el tema del feminismo, Alejandra indicó que en el movimiento de guerrilla las actividades estaban distribuidas sin atender a la cuestión sexual.

“Claro es muy importante también entender que las personas no dejan sus prejuicios ni sus estereotipos de género de la noche a la mañana y que muchos de estos militantes, pues tenían estos prejuicios también”.

Por ello reconoció que a veces había conflictos que se relacionan mucho con los estereotipos de género, pero en términos generales en términos de la actividad ese estaba distribuida sin atender a la diferencia sexual, por eso es que el fue enfático en establecer que las mujeres también participaban en las emboscadas y los varones tenían que cumplir el rol en la preparación de alimentos y todas las tareas distribuidas de forma equitativa.

¿Volvería a apoyar un movimiento subversivo?

“Ya no estoy en edad”, responde Alejandra cuando se le cuestiona sobre si volvería a apoyar a un grupo de guerrilla, pero más que fuera de edad, señaló que hoy las condiciones son diferentes y hay otras vías de participación.

“No creo que en este momento ese fuera una solución, hay nuevas situaciones y cosas incluso que no pensábamos ver, yo veo que ha habido avances, pero también hay muchos riesgos en este momento este vemos que la paz mundial se encuentra sumamente amenazada vemos lo que están haciendo Israel en la Franja de Gaza o los misiles que envía la OTAN y los Estados Unidos contra Rusia”.

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Entonces sí hay avances importantes en términos de la democracia, pero también hay un avance de la derecha. “Hoy tenemos nuevos retos, pero también nuevas formas de lucha”.

“Creo que siempre nos ha interesado que la gente pueda deambular por las calles sin sentirse amenazada, creo que tenemos derecho a la tranquilidad, tenemos derecho a la paz, tenemos derecho a vivir con seguridad tenemos derecho a no olvidar lo que han hecho nuestros ancestros y entonces yo creo que todas esas esos elementos son importantes para ir construyendo desde abajo un mundo mejor que era en realidad el ideal tanto de Lucio como de Genaro, construir un mundo mejor, un mundo mejor para nuestros hijos y nuestros nietos, un mundo mejor para la gente, porque creo que no se puede vivir como estamos viviendo”.

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