Más antiguo que el puente superior de la avenida Universidad, el paso a desnivel de la calle Manuel José Othón ha sido un paso muy socorrido, pero desde su inauguración en 1947 también un gran dolor de cabeza para las autoridades por su recurrente inundación.
Fue ideado en la administración del gobernador Gonzalo N. Santos para acabar con los riesgos de atravesar las vías del ferrocarril que hasta entonces era a pie -había que pasar por entre los vagones- y se hacían las filas de vehículos en ambos lados de la calle, mientras pasaba el convoy. El "paso de la muerte", solían llamarlo.
MUERTO Y MUTILADOS
Es, inclusive, mencionado de refilón por el propio N. Santos en su autobiografía “Memorias”: Relata que antes de ese paso a desnivel había muchos muertos y mutilados por atravesar las ocho líneas de vías.
Fue también conocido como el “Puente de Los Toros”, porque no se había construido el puente elevado de Universidad, y era el único paso a la plaza de toros, por la calle Azteca Sur.
Actualmente, gracias a sus huecos entre las vías y el puente, por las noches es refugio de indigentes que ya hasta colchones o colchonetas tienen, y que varias veces han dado tremendo susto a los escasos peatones.
INUNDACIONES LO PARALIZAN
El paso de Manuel José Othón fue, junto con el puente Universidad, y el puente Naranja, la única vía de acceso al centro de la ciudad, e inicialmente fue de dos sentidos; el cambio de circulación se dio en diciembre de 1992, quedando la circulación de oriente a poniente.
Sin embargo, infinidad de veces ha sido vetado a la circulación por sus periódicas inundaciones.
Su problema es un manto freático constante, que obliga a mantener siempre en uso dos bombas para la extracción del agua excedente, pero su constante descompostura, o el robo de las mismas, ha inundado el puente aún cuando no llueve.
Desde hace años, se ha buscado una solución, como fue subir el nivel del paso a desnivel que, por supuesto, no resolvió la inundación del puente. Hoy, de acuerdo con el organismo operador de agua, Interapas, hay un proyecto definitivo, que pronto se llevará a la realidad.
Consiste en cambiar todo el dren pluvial que es muy antiguo y aumentar la capacidad de las bombas; también buscar un espacio a un lado para una subestación y alimentar la electricidad para desahogar.
LOS TACOS DE DOÑA RICARDA
El puente Manuel José Othón tiene una historia de más de 70 años, y fue el detonante de la comunicación entre las compañías instaladas en lo que es ahora el barrio de El Montecillo, como la Operadora textil, la España Industrial, ya desaparecidas, y muchas colonias que se edificaron después a sus alrededores.
Sin embargo, mención aparte merecen aquellas idas para degustar las tradicionales enchiladas y taquitos dorados de tripitas de doña Ricarda, ya fallecida, quien durante muchos años despachó en su modesto comal en la bajada del puente, frente a la Alianza de Camioneros. No ha habido en San Luis, dicen, tripitas más sabrosas.