Como un polvo que atesora la eterna fe y devoción de miles de creyentes, la “Tierrita de San Juan” se ha convertido en una reliquia que posee poderes milagrosos que concede la Virgen de San Juan de los Lagos, misma que durante casi tres décadas se ha comercializado en las hierberías y comercios de productos esotéricos en la Capital Potosina.
Esta “tierrita” que tiene una presentación compacta, proveniente de San Juan de los Lagos, Jalisco, aún sigue siendo buscada y considerada por los potosinos y residentes de la capital como un vínculo de protección y apoyo para con esta imagen religiosa.
De aspecto arenoso, poroso e idéntico a la textura del yeso la “Tierrita de San Juan” es un pequeño bloque untable o comestible, que utilizan los fervientes de esta advocación mariana para pedir algún milagro o bien como un elemento de cura o protección, ante un problema o malestar.
Según indica Don Carlos Méndez Cruz, comerciante del Mercado República, estos pequeños bloques comúnmente se compran para ingerirlos, “Sabemos que están elaboradas de la tierra o arcilla donde se encuentra la imagen de esta virgen, sin embargo desconocemos por completo si esto sea verdad. Hay algunos que dicen incluso que es carbonato de magnesio. Aquí viene la gente, compra su paquete y las muerden como si nada, las comen hasta con gusto, por eso ya tenemos varias décadas ofreciéndolas”.
“Antes era muy común que se trajeran grandes cantidades, pero con el paso del tiempo somos pocos los locatarios que seguimos vendiéndolas. Aún así sigue viniendo clientela a buscarlas, en décadas pasadas era común ver a devotos comprarlas a un costado de la Catedral y el Templo del Carmen”.
También se menciona que esos recuadros de arcilla son de la tierra que pertenece al cerro donde se apareció la Virgen de San Juan de los Lagos, “Además se venden bolitas de esta tierrita y una de las tantas historias que se cuentan, es que cuando la Virgen estaba en el cerro y era una niña jugaba con esta tierra y la hacía bolitas. De igual manera señalan que estos bloquecitos los sacó esta Virgen del mismo pozo donde dicen que también se apareció”.
Entre los devotos de esta advocación, algunos señalan que se come para ayudar al cuerpo en diversas dolencias como malestares reumáticos, dolores estomacales y hasta ayudar a las mujeres embarazadas a tener una mejor digestión. Otros indican que el gusto por estas tablillas es por la llamada “geofagia”, es decir, la predilección por consumir tierra fértil.
No tiene un aroma y su sabor contiene un dulzor ligero y especial, su textura es granulada y al momento de introducirla a la boca se va deshaciendo convirtiéndose en una masilla. Estas tablillas tienen un costo mínimo de 10 a 15 pesos cada una y por bolsa llegan a tener un precio de hasta 100 pesos o más. No llegan a medir más de los 3 cm por 5 cm, y tienen un ancho no mayor a medio centímetro, las bolitas tienen un diámetro de uno o hasta los dos centímetros.
La “tierrita milagrosa” como también se le conoce, ha sido el consuelo de muchos creyentes para obtener calma para sus males físicos y espirituales, un acompañante para aquellos que realizan la peregrinación año con año, pero también para quienes desde sus hogares rinden tributo a esta querida advocación mariana. Cierto o no, su consumo el cual se ha vuelto local, poco a poco con el tiempo se ha ido olvidando, quedando a la espera que alguien las recuerde y revivir en la boca de quien las pruebe, la textura de la devoción.
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