Cuenta la leyenda urbana que en la Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad hay catacumbas, galerías subterráneas que se utilizaban como lugar de enterramiento, pero no, se trata de una cripta para 80 nichos que datan del Siglo XIX y XX que están debajo del Altar Mayor, mientras que existe el mito de que hay dos túneles que conducían al exterior del recinto religioso, y uno de éstos, directamente a la calle Negrete.
El sitio no está abierto al público, tampoco hay nichos a la venta, y los restos mortales que aún permanecen datan de finales de los años 1800 y principios de 1900, informó el Párroco del templo José de Jesús Castillo López.
Para llegar a los nichos se ingresa por la entrada principal la parroquia, siguiendo camino recto hasta llegar a los escalones que están al pie del Altar, se ubica una rejilla metálica que siempre está cubierta por una alfombra roja, esa es la entrada.
Al abrirla están cuatro altos escalones que conducen al cuarto o cámara subterránea donde están los antiguos nichos; son muy pequeños, de unos 10 por 10 centímetros aproximadamente, por lo que no caben cuerpos completos.
El sacerdote dijo que en algún momento de la historia del templo, “hubo alguna renovación que ya no están en su forma original, y los hicieron pequeños, pero son como para poner cenizas y no cuerpos completos”, explicó.
Y es que hace apenas un par de años, todavía había algunos huesos humanos que quedaron expuestos por el paso del tiempo, los cuales fueron resguardados y se le dio otra imagen a este pasadizo, que hoy luce limpio y recién pintado.
Aclaró que aunque hay nichos vacíos, no están en venta, no se pueden vender porque son bienes federales, explicando que cuando en algún templo se instalan al interior los nichos se le llama ‘ocupación de espacio’.
Y es que, si algún día llegará una autoridad civil o eclesiástica con la instrucción de retirar los restos mortales que ahí se ubican, se tiene que llevar a cabo la orden, “lo que no es de la iglesia, es un bien federal”, reiterando además que no hay catacumbas en la parroquia como mucha se cree de este mito.
Por su parte, quien fuera Cronista de Soledad, Eduardo Velázquez Quintero, informó que para 1889 las autoridades de la iglesia ‘olvidaron’ que había se ubicaba la cripta, y fue hasta mediados de 1950 cuando fue re descubierta por el religioso Rafael Montejano.
Por otro lado reveló que, presuntamente, el lado derecho de la cripta oculta la entrada a uno de por lo menos dos túneles que conducían al exterior del recinto religioso, y que dan directamente a la calle Negrete.