En la ex Hacienda Pozo de Luna se producía todo el grano y alimentos que comían los trabajadores de la minería en Cerro de San Pedro, vestigio histórico de los orígenes de San Luis Potosí.
Hoy es una zona sema desértica, pero antes, se cosechaban hectáreas de chile, maíz, frijol, entre otros, y utilizaban agua de la presa de Mexquitic que llegaba hasta esta área, “era un valle productivísimo y todo estaba enfocando en producir lo que se comía en Cerro de San Pedro”, destacó el hoy propietario del lugar, Juan Carlos Lascuraín Gargollo.
“Aquí era un pequeño núcleo de población, con una casa grande de una gran hacienda, que fue el caso de Peñasco y habitaron unas 500 personas que aquí vivían y labraban la tierra”, añadió que había también ganado, siendo un ‘boom’ de 300 años o un poco más.
El declive de la ex hacienda, que existe desde 1960, vino cuando se termina el agrarismo en los años 30’s e inician los repartos agrarios, aunque ya la habían fraccionado familiarmente en varias partes, y dejan a los trabajadores con tierras, éstos no tuvieron el capital para producirlas.
Los últimos dueños la familia después de los Peñasco, fueron de apellidos Narváez, siendo Samuel Narváez y sus hijas los últimos descendientes y que incluso, éste fue presidente municipal de Soledad, al parecer en dos ocasiones.
Por otro lado, la hacienda está en reconstrucción desde hace 30 años, lo que era antes la estancia de la Hacienda de Peñasco, la cual tenía alrededor de 6 o 7, y entre ellas está Tanque de Luna, Parada de Luna, y ésta, Pozo de Luna.
En cuanto al nombre “pozo de luna” viene del capitán francés Francisco de Luna y Mora, quien llegó en la época de José de Gálvez, y empezaron a edificar las haciendas y hacerlas productivas como parte de la conquista de estas tierras y el auge de la minera.
Hoy en día, se está ‘rescatando un muerto’ como el mismo don Juan Carlos se refirió a su propiedad con la idea de ejecutar muchos proyectos entre ellos, atraer turismo a la zona, y con un proyecto vinícola, “ya no agrícola, porque no tenemos tierras suficientes, pero sí el clima ideal para producir vino y mezcal”.
En cuanto a la casa es hoy un sitio turístico y cualquier interesado en conocerla debe hacer previa cita, “la idea es que esto se conozca, yo vivo aquí, me dijeron que era una locura, ahora todos quieren venir”, concluyó.
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