En las primeras horas del inicio de la jornada de vacunación de personas de 50 a 59 años de edad en el Estadio Alfonso Lastras Ramírez, el flujo de personas transcurrió con poca afluencia de personas.
Sin embargo con el paso de las horas, al filo de las 14:00 y 14:30 horas comenzó a incrementarse el número de personas que acudieron a aplicarse la vacuna contra el Covid-19.
De acuerdo con elementos de la policía vial de la capital, para alrededor de las 15:30 horas, el número de vehículos cuantificados superaba las dos mil unidades, siendo éste el grueso de los asistentes por encima de quienes acudieron "a pie".
El personal policial consideró que la aglomeración de personas a esa hora del día contrario a como sucedió con la jornada de adultos mayores de 60 años, fue debido a que muchos acudieron a vacunarse al salir de sus jornadas de trabajo o bien previo a iniciar turnos vespertinos.
Por el incremento vehicular se genero caos vial intermitente que fue liberado de manera constante por los elementos de vialidad, quienes se apoyaron de una grúa para atender algún imprevisto.
En esta ocasión también mejoro el tiempo de espera, y pudo observarse el ingreso constante de vehículos y personas, algunas de ellas al salir se mostraron “norteadas”, y pedían el apoyo de los elementos de seguridad para ubicar a sus familiares que pasaban a recogerlas.
Uno de los varios casos que se registraron fue el de la señora Lucita N, quien desesperada e impotente por su falta de visión, llego a solicitar el apoyo de la policía, no ubicaba a su hija que la esperaba justo en la parte contraria a donde se encontraba y estaba a punto de entrar en pánico porque no alcanzaba a leer la calle donde se encontraba.
Con amabilidad los elementos la guiaron hasta el punto donde su hija fue a recogerla, dijo no sentir molestia alguna por la vacuna, era más su desesperación por encontrar a su hija en medio de los fuertes rayos del sol aunque ya empezaba a caer la tarde.
Comentaron los elementos de seguridad que así como ella, fueron varias las personas que se “nortearon”, al salir de la sede de vacunación pues, “entraban por un lado y salían por otro”.