/ sábado 4 de julio de 2020

Riqueza de los arcos virreinales... en el olvido

Del Pasaje Alhóndiga, poco queda del vestigio de su fascinante arquitectura

  • Una Alhóndiga es un mercado de vecinos, donde se vendían granos,o cualquier producto del sector agrario
  • Actualmente menos del 5 por ciento de sus negocios se encuentran abiertos, ahora menos debido a la crisis sanitaria
  • Antes del año 1960 el piso de este espacio era de adoquín, para posteriormente disponer de piso de cemento con algo de tintura.

Los únicos portales y arcos de la época de la Colonia que existen en la Capital Potosina son los de la Alhóndiga, ubicada en la parte norte de la calle Julián de los Reyes, en el Centro Histórico de la ciudad, entre las calles Hidalgo y Morelos.

Poco queda del vestigio de su fascinante arquitectura, mucha de su estructura ha sido opacada con el transcurrir de los años, para ser suplida por negocios y locales en su icónico pasillo.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Se sabe que esta imponente estructura fue construida bajo la comisión del Marqués de Sonora, José Bernardo de Gálvez y Gallardo (jurista y político español), pero el presupuesto para construir dicho inmueble salió de las arcas municipales. A finales del siglo XVIII se comenzó a edificar la alhóndiga en la Plaza de los Mascorros, área que funcionaba como centro de distribución de granos, pulque, colonche, cal y escobas, el recinto fue inaugurado el 18 de noviembre de 1777.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Después de más de 240 años de antigüedad, sólo queda su digno exterior esculpido y levantado en cantera, una arquería de sencillas pero distintivas pilastras que sostienen sus bellos arcos a medio punto. Aún se vislumbra su pequeño copete con techo de dos aguas, donde su reloj, uno de los más antiguos de San Luis Potosí se mantiene presente, aunque sin funcionalidad.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Hoy son pocos los negocios. Sólo existen puestos de comida, casas de cambio, zapaterías y los típicos amanuenses que desde hace décadas elaboran documentos oficiales y cartas, eso es lo único que se dibuja al transitar por este espacio.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

A pesar de que el Consejo del Centro Histórico señaló la proyección de una restauración en esta zona tan distintiva de la ciudad, sólo se ha llevado a cabo un ligero resanado y algunas capas de pintura en la superficie del reloj y la parte alta de los arcos.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Pareciera que los años y el abandono han hecho mella en esta edificación tan singular, donde hasta su cantera rosada y morada ya presenta erosiones y desgastes típicos del pasar del tiempo.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Su peculiar pasaje de en medio, ahora se encuentra en pésimas condiciones. Existe poca higiene en el área, hay presencia de indigentes, asaltantes, y lo que es peor, la muerte ha marcado este característico espacio, pues a principios de este año 2020 una mujer de 55 años de edad apareció muerta en este lúgubre corredor.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Algo llamativo de este pasillo es que en su marco, se encuentra un nicho donde se divisa la imagen de San Martín de Porres (símbolo de la humildad), algunos locatarios indican que fue dispuesto en este sitio por uno de los antiguos comerciantes, pero se desconoce la fecha en la que fue colocado.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

La Alhóndiga cuenta con 24 locales en total, y son menos de 10 los que continúan abiertos hoy día. Los restantes han sido abandonados, o bien ahora funcionan como bodegas de algunos vendedores pertenecientes al Mercado Hidalgo - que se encuentra a las espaldas de este recinto-.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

La pintura que cubre la superficie interior de esta construcción, se encuentra craquelada, y se divisa una imagen triste y olvidada. Nada queda de los tiempos de bonanza que hicieron vibrar este lugar hace más de dos siglos atrás.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Graffitis, daños a la placa cultural e informativa, y una plaga de fauna nociva provocada por la carencia de limpieza de este lugar, le dan ese retrato insalubre, que repele a cualquiera que llega a pasar por esta arcada. Sólo se quedan ahí quienes por costumbre van a realizar un cambio de moneda, o bien buscan algo rápido para saciar su hambre.

TESTIMONIOS DEL PASADO

Sin embargo algo se rescata, los muchos recuerdos que refiere la población con este singular sitio. Algunos potosinos aún rememoran la prosperidad que se vislumbró en la Alhóndiga, no sólo por ser un lugar histórico, símbolo de la arquitectura colonial potosina, sino también por las grandes anécdotas que vivieron con los comerciantes y negocios del San Luis antiguo.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Así lo manifestó Lalo Águila excargador del Mercado Hidalgo, quien acostumbraba de jóven a ir y apoyarse de los “escríbanos” de la Alhóndiga, “Es que así se les llamaba a las personas que se instalaron aquí en los portales con sus máquinas de escribir. Las personas acudían con ellos para que les hicieran cartas, o trabajos de mecanografía. Muchos años estuvieron trabajando en el corredor de los arcos, conocían muchas historias pues hasta "cartas de amor" hacían. Ahora vienen uno o dos, pero ya sólo las personas “de rancho” o quienes no saber escribir como yo, se apoyan de ellos.”

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

De igual forma Arturo Cibrián, nieto de un ex locatario, compartió datos distintivos de este espacio, “El pasaje Alhondiga lo abrieron en el año 1939, mi abuelo tendría unos cuatro años y mi bisabuelo tenía un negocio de artículos escolares. También había una juguetería que se llamaba “Santaclaus” y enfrente había una nevería llamada “La delicias”, de don Elías Córdoba; en la esquina había una tienda de ropa de don Juan Siloso, ésto según lo que se cuenta en la familia, lástima que a muchos de nosotros no nos tocó ver algo de aquellos buenos momentos”.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Amelia Márquez, quien es vendedora en el Centro Histórico, sin dudarlo recordó algunos otros comercios que llenaron de vida a estos arcos virreinales, “En donde está hoy la zapatería Flexi , por ahí de los años 70 había un negocio de cosméticos y perfumes, se llamaba “Superfumería”, difícil de olvidar pues su mercancía era de muy buena calidad, ahora ya nada de eso se ve, ni los productos, ni la cantidad de negocios, esto ha quedado en la indiferencia.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Ojalá el gobierno tome en cuenta este lugar hermoso e histórico de nuestro querido San Luis Potosí, y quite esos puestos que se ven muy mal. Que dispongan a los comerciantes en los locales abandonados, para que se vean los bellos arcos”, insistió.

Hoy en su piso se han ido desvaneciendo las líneas del concreto colorado, el verde de sus azulejos simulados se ha perdido, sólo queda el vestigio de lo que fue y que probablemente nunca será de nuevo. Son pocos los visitantes y muchos menos los compradores. Ahora casi son inexistentes los mecanógrafos, sólo dos escritorios se encuentran inamovibles en el sitio, los únicos que han sobrevivido al tiempo.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

De los puestos de comida, los daños estructurales son notorios, pero son los únicos locales que se mantienen presentes en el acontecer diario de los potosinos, tal vez, por la demanda de los buenos degustadores de tortas, hamburguesas y malteadas.

De las tiendas de vitrina nada queda, sólo dos casas de cambio de moneda. Ya no hay oferta, ni demanda de productos. Es un espacio que por horas permanece solo. Para algunas personas es un corredor obligado para ir hacer las diligencias del trabajo y el hogar al Centro de la entidad, algunas otras evitan pasar por el sitio.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Sólo queda recordar los intercambios de semillas que se realizaron en esta línea imponente de arcos, donde las mujeres de rebozo en plena época del porfiriato, se presentaban para adquirir sus artículos de primera necesidad. O qué decir del intento de reactivación de la economía de este sitio en la década de los años 60, donde en las boneterías se hacían filas para adquirir estambre e hilos de buena calidad; o ver los amanuenses con gran cantidad de personas foráneas, a la espera de que les elaborarán sus cartas.

La Alhóndiga, un cúmulo de historia, arquitectura y recuerdos de la prosperidad económica del San Luis Potosí virreinal, independiente y revolucionario.

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  • Una Alhóndiga es un mercado de vecinos, donde se vendían granos,o cualquier producto del sector agrario
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  • Antes del año 1960 el piso de este espacio era de adoquín, para posteriormente disponer de piso de cemento con algo de tintura.

Los únicos portales y arcos de la época de la Colonia que existen en la Capital Potosina son los de la Alhóndiga, ubicada en la parte norte de la calle Julián de los Reyes, en el Centro Histórico de la ciudad, entre las calles Hidalgo y Morelos.

Poco queda del vestigio de su fascinante arquitectura, mucha de su estructura ha sido opacada con el transcurrir de los años, para ser suplida por negocios y locales en su icónico pasillo.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Se sabe que esta imponente estructura fue construida bajo la comisión del Marqués de Sonora, José Bernardo de Gálvez y Gallardo (jurista y político español), pero el presupuesto para construir dicho inmueble salió de las arcas municipales. A finales del siglo XVIII se comenzó a edificar la alhóndiga en la Plaza de los Mascorros, área que funcionaba como centro de distribución de granos, pulque, colonche, cal y escobas, el recinto fue inaugurado el 18 de noviembre de 1777.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Después de más de 240 años de antigüedad, sólo queda su digno exterior esculpido y levantado en cantera, una arquería de sencillas pero distintivas pilastras que sostienen sus bellos arcos a medio punto. Aún se vislumbra su pequeño copete con techo de dos aguas, donde su reloj, uno de los más antiguos de San Luis Potosí se mantiene presente, aunque sin funcionalidad.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Hoy son pocos los negocios. Sólo existen puestos de comida, casas de cambio, zapaterías y los típicos amanuenses que desde hace décadas elaboran documentos oficiales y cartas, eso es lo único que se dibuja al transitar por este espacio.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

A pesar de que el Consejo del Centro Histórico señaló la proyección de una restauración en esta zona tan distintiva de la ciudad, sólo se ha llevado a cabo un ligero resanado y algunas capas de pintura en la superficie del reloj y la parte alta de los arcos.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Pareciera que los años y el abandono han hecho mella en esta edificación tan singular, donde hasta su cantera rosada y morada ya presenta erosiones y desgastes típicos del pasar del tiempo.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Su peculiar pasaje de en medio, ahora se encuentra en pésimas condiciones. Existe poca higiene en el área, hay presencia de indigentes, asaltantes, y lo que es peor, la muerte ha marcado este característico espacio, pues a principios de este año 2020 una mujer de 55 años de edad apareció muerta en este lúgubre corredor.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Algo llamativo de este pasillo es que en su marco, se encuentra un nicho donde se divisa la imagen de San Martín de Porres (símbolo de la humildad), algunos locatarios indican que fue dispuesto en este sitio por uno de los antiguos comerciantes, pero se desconoce la fecha en la que fue colocado.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

La Alhóndiga cuenta con 24 locales en total, y son menos de 10 los que continúan abiertos hoy día. Los restantes han sido abandonados, o bien ahora funcionan como bodegas de algunos vendedores pertenecientes al Mercado Hidalgo - que se encuentra a las espaldas de este recinto-.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

La pintura que cubre la superficie interior de esta construcción, se encuentra craquelada, y se divisa una imagen triste y olvidada. Nada queda de los tiempos de bonanza que hicieron vibrar este lugar hace más de dos siglos atrás.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Graffitis, daños a la placa cultural e informativa, y una plaga de fauna nociva provocada por la carencia de limpieza de este lugar, le dan ese retrato insalubre, que repele a cualquiera que llega a pasar por esta arcada. Sólo se quedan ahí quienes por costumbre van a realizar un cambio de moneda, o bien buscan algo rápido para saciar su hambre.

TESTIMONIOS DEL PASADO

Sin embargo algo se rescata, los muchos recuerdos que refiere la población con este singular sitio. Algunos potosinos aún rememoran la prosperidad que se vislumbró en la Alhóndiga, no sólo por ser un lugar histórico, símbolo de la arquitectura colonial potosina, sino también por las grandes anécdotas que vivieron con los comerciantes y negocios del San Luis antiguo.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Así lo manifestó Lalo Águila excargador del Mercado Hidalgo, quien acostumbraba de jóven a ir y apoyarse de los “escríbanos” de la Alhóndiga, “Es que así se les llamaba a las personas que se instalaron aquí en los portales con sus máquinas de escribir. Las personas acudían con ellos para que les hicieran cartas, o trabajos de mecanografía. Muchos años estuvieron trabajando en el corredor de los arcos, conocían muchas historias pues hasta "cartas de amor" hacían. Ahora vienen uno o dos, pero ya sólo las personas “de rancho” o quienes no saber escribir como yo, se apoyan de ellos.”

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

De igual forma Arturo Cibrián, nieto de un ex locatario, compartió datos distintivos de este espacio, “El pasaje Alhondiga lo abrieron en el año 1939, mi abuelo tendría unos cuatro años y mi bisabuelo tenía un negocio de artículos escolares. También había una juguetería que se llamaba “Santaclaus” y enfrente había una nevería llamada “La delicias”, de don Elías Córdoba; en la esquina había una tienda de ropa de don Juan Siloso, ésto según lo que se cuenta en la familia, lástima que a muchos de nosotros no nos tocó ver algo de aquellos buenos momentos”.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Amelia Márquez, quien es vendedora en el Centro Histórico, sin dudarlo recordó algunos otros comercios que llenaron de vida a estos arcos virreinales, “En donde está hoy la zapatería Flexi , por ahí de los años 70 había un negocio de cosméticos y perfumes, se llamaba “Superfumería”, difícil de olvidar pues su mercancía era de muy buena calidad, ahora ya nada de eso se ve, ni los productos, ni la cantidad de negocios, esto ha quedado en la indiferencia.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Ojalá el gobierno tome en cuenta este lugar hermoso e histórico de nuestro querido San Luis Potosí, y quite esos puestos que se ven muy mal. Que dispongan a los comerciantes en los locales abandonados, para que se vean los bellos arcos”, insistió.

Hoy en su piso se han ido desvaneciendo las líneas del concreto colorado, el verde de sus azulejos simulados se ha perdido, sólo queda el vestigio de lo que fue y que probablemente nunca será de nuevo. Son pocos los visitantes y muchos menos los compradores. Ahora casi son inexistentes los mecanógrafos, sólo dos escritorios se encuentran inamovibles en el sitio, los únicos que han sobrevivido al tiempo.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

De los puestos de comida, los daños estructurales son notorios, pero son los únicos locales que se mantienen presentes en el acontecer diario de los potosinos, tal vez, por la demanda de los buenos degustadores de tortas, hamburguesas y malteadas.

De las tiendas de vitrina nada queda, sólo dos casas de cambio de moneda. Ya no hay oferta, ni demanda de productos. Es un espacio que por horas permanece solo. Para algunas personas es un corredor obligado para ir hacer las diligencias del trabajo y el hogar al Centro de la entidad, algunas otras evitan pasar por el sitio.

Daniel Esquivel | El Sol de San Luis

Sólo queda recordar los intercambios de semillas que se realizaron en esta línea imponente de arcos, donde las mujeres de rebozo en plena época del porfiriato, se presentaban para adquirir sus artículos de primera necesidad. O qué decir del intento de reactivación de la economía de este sitio en la década de los años 60, donde en las boneterías se hacían filas para adquirir estambre e hilos de buena calidad; o ver los amanuenses con gran cantidad de personas foráneas, a la espera de que les elaborarán sus cartas.

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