En las últimas horas de vacaciones, los padres de familia, “abarrotaron” papelerías, tiendas de uniformes, zapaterías y hasta estéticas, porque durante el periodo de asueto, “no hubo tiempo” de llevar a los niños, ni al corte de cabello.
Y es que como “buenos mexicanos”, en este regreso a clases, los potosinos dejaron las compras hasta el final.
Hay quienes, por necesidad, tuvieron que esperar el pago correspondiente a la segunda quincena de agosto. Otros más, argumentaron estar enfermos, y algunos aceptaron que iban “desempacando sus maletas”, pues decidieron extender su estancia fuera de la ciudad.
Desde temprana de este domingo, las calles de la zona centro de la capital potosina lucían “repletas” de personas, caminando de un lado a otro y buscando los mejores precios, descuentos y promociones que ofrecieron los comercios.
Largas filas se observaban a las afueras de las principales papelerías de la ciudad; mamá y papá repasaban y repasaban; y volvían a revisar las "interminables" listas de útiles, que en algunos casos como preescolar, incluían desde cuadernos, lápices y colores, hasta telas y papel higiénico.
Zapatos, uniformes, el papel decorativo, las tarjetas personalizadas, la mochila del personaje favorito de su hijo, plumones, colores, y hasta los moños para adornar el cabello de quienes tienen una niña en casa, era lo que contenían las enormes bolsas que cargaban.
Desde mil, hasta seis pesos requirieron, para surtir una sola lista de útiles escolares. Y ante la complicada situación económica, relataron al Sol de San Luis, que año con año, este gasto lo realizan hasta el último momento, pues “ahorran lo más que se pueda”, para poder reunión la “exorbitante” cantidad de dinero, que se necesita para cubrir todo lo que exigen las escuelas.
Omar Silva y Catalina Tapia, padres de una menor que ingresará a quinto de primaria, indicaron que “necesitamos bastante dinero, si nos agarra en curva, pero tenemos que hacer los pagos que corresponden, las listas vienen más cargadas, nos gastamos como 6 mil 500 pesos, y como ahora les piden marcas determinadas y cuadernos especiales, pues eso aumenta el costo”.
La señora Raquel Narváez, dijo, “esperamos al día de ayer que pagaran para poder venir a terminar de hacer las compras, entre inscripción, libros, útiles, y todo me he gastado casi 15 mil pesos en una sola niña de segundo de secundaria, y todavía nos quedamos con pendientes”.
La señora Rocío Gómez, estuvo ahorrando para poder comprar todo lo que requerían sus menores, y aunque previno el regreso a clases, algunos detalles, la hicieron regresar al centro de la ciudad.