La mayoría de las ladrilleras que operan en la ciudad se encuentran de dentro de la mancha urbana, es decir, en zonas pobladas, por lo que se ofrecen vías alternas para tener un menor impacto ambiental, además de que se busca su reubicación.
“Nosotros continuamos con el trabajo de revisión para que cumplan con las reglas y regular la emisión de contaminantes generados por quienes se dedican a ese oficio”, destacó el titular de Ecología del Ayuntamiento capitalino, Israel Esparza Rodríguez.
Insistió en que varias de esas fábricas informales de ladrillo han sido sancionadas, pero sus responsables se resisten al cambio, por lo que reciben sanciones constantes. De 135 se ha sancionado a alrededor de 20 de ellas.
A las ladrilleras se les responsabiliza de una parte importante de la contaminación del aire de la ciudad, debido a que continúan utilizando material prohibido como llantas, basura o desechos industriales, en lugar de utilizar madera o aserrín.
Sin embargo, por los bajos costos persistan en el manejo de material con alto grado de contaminación, lo que obliga a redoblar la revisión y monitoreo para certificar que cumplen con la normatividad:
Esparza Rodríguez señaló que sigue vigente la reubicación, y la edificación de un “parque ladrillero”, pero el proyecto no se ha podido concretar, por lo que continúa la coordinación con la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental para encontrar vías alternas para tener un menor impacto ambiental, además de seguir con las revisiones para que se cumplan las reglas y regular la emisión de contaminantes generados.