/ lunes 7 de septiembre de 2020

La Alameda Juan Sarabia, viva pese a adversidades

Fue huerta privada de los Carmelitas, y estuvo buen tiempo bardeada El nombre en honor al periodista, cuyo busto en bronce desapareció

Expropiada y cedida al Gobierno del Estado a finales de la década de 1850, la huerta privada de los Carmelitas pasó por grandes vicisitudes antes de convertirse en lo que es hoy la alameda "Juan Sarabia", un paseo público decretado por el entonces mandatario Vicente Chicoséin que, en su momento, no se cristalizó del todo.

Incluso, estuvo a punto de no existir al ser puesta en venta años después, en 1861, por el Ayuntamiento incapacitado, desde entonces, para darle mantenimiento. Luego reculó y retiró la oferta.

Años después, en 1887 una compañía ferroviaria ofreció comprar -o apropiarse, mediante cesión- gran parte de sus terrenos, para instalar ahí una de sus estaciones; ello terminó por ceder una parte de su extenso predio para la edificación de la antigua estación del ferrocarril.

A partir de ahí, con la llegada formal del ferrocarril el entonces llamado "Paseo de la Constitución" tuvo un auge y fue un verdadero punto de reunión por la gran actividad comercial y de hotelería a su alrededor; años después, se edificó la nueva estacion, hoy Museo del Ferrocarril.

Fue hasta 1932 cuando recibió oficialmente el nombre de “Alameda Juan Sarabia en honor al periodista y político liberal potosino, cuyo busto en bronce desapareció de su rotonda ahí mismo hace pocos años, después de que una pareja lo desprendió para robarlo.

Otras estatuillas que había en la Alameda han desaparecido también, como la llamada "La musa del agua"; el cronista popular, Eduardo López Cruz recuerda que estuvo desde 1932 hasta 1996, y se ignora qué sucedió con ella.

Historiadores locales recuerdan que la huerta de Los Carmelitas estuvo bardeada, y esas bardas permanecieron durante años, aún siendo ya el paseo de los potosinos, lo que contribuyó en parte a convertirse en guarida de malvivientes; actualmente, y todavía, por la ausencia de vigilancia suele ser escenario de atracos a transeúntes.

El también cronista popular, Adrián René Contreras, dejó constancia en una de sus recopilaciones que en 1889 fue colocado el primer monumento al centro de la alameda, la escultura de Miguel Hidalgo que estuvo en la Plaza de Armas, y en 1910 la Colonia Alemana construyó el lago de los patos y el faro, como una aportación a los festejos del primer centenario de la independencia.

Se construyó también un kiosco donde se daban serenatas y se hacían mítines políticos, en uno de los cuales, en la década de los veinte, el gobernador Aurelio Manrique sufrió un atentado. El kiosco fue retirado probablemente en la década de los cuarenta y vuelto a construir hace aproximadamente 10 años.

Fue durante muchos años sede de eventos cívicos y artísticos; en la década de los cuarenta albergó en una o dos ocasiones la entonces llamada "Gran Feria Potosina" -hoy Feria Nacional Potosina- que incluía exposiciones comerciales y agrícolas y ganaderas, así como eventos deportivos.

Martín Báez | El Sol de San Luis

Uno de sus lagos artificiales, conocido como "Lago de las Flores", sirvió de casino y actuó en él uno de los cantantes "de la nueva ola": Enrique Guzmán.

En recientes administraciones municipales, se acarició la posibilidad de convertir la alameda en una especie de zoco; instalar en sus pasillos a mercaderes ambulantes para retirarlos de céntricas calles fue un proyecto que tuvo sus voces en pro y en contra pero que se concretó a medias. Luego, se utilizó como sede de una feria permanente del empleo.

Martín Báez | El Sol de San Luis

La autoridad municipal se esfuerza por mostrar interés en la alameda "Juan Sarabia", se desvive con anuncios de su rescate pero no ofrece más allá de lo que es su mantenimiento acostumbrado, regado y corte de césped y barrido de sus pasillos.

No divulga siquiera que, entre su numerosa flora, hay un todavía pequeño retoño del Árbol de la Noche Triste, un ahuehuete donado hace dos o tres años por el Ayuntamiento de Dolores Hidalgo, Guanajuato.

Y aunque todavía hay quien recuerda los atractivos de la alameda, como los caballitos para tomarse la foto, hay evidencia de que también contó, en algún momento, con un pequeño zoológico, como lo menciona el periodista Federico Monjarás, en uno de sus libros.

Archivo | El Sol de San Luis





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Expropiada y cedida al Gobierno del Estado a finales de la década de 1850, la huerta privada de los Carmelitas pasó por grandes vicisitudes antes de convertirse en lo que es hoy la alameda "Juan Sarabia", un paseo público decretado por el entonces mandatario Vicente Chicoséin que, en su momento, no se cristalizó del todo.

Incluso, estuvo a punto de no existir al ser puesta en venta años después, en 1861, por el Ayuntamiento incapacitado, desde entonces, para darle mantenimiento. Luego reculó y retiró la oferta.

Años después, en 1887 una compañía ferroviaria ofreció comprar -o apropiarse, mediante cesión- gran parte de sus terrenos, para instalar ahí una de sus estaciones; ello terminó por ceder una parte de su extenso predio para la edificación de la antigua estación del ferrocarril.

A partir de ahí, con la llegada formal del ferrocarril el entonces llamado "Paseo de la Constitución" tuvo un auge y fue un verdadero punto de reunión por la gran actividad comercial y de hotelería a su alrededor; años después, se edificó la nueva estacion, hoy Museo del Ferrocarril.

Fue hasta 1932 cuando recibió oficialmente el nombre de “Alameda Juan Sarabia en honor al periodista y político liberal potosino, cuyo busto en bronce desapareció de su rotonda ahí mismo hace pocos años, después de que una pareja lo desprendió para robarlo.

Otras estatuillas que había en la Alameda han desaparecido también, como la llamada "La musa del agua"; el cronista popular, Eduardo López Cruz recuerda que estuvo desde 1932 hasta 1996, y se ignora qué sucedió con ella.

Historiadores locales recuerdan que la huerta de Los Carmelitas estuvo bardeada, y esas bardas permanecieron durante años, aún siendo ya el paseo de los potosinos, lo que contribuyó en parte a convertirse en guarida de malvivientes; actualmente, y todavía, por la ausencia de vigilancia suele ser escenario de atracos a transeúntes.

El también cronista popular, Adrián René Contreras, dejó constancia en una de sus recopilaciones que en 1889 fue colocado el primer monumento al centro de la alameda, la escultura de Miguel Hidalgo que estuvo en la Plaza de Armas, y en 1910 la Colonia Alemana construyó el lago de los patos y el faro, como una aportación a los festejos del primer centenario de la independencia.

Se construyó también un kiosco donde se daban serenatas y se hacían mítines políticos, en uno de los cuales, en la década de los veinte, el gobernador Aurelio Manrique sufrió un atentado. El kiosco fue retirado probablemente en la década de los cuarenta y vuelto a construir hace aproximadamente 10 años.

Fue durante muchos años sede de eventos cívicos y artísticos; en la década de los cuarenta albergó en una o dos ocasiones la entonces llamada "Gran Feria Potosina" -hoy Feria Nacional Potosina- que incluía exposiciones comerciales y agrícolas y ganaderas, así como eventos deportivos.

Martín Báez | El Sol de San Luis

Uno de sus lagos artificiales, conocido como "Lago de las Flores", sirvió de casino y actuó en él uno de los cantantes "de la nueva ola": Enrique Guzmán.

En recientes administraciones municipales, se acarició la posibilidad de convertir la alameda en una especie de zoco; instalar en sus pasillos a mercaderes ambulantes para retirarlos de céntricas calles fue un proyecto que tuvo sus voces en pro y en contra pero que se concretó a medias. Luego, se utilizó como sede de una feria permanente del empleo.

Martín Báez | El Sol de San Luis

La autoridad municipal se esfuerza por mostrar interés en la alameda "Juan Sarabia", se desvive con anuncios de su rescate pero no ofrece más allá de lo que es su mantenimiento acostumbrado, regado y corte de césped y barrido de sus pasillos.

No divulga siquiera que, entre su numerosa flora, hay un todavía pequeño retoño del Árbol de la Noche Triste, un ahuehuete donado hace dos o tres años por el Ayuntamiento de Dolores Hidalgo, Guanajuato.

Y aunque todavía hay quien recuerda los atractivos de la alameda, como los caballitos para tomarse la foto, hay evidencia de que también contó, en algún momento, con un pequeño zoológico, como lo menciona el periodista Federico Monjarás, en uno de sus libros.

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