Las Posadas no son para embriagarse ni para pecar de gula: Iglesia

“Es tiempo de dar posada en nuestro corazón a aquellos pobres que viven en la marginación, en el olvido, en la tristeza”: Arzobispo

Angélica Maldonado

  · sábado 15 de diciembre de 2018

Archivo OEM | El Sol de San Luis

Inician el 16 de Diciembre las Posadas, las cuales se celebran durante 9 días consecutivos, para culminar el 24 de Diciembre y se realizan en el seno familiar, con los amigos y vecinos o con nuestros seres queridos, para prepararnos al Nacimiento de Cristo, por eso no hay que confundirnos que las Posadas son bailes, comilonas, desenfrenos de todo tipo, sino más bien se debe rezar el rosario, pedir posada entre cada Misterio del rosario y entonar cantos que nos preparen a recibir a Cristo Jesús.

Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, quien indicó que las Posadas nos recuerdan el peregrinar del señor San José, padre de Jesús y de la Virgen María, Madre de Dios que está por nacer. Nos recuerdan que debemos ser humildes de corazón, como ellos lo fueron y dejarnos de orgullos y frivolidades, y “dar posada en nuestro corazón” a aquellos pobres que viven en la marginación, en el olvido, en la tristeza.

Hay muchos que necesitan más que de nuestro apoyo económico, requieren más de nuestro tiempo, de nuestro cariño, afecto, y de nuestro apoyo espiritual. Hay que ir con aquellos que se sienten solos, tristes, olvidados.

Hay que recordar que “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre” y hemos de prepararnos para recibirlo, para tener un corazón limpio, puro, transparente y agradecido, que no anide odios, discordias, rencores, venganzas, injusticias, porque eso nos daña a nosotros mismos y daña a nuestros hermanos, a nuestra familia.

“Dios Padre envió a Su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor y se manifestó naciendo en Belén de Judea, en calidad de hombre, a nuestra imagen y semejanza. Por tanto, hemos de seguir su ejemplo de amor, de paz y ser hombres de justicia, con espíritu limpio y digno a Sus ojos”.

Jesús de Nazaret con su Palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios. Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz, condición para nuestra salvación. Indicó el jerarca católico: “Pido a Dios que podamos encontrarnos los hombres y hacer juntos, caminos de Justicia y Paz, que nos lleven a vivir las Posadas y la Navidad de una manera más cercana, fraterna y solidaria.

“No olvidemos que una manera de prepararnos, para la celebración de la Navidad, es limpiar los ojos de nuestra alma y de nuestro corazón, confrontándonos con la Palabra de Dios, y viviendo la conversión con la participación en el Sacramento de la Penitencia y en la Eucaristía”.

Así que, ¡Abramos de par en par la puerta de nuestro corazón y acojamos a Jesús Niño, “El Emmanuel”, para recomponer vínculos familiares, laborales, sociales, políticos, y vivir en armonía con Dios, con nosotros mismos, ¡con los otros y con todo lo creado! “Dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida”.