Se prevé que será hasta finales de 2022 o principios de 2023, cuando podamos regresar al nivel estándar de la meta inflacionaria en México, el cual es de entre el 3.0 y 4.0 por ciento. No obstante, todo dependerá también de que no haya una nueva ola de contagios por Covid-19, pues esto vendría a repercutir aún más a la economía del país.
Así lo señaló el economista Juan Carlos Méndez Ferrer, quien manifestó que “habrá qué ser muy pacientes” y esperar a que la inflación vaya descendiendo paulatinamente a lo largo del próximo año, sobre todo porque, al menos los siguientes 2 o 3 meses se tendrán incrementos significativos en los precios de muchos productos y servicios, que impactarán al consumidor.
Sin embargo, mencionó que la trayectoria de la inflación podría verse aún más afectada si se presenta una cuarta ola de contagios por Covid-19, pues esto nuevamente perjudicaría la actividad económica del país; por lo que, habrá que esperar a ver cuál será el panorama de salud en los próximos dos meses.
“Ojalá que para marzo o abril tengamos buenas noticias de que la inflación ya está en 6.5 por ciento, y que para mediamos del próximo año esté en un 5.8 por ciento aproximadamente, y, así se vaya estabilizando gradualmente hasta llegar a una meta de entre el 3.5 y 4.0 por ciento”, expresó.
Si bien, dijo, aunque la inflación que se registró este año del 7.0 por ciento no es comparable con la que se tuvo en la década de los 80’s, la cual fue mayor al 150 por ciento, sí es preocupante que haya superado por mucho la meta promedio, pues esto repercutirá de diferentes maneras en cada uno de los sectores productivos.
Explicó que, al subir la inflación, muy posiblemente el Banco de México también incrementará la tasa de interés al 5.5 o 6.0 por ciento. Esto impactará de dos maneras: por un lado, se verá reflejado en créditos más caros, sobre todo en aquellos que tiene una tasa de interés variable; por otra parte, podría repercutir en el precio del dólar que a su vez afectará al costo de las importaciones, por ende, incrementarán los costos de producción de las empresas, lo que puede generar mayor inflación.