/ jueves 14 de mayo de 2020

Estudiantes, la esperanza que requiere la humanidad: Ana Luisa Rodríguez

Una maestra ejemplo de dedicación, esfuerzo y voluntad en las aulas. Su labor de transformar vidas a través de la educación

Esculpir las jóvenes mentes a través de la enseñanza y, ser el vínculo entre el entendimiento y la sapiencia, ha sido la encomienda de Ana Luisa Rodríguez Rodríguez, de 31 años de edad, y quien desde hace 10 años, es maestra de primaria en comunidades del Estado.

Ana Luisa, siempre supo que quería dedicarse a la docencia, pues tuvo el ejemplo de su padre José Antonio Rodríguez Durán (QEPD), quien fuera maestro en educación secundaria, y quien veía la enseñanza como un acto liberador y transformador, que eliminaba las ataduras de la ignorancia.

“Me dediqué a ser docente porque tuve el ejemplo de mis padres, siempre con una actitud altruista en su servicio al trabajo, se les veía feliz haciendo lo que les gustaba. En el caso de mi papá, que si era maestro de secundaria, la satisfacción de enseñar y apoyar a sus alumnos me influenciaría. Con mi mamá que fue enfermera, observé la dedicación con sus pacientes. Eso me motivó a tener un trabajo que tuviera contacto con la gente para aportarles algo a futuro. Mi papá fue maestro de Artísticas, mi hermana la mayor es Lic. en Educación Especial y trabaja en un USAER, mi esposo es profesor de Historia, así como primas, primos, tías y tíos, que también se desempeñan en áreas de la docencia”, mencionó la maestra Ana.

El comienzo de Ana como maestra, estuvo marcado por las fuertes desigualdades que padecen muchas comunidades de la entidad, carencias y el fuerte olvido de niños y niñas por un sistema que, en ocasiones, les niega el formarse enteramente en el conocimiento para así poder salir adelante del complejo mundo que les rodea.

“Al obtener mi plaza en Educación Primaria, comencé a laborar en el municipio de Santa María del Río en tres comunidades a lo largo de cuatro ciclos escolares, estas comunidades fueron, "Los Cuartos" , "Estancia de Atotonilco" y "Villela". Al tramitar mi primer cambio a otra zona, estuve en el municipio de Mexquitic de Carmona en las localidades de "Puerto de Providencia" y "Agua Señora".

“Las dificultades que he enfrentado de manera recurrente, han sido carencias tanto económicas, como emocionales y eso me enseñó a transformar mi labor dentro del aula, ya que es difícil exigir a un alumno que adquiera el conocimiento, cuando no ha comido o no tiene la oportunidad de tener todos sus artículos y material de trabajo cuando se le pide, hay que tener una actitud de apoyo para esos niños”.

Su vida como facilitadora de conocimiento también le ha otorgado grandes satisfacciones, donde a pesar de la adversidad de la que ha sido testigo, ha podido abrazar con madurez las grandes lecciones de vida que le han dejado sus alumnos con el pasar de los años, “ Una de las mejores satisfacciones es enseñar a leer y escribir, ya que es un trabajo enorme. Me tocó experimentar en un grupo de primer grado en una zona urbana-marginal, una etapa de gran dedicación, paciencia y amor, y por qué no, también de frustración, pero al final los resultados fueron muy placenteros y ellos-mis alumnos- se sintieron seguros de sí mismos”.

“También el convivir con la inocencia de los alumnos me ayudado a entender que todavía hay esperanza en la humanidad y que ellos pueden ser un gran agente de cambio”, manifestó Ana.

Actualmente la maestra Rodríguez se encuentra trabajando en la escuela Lic. José Vasconcelos en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, donde felizmente desempeña su gran vocación. Además al festejarse hoy el Día del Maestro y la Maestra, abre un espacio en donde cavila acerca de las injusticias y retos que enfrentan los docentes como potenciadores de saberes, “Aún en la actualidad se criminaliza la lucha del magisterio por sus derechos laborales y en esta lucha se desvalorizó el papel del maestro como agente de cambio. En la actualidad tratamos de demostrar la importancia del maestro como formador de los ciudadanos de este país, la escuela es igual que la familia, son instituciones que transmiten valores, normas de convivencia y compromisos con la sociedad. Ojalá que esta situación actual, que tiene a los padres a cargo de las labores escolares desde casa, ayude a concientizar el trabajo docente”, puntualizó.

Ser maestra como Ana Luisa, no es una labor cualquiera, es saber a conciencia que se es generadora de conocimiento y cambio, es valorar lo ético, lo lúdico y hasta lo emocional, que pueda transformar de manera positiva a su alumnado, es ser una fuerza educadora capaz de permutar al ser humano.

Esculpir las jóvenes mentes a través de la enseñanza y, ser el vínculo entre el entendimiento y la sapiencia, ha sido la encomienda de Ana Luisa Rodríguez Rodríguez, de 31 años de edad, y quien desde hace 10 años, es maestra de primaria en comunidades del Estado.

Ana Luisa, siempre supo que quería dedicarse a la docencia, pues tuvo el ejemplo de su padre José Antonio Rodríguez Durán (QEPD), quien fuera maestro en educación secundaria, y quien veía la enseñanza como un acto liberador y transformador, que eliminaba las ataduras de la ignorancia.

“Me dediqué a ser docente porque tuve el ejemplo de mis padres, siempre con una actitud altruista en su servicio al trabajo, se les veía feliz haciendo lo que les gustaba. En el caso de mi papá, que si era maestro de secundaria, la satisfacción de enseñar y apoyar a sus alumnos me influenciaría. Con mi mamá que fue enfermera, observé la dedicación con sus pacientes. Eso me motivó a tener un trabajo que tuviera contacto con la gente para aportarles algo a futuro. Mi papá fue maestro de Artísticas, mi hermana la mayor es Lic. en Educación Especial y trabaja en un USAER, mi esposo es profesor de Historia, así como primas, primos, tías y tíos, que también se desempeñan en áreas de la docencia”, mencionó la maestra Ana.

El comienzo de Ana como maestra, estuvo marcado por las fuertes desigualdades que padecen muchas comunidades de la entidad, carencias y el fuerte olvido de niños y niñas por un sistema que, en ocasiones, les niega el formarse enteramente en el conocimiento para así poder salir adelante del complejo mundo que les rodea.

“Al obtener mi plaza en Educación Primaria, comencé a laborar en el municipio de Santa María del Río en tres comunidades a lo largo de cuatro ciclos escolares, estas comunidades fueron, "Los Cuartos" , "Estancia de Atotonilco" y "Villela". Al tramitar mi primer cambio a otra zona, estuve en el municipio de Mexquitic de Carmona en las localidades de "Puerto de Providencia" y "Agua Señora".

“Las dificultades que he enfrentado de manera recurrente, han sido carencias tanto económicas, como emocionales y eso me enseñó a transformar mi labor dentro del aula, ya que es difícil exigir a un alumno que adquiera el conocimiento, cuando no ha comido o no tiene la oportunidad de tener todos sus artículos y material de trabajo cuando se le pide, hay que tener una actitud de apoyo para esos niños”.

Su vida como facilitadora de conocimiento también le ha otorgado grandes satisfacciones, donde a pesar de la adversidad de la que ha sido testigo, ha podido abrazar con madurez las grandes lecciones de vida que le han dejado sus alumnos con el pasar de los años, “ Una de las mejores satisfacciones es enseñar a leer y escribir, ya que es un trabajo enorme. Me tocó experimentar en un grupo de primer grado en una zona urbana-marginal, una etapa de gran dedicación, paciencia y amor, y por qué no, también de frustración, pero al final los resultados fueron muy placenteros y ellos-mis alumnos- se sintieron seguros de sí mismos”.

“También el convivir con la inocencia de los alumnos me ayudado a entender que todavía hay esperanza en la humanidad y que ellos pueden ser un gran agente de cambio”, manifestó Ana.

Actualmente la maestra Rodríguez se encuentra trabajando en la escuela Lic. José Vasconcelos en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, donde felizmente desempeña su gran vocación. Además al festejarse hoy el Día del Maestro y la Maestra, abre un espacio en donde cavila acerca de las injusticias y retos que enfrentan los docentes como potenciadores de saberes, “Aún en la actualidad se criminaliza la lucha del magisterio por sus derechos laborales y en esta lucha se desvalorizó el papel del maestro como agente de cambio. En la actualidad tratamos de demostrar la importancia del maestro como formador de los ciudadanos de este país, la escuela es igual que la familia, son instituciones que transmiten valores, normas de convivencia y compromisos con la sociedad. Ojalá que esta situación actual, que tiene a los padres a cargo de las labores escolares desde casa, ayude a concientizar el trabajo docente”, puntualizó.

Ser maestra como Ana Luisa, no es una labor cualquiera, es saber a conciencia que se es generadora de conocimiento y cambio, es valorar lo ético, lo lúdico y hasta lo emocional, que pueda transformar de manera positiva a su alumnado, es ser una fuerza educadora capaz de permutar al ser humano.

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