NOSTALGIAS DE AMOR
En el marco de la celebración del 14 de febrero Día del Amor y la Amistad, hay un sector de la población que ante la ausencia del ser amado, entre nostálgicos recuerdos, lágrimas de amor y de dolor, celebra haber vivido el amor a plenitud, en un ambiente de respeto y hasta cierto punto, de adrenalina y temor. Se trata de adultos mayores para quienes su etapa de enamoramiento fue “lo más bonito” que hayan vivido.
DON MANUEL DE TOLOSA
Don Manuel Pérez Martínez, ex trabajador de Minera México lúcido a sus 95 años de edad cuenta que en su época el amor era de mucho respeto, “no había quien tocara a la novia ni el mismo novio, platicábamos por medio de cartitas que nos mandábamos, si había modo platicábamos un ratito pero era muy delicado”.
Oriundo de Tolosa en Pinos Zacatecas recuerda con una sonrisa maliciosa que todo se hacía a escondidillas, “nombre ahora es un desastre ya, que bonito antes, bonito y con sacrificios, cuando los novios se casaban, se iban hasta las afueras del rancho al mezquite de los novios a caballo y de ahí se regresaban con música a la casa del padrinos y al final a la casa del novio”.
Nacido el 19 de junio de 1924, dijo al preguntarle si tenía aun alguna novia que ya no porque ya tiene mucha familia y la respeta, y con la misma sonrisa maliciosa dice que “ya seria contra la ley”.
Continuando su relato dijo que antes, “nada de andar abrazando a la novia ni besándola, se tenía la novia y hasta ahí nada de andar con otra u otro, era fijo aquel noviazgo, se casaban vírgenes tanto el hombre como la mujer, era muy bonita mi época, todo con preclusión y a la medida, había muy bonitos matrimonios, yo soy de esa época, había mucho respeto entre la familia y la humanidad”.
Lamento las condiciones actuales en que se da el amor y las relaciones de pareja, “ahorita tienen un novio y otro y otro, y por tanto pasamanos hasta que fracasan y siguen fracasados y fracasadas y ahí se va y se va, antes con autoridades de por medio se pedían a las novias a los papás y ya si no querían pues los novios se huían juntos y luego tenían que ir a verle la cara a los papás de la novia”.
Criado con aguamiel, ratas y conejos, con lagrimas en los ojos don Manuel recuerda al fruto de su amor, quien desde hace varios años lo dejo “solo en este mundo”.
NO HABÍA MÁS QUE CARTITAS, FLORES Y BESOS EN LA MANO
Para la señora Josefina quien a sus más de 90 años aun se preocupa por su apariencia, envuelta en frazadas y gorros comenta que en su vida tuvo “como unos seis” novios, dos de ellos “eran guapos”, con uno de ellos contrajo matrimonio procreando a cinco hijos.
“Nada más platicábamos de las flores, del tiempo y de cosas así, nuestras pláticas eran de cosas simples, nada de otras cosas, no celebrábamos el 14 de febrero, solo en ocasiones me regalaba una flor”.
Aun con un dejo de desencanto, cuenta que para casarse debió sortear “una de problemas porque no lo dejaban a uno salir, no lo dejaban que tuviera uno novio y uno debía obedecer, la situación de antes era diferente, a tantos problemas si logre casarme, él me pidió a mis papás y a muchas cosas al final aceptaron”.
Doña Josefina cuenta que tenía prohibido salir con algún hombre de su juventud, “no lo dejaban a uno salir, nos tenían muy restringidos, no podía uno salir, y solo podía verlo a las quinientas, tenía que hacer uno algún esfuerzo y ver la forma en poder vernos”.
No había más que flores y besos en la mano, era lo mucho a que podía aspirar el novio, ni imaginar en algún abrazo o beso en alguna otra parte del cuerpo ni siquiera en las mejillas, “eran otros tiempos de amor”.
Ahora, los tiempos cambian, todo ha cambiado, los novios de ahora son muy diferentes a los de antes, “pero como yo ahora no tengo nada en común, pues ya no me preocupo por nada”.
EL PASADO SE AÑORA SIEMPRE, LA FAMILIA Y EL AMOR
Josefina Vera Álvarez, de 88 años de edad cuenta con nostalgia que sus amores fueron pocos, “en mis tiempos todo se concretaba en ir al colegio y ahí ver al novio, la comunicación era con cartitas, con dibujos, con recaditos y flores”.
Oriunda de Pánuco Veracrúz, recuerda que las afluentes de ese rio eran testigos de sus encuentros amorosos, sin embargo no acudía sola, estaba prohibido, iba la familia competa y solo podían verse, la oportunidad para platicar era solo en las aulas, mediante “papelitos”.
“No salíamos a pasear, nos veíamos en la escuela y un día solo dijo que si yo no pretendía yo casarme y le dije que si, fue muy sencillo”, de ese matrimonio con quien fue su primer amor, nacieron dos hijos que en breve tiempo quedaron en la orfandad, siendo para ella el trance más doloroso de su vida.
Mas amores vinieron después, pero ninguno con aquella esencia e intensidad del primer amor en las aulas, con sus ojos inundados, doña Josefina dijo añorar su pasado y con ello su amor, “todo lo pasado se añora siempre, tanto la familia como al amor
Lamenta que ahora el amor es un libertinaje, “no es un noviazgo o un amor sin malicia como antes eran”, recomendó a las parejas que si se quieren se respeten, que prevalezca la unidad y la fidelidad, “ser nada más uno para otro, no jugar con uno y con otro”.