En pleno bullicio de un tianguis de fin de semana, Flor Olivia asoma su mirada por encima del cubre bocas en su negocio de venta de cintas y dice: “la discriminación y la violencia contra las mujeres es permanente, es el problema de todos los días y hay que añadirle la falta de oportunidades, eso no cambia”.
Hace sus labores cotidianas en el Día Internacional de la Mujer, como un día cualquiera. No recibe obsequios, mensajes, ni “felicitaciones” –eso ni al caso, dice- pero no por ello deja de exigir que a la mujer le sean respetados sus derechos, que se le tome en cuenta su esfuerzo y se actúe en consecuencia”.
Es emprendedora, su negocio le permite enfrentar el reto económico, pero definitivamente no es suficiente; exige por ello oportunidades de empleos bien remunerados, como los que consiguen los hombres por el simple hecho de serlo. Es una injusticia que se sigue presentando en muchos lugares por más que se niegue.
¿Qué están haciendo las mujeres para terminar con estas desigualdades e injusticias?, nada y Flor Olivia es consciente de ello, por eso, exige a la autoridad que entregue resultados, que haga algo, que no se quede de brazos cruzados dejando que las cosas pasen, ya que esa actitud solamente profundizará el abismo.
Comerciante, trabajadora y emprendedora, exige respeto para las mujeres con todo lo que ello implica. Las diferencias entre mujeres y hombres siguen siendo abismales, “ellos tienen más oportunidades para todo y es momento que eso cambie”.