Este miércoles fue un día diferente en el asilo Montes de Oca, donde la música en vivo rompió el silencio y despertó las ganas de bailar un buen danzón, con todo y andadera.
En el asilo habitan 32 adultos mayores, 18 hombres y 14 mujeres, que por diferentes circunstancias de la vida han llegado a este lugar; está el caso de Lupita, quien fue directora administrativa del Autotransporte Federal de Carga y Pasaje en tiempos del ex presidente López Portillo, ella tiene un hijo pero está casado, así que vivía sola hasta que un mal día se subió a una escalera de aluminio para cambiar un foco y tuvo una caída.
Entonces se fue a vivir con un tío un tiempo y en abril llegó al asilo, aunque tiene vívidos recuerdos de sus mejores años y asegura “no pasé de noche por la vida”, su hermana explica que fue llevada a este lugar debido a que hace siete años comenzó a padecer alzheimer y poco a poco fue imposible que viviera sola, “no comía, se le olvidaba la medicina o salía de la casa y se le olvidaba cómo regresar”.
El asilo cuenta con habitaciones colectivas y privadas, ya sea para personas que prefieren o requieren un espacio privado, o para parejas, como Aurelia y Alejandro, que con 48 años de matrimonio decidieron vender su departamento e irse a vivir al asilo, “ya estamos grandes y no tenemos mucha familia aquí, están fueras, en la Ciudad de México, Texas y otros lugares”.
La pareja sólo tuvo una hija pero migró a Estados Unidos de forma irregular hace 15 años, así que no ha podido regresar a México, en este lugar ellos han hecho amistades y continúan agregándole años a su matrimonio con una sencilla receta: “creer en Dios, tener fe, enojarnos pero contentarnos, si estamos enojados en la cama no voltearnos, sino ver al mismo lado y hablar”.
María Eugenia Gaytán, la coordinadora del asilo, explica que son pocos los adultos mayores que llegan a internarse solos, la mayoría son llevados por familiares, ya sea los hijos, sobrinos o nietos, quienes pueden visitarlos a diario y también pueden llevarlos a pasear fuera del asilo, con tristeza refiere que hay dos mujeres que no cuentan con nadie afuera, pues una de ellas no tiene familia, y aunque la otra sí tuvo un hijo, es “como si no tuviera”.
Este miércoles tuvieron un pequeño festejo con motivo del Día del Abuelo, les llevaron comida, pastel, globos y hubo música en vivo, que al comenzar a sonar despertó una ilusión: “ojalá venga alguien que sepa bailar danzón”.