A diferencia de la ciclovía creada en la avenida Himno Nacional, la de la avenida Venustiano Carranza parece más conservada, más limpia y mejor delimitada y opera de manera funcional a pesar que en un principio hubo oposición al proyecto.
Así, a un año que inició su operación tal área para bicicletas es respetada en casi todos sus tramos, incluyendo por motociclistas y por usuarios del transporte urbano “que antes se atravesaban, sin fijarse, para tomar el camión”.
Algunos comerciantes o encargados de establecimientos de Carranza dicen ya haberse acostumbrados a la ciclovía, que les costó el retiro de sus cajones de estacionamiento; ahora esperan que el Ayuntamiento de la capital no se olvide y deje de darle mantenimiento.
Un empleado de una farmacia cree que la ciclovía de Carranza ha perdurado en mejores condiciones porque se utilizó material de mejor calidad que en la instalada en la avenida Himno Nacional, y porque a pesar del retiro de cajones de estacionamiento se permite el estacionado para carga y descarga.
Uno de los problemas que persisten es que los usuarios del transporte urbano se atraviesan para abordar la unidad, y a veces no se fijan si se acerca o no algún biciclo… Aunque los ciclistas deben procurar también mantenerse atentos al cruce de peatones.
Marcado en su momento por reclamos de comerciantes y vecinos que se oponían al proyecto –y el deceso de un ciclista, adulto mayor, que cayó de su unidad por falta de señalética-, la ciclovía de Carranza parece ya encajó totalmente; lo que si ya no existe son los paraderos de aquella empresa llamada Yoy, que se dedicaba a la renta de bicicletas, pero cuyas unidades fueron desapareciendo.
La ventaja, dicen, es que la avenida Carranza se convirtió en “paseo cultural”, y hay un comité integrado por comerciantes y empresarios que trabajan de la mano con las autoridades para seguir manteniendo la zona en excelentes condiciones.