El matrimonio es una tradición que en muchas comunidades se considera como un ritual sagrado y de gran importancia para la pareja y sus familiares. Por ello, en la organización y realización de la boda se involucran varios de los integrantes, tanto de la familia de la novia como del novio.
Las bodas en San Luis Potosí son muy similares entre sí. La ceremonia religiosa y/o civil, la fiesta, el brindis, el vals, la vestimenta, etc., son parte de los elementos básicos que las caracterizan, sin embargo, en algunos lugares, sobre todo en pueblos y rancherías, hay costumbres muy específicas que las diferencian de una celebración “común”.
Por lo general, las bodas en estos lugares suelen ser muy extensas, hay festejos que duran todo un día y otros que se extienden hasta dos o tres. Muchas parejas acostumbran a casarse por el Registro Civil un día antes de la ceremonia religiosa, otras prefieren hacerlo en el mismo día.
Elliott Ruiz, fotógrafo de eventos sociales, compartió con El Sol de San Luis que, en su experiencia, ha observado que es muy común que la misa se realice al medio día; al salir de la iglesia los invitados arrojan arroz, pétalos de flores blancas o burbujas a los novios para celebrar su unión. De ahí el nuevo matrimonio se dirige al salón o casa donde se dará una comida para los familiares y amigos cercanos; algunos “desfilan” a pie y otros optan por ir en un carruaje jalado por un caballo o un burro, mientras la tambora, la banda o el mariachi va ambientando por las calles del pueblo.
A la hora de la comida también hay música de banda y mariachi para animar, y por la noche se hace el baile (por lo general en espacios abiertos al público, como canchas o jardines) en el que asiste todo el pueblo y hasta de otras comunidades (es poco común que hagan un evento privado). Ahí los nuevos esposos bailan el vals entre ellos, con la familia y demás asistentes; las personas que bailan con los novios les pegan en su vestimenta billetes de $200 o $500, inclusive dólares.
“Se baila la víbora de la mar versión huapango, las mujeres se toman de las manos y los hombres del cinturón del pantalón. Me ha tocado ver que llevan toritos con pólvora y los encienden en este momento para bailar. Después la novia lanza el ramo y el novio la liga. Hacen la marcha fúnebre, los hombres cargan al novio en sus hombros, lo lanzan al aire y le quitan algunas prendas como los zapatos y calcetines, los arrojan al suelo y la novia los va recogiendo mientras camina detrás de ellos, al final ella lo vuelve a vestir. Algunos también hacen el baile del mandilón, al novio se le coloca un mandil y se le da una escoba, él comienza a bailar mientras barre la pista y la novia va detrás de él con un cinturón en mano”.
Asimismo, agregó, una nueva costumbre que han adoptado las novias en sus bodas es que, en lugar de lanzar el ramo, se coloca en una caja de cristal transparente, la cierran con candado y a cada mujer soltera se le da una llave con la que van a intentar abrir la caja, la que lo logre se queda con el ramo y será la próxima en casarse.
José Manuel Castillo también comentó a este medio que, de donde él es originario, de la comunidad Los Rivera en el municipio de Villa de Zaragoza, las familias de los novios sacrifican puercos, vacas, chivos y borregos con los que preparan el tradicional asado de boda, el mole y la barbacoa de hoyo, estos platillos los complementan con frijoles charros y arroz rojo con verduras. “Aunque la comida por lo general es para los invitados cercanos de los novios, si llegan más personas de imprevisto a todas las reciben y les dan de comer”.
Igualmente, dijo, el baile y el protocolo es por la noche, en donde “va todo mundo”, pues llevan grupos norteños o conjuntos musicales conocidos, montan un escenario y tocan por varias horas (extendiéndose hasta la madrugada). Dependiendo de la agrupación es el costo, pero un promedio de lo que cobran ronda entre los 200 mil y un millón de pesos.
El señor Aristeo González, originario de la huasteca potosina, explicó que él y su esposa han tenido la experiencia de ser padrinos de bodas. “En el Ejido La Lima, las bodas son un evento en el que participa prácticamente toda la comunidad y se tienen varios padrinos; ellos deben ir un día antes de la boda a la casa de alguno de los novios a preparar la comida que se va a ofrecer a los invitados; todos ayudan por igual, hombres, mujeres, niños y niñas están en la cocina o el patio, ya sea matando un cochino o varios pollos, preparando las salsas o limpiando la carne y las verduras”.
El día de la fiesta, explicó, primero van a la iglesia, la misa se hace de la manera tradicional católica; al salir hay un grupo de banda o un trío huapanguero que acompaña a los novios y la comitiva hasta la casa de la novia, donde se ofrece un primer banquete a los asistentes, algo sencillo, puede ser picadillo con arroz y tortillas; ahí beben jobito o algún licor. Este festejo dura aproximadamente una hora y media o dos. Después de eso se trasladan con los músicos y los invitados caminando a casa del novio, donde será la fiesta grande.
Al llegar, los papás y los padrinos más cercanos (bautizo, lazo y velación) entran a una habitación en donde tienen una plática con los nuevos esposos para darles consejos matrimoniales y buenos deseos, en ocasiones los acompaña un sacerdote, quien da la bendición a los recién casados, y se encienden velas para algún santo, como San Judas Tadeo, también puede ser a una imagen de Jesús o la Virgen María.
“En la fiesta grande primero se sirve la comida a todos los invitados, y como es un festejo abierto puede llegar gente de todo el pueblo y de otras comunidades; mientras tanto se está montando un escenario grande para el grupo que amenizará el baile por la noche. Se sirven los platillos tradicionales como asado de boda, barbacoa y mole, a veces también dan zacahuil (típico de la huasteca); después de eso sigue el pastel, la foto de los novios y de las personas comiendo”.
Ya más tarde, agregó, “los novios pasan al centro del patio, que funge en esta ocasión como pista de baile, ahí bailan el vals entre ellos, con la familia y algunas veces con los invitados a la boda. Después de este protocolo sigue el baile con algún grupo de banda o norteño de la región, y la fiesta se prolonga hasta que amanece”.
Por último, al día siguiente de la fiesta se "recalienta" la comida y vuelven a asistir algunos habitantes del pueblo, y los novios aprovechan para abrir algunos de sus regalos.