/ jueves 8 de abril de 2021

Aguas frescas, el elixir refrescante en temporada de calor

El secreto es elaborarlas de pulpa de fruta fresca y no de colorantes, además de mantenerla en temperatura

De horchata, de coco, chía, pepino y frutas, son las aguas frescas que adornan algunos de los rincones del Centro Histórico de la ciudad, y que hoy con la llegada del calor se han convertido en un elixir callejero deseado por muchos.

La refrescante tradición de consumir aguas de sabores en la vía pública, aumenta con la llegada de altas temperaturas, un oficio que para Jessica de 23 años -y comerciante de estas ricas bebidas- se ha ido transformando a través de los años.

Alejandra Ruiz |  El Sol de San Luis

Se sabe que en décadas pasadas las icónicas aguas frescas se realizaban con la pulpa de la fruta fresca y agua, para después dejarlas reposar en jarrones de barro que por su material las mantenía a una temperatura por debajo del clima del ambiente.

Hoy son garrafas de vidrio multicolores las que adornan los puestos y grandes pedazos de hielo cortado, lo que mantiene fría el agua que saborearan decenas de potosinos, donde el puesto de Jessica mantiene parte del proceso tradicional de obtención de pulpa de la fruta para elaborarlas, pues dice ya la mayoría utilizan saborizantes artificiales.

“Nosotros tenemos más de 10 años en el negocio de las aguas frescas, es un puesto familiar. Nos ponemos todo el año, pero en la época que más estamos presentes es cuando llega la primavera y el verano. La gente ya nos conoce y también los locatarios del centro son nuestros principales consumidores. Ahora que la temperatura ha aumentado tenemos un poquito de más de clientela y con eso nos ayudamos a subsistir dignamente”, comentó Jessica.

Alejandra Ruiz |  El Sol de San Luis

Aguas frescas “Irvin” comienza su rutina de trabajo en punto de las 5 de la mañana, pues es necesario que Jessica vaya por la fruta e ingredientes frescos que forman parte de la receta de sus bebidas. “Comenzamos temprano porque hay que preparar la pulpa, cortar la fruta, limpiar y desinfectar las garrafas. Posterior a ello iniciamos la preparación”, indicó.

Actualmente y debido a la presencia del Covid-19, este tipo de negocios han tenido que invertir un poco menos en la materia prima, y han reducido las cantidades pues aunque siguen vendiendo, la afluencia de clientela no es la misma.

“Al día llegamos a preparar un poco más de 120 litros de Aguas frescas, que es más o menos la mitad de lo que llegábamos a preparar antes de la llegada de la pandemia. El litro tiene un costo de 25 pesos y el medio de 15 pesos. El sabor más vendido es el de frutas, el cual ha sido el más solicitado a través de todos estos años de trabajo, el segundo sabor más pedido es el de limón y luego el agua de chía”.

De las medidas sanitarias que han tenido que atender por la crisis pandémica que continúa presente, es el despachar con cubrebocas, gel antibacterial y guantes; ahora las aguas ya no se dan en bolsita -como en años pasados-, sino que ya le otorgan a la clientela contenedores desechables de unicel con tapa para evitar la contaminación del producto.

Alejandra Ruiz |  El Sol de San Luis

Para el traslado de cada “vitrolero” utilizan transporte, en el cual reservan otras garrafas para cambiar el producto en caso de que éste ya se haya terminado.

Las aguas frescas son una bebida identitaria de los mercados y zonas comerciales de cada entidad, y se sabe que son la herencia de los néctares que en siglos pasados se comercializaban en los tianguis prehispánicos.

Jessica menciona que vender aguas frescas es todo un reto, pues se está bajo las inclemencias del tiempo, lo que requiere cuidar la temperatura de cada bebida, para que no se pierda su frescura y por supuesto no cambie para nada su sabor.

En San Luis Potosí las aguas frescas varían en sabores, como sandía, limón, piña, jamaica, fresa y rompope, pero en otras ciudades los ingredientes cambian y dependerá de la ubicación el tipo de preparación de éstas. “En otros lugares hacen agua de mamey, de avena con chocolate, “frutada” que es una mezcla de fresa, guayaba y durazno, y otras que tienen de base el jugo de naranja”.

Ya sean aciditas, dulces o de un sabor muy tenue, las aguas frescas son una manera de refrescar el paladar y de degustar el típico sabor de las bebidas hechas en casa. Preparadas para todos los gustos, estas ambrosías son el color que llega con el calor a la ciudad.

De horchata, de coco, chía, pepino y frutas, son las aguas frescas que adornan algunos de los rincones del Centro Histórico de la ciudad, y que hoy con la llegada del calor se han convertido en un elixir callejero deseado por muchos.

La refrescante tradición de consumir aguas de sabores en la vía pública, aumenta con la llegada de altas temperaturas, un oficio que para Jessica de 23 años -y comerciante de estas ricas bebidas- se ha ido transformando a través de los años.

Alejandra Ruiz |  El Sol de San Luis

Se sabe que en décadas pasadas las icónicas aguas frescas se realizaban con la pulpa de la fruta fresca y agua, para después dejarlas reposar en jarrones de barro que por su material las mantenía a una temperatura por debajo del clima del ambiente.

Hoy son garrafas de vidrio multicolores las que adornan los puestos y grandes pedazos de hielo cortado, lo que mantiene fría el agua que saborearan decenas de potosinos, donde el puesto de Jessica mantiene parte del proceso tradicional de obtención de pulpa de la fruta para elaborarlas, pues dice ya la mayoría utilizan saborizantes artificiales.

“Nosotros tenemos más de 10 años en el negocio de las aguas frescas, es un puesto familiar. Nos ponemos todo el año, pero en la época que más estamos presentes es cuando llega la primavera y el verano. La gente ya nos conoce y también los locatarios del centro son nuestros principales consumidores. Ahora que la temperatura ha aumentado tenemos un poquito de más de clientela y con eso nos ayudamos a subsistir dignamente”, comentó Jessica.

Alejandra Ruiz |  El Sol de San Luis

Aguas frescas “Irvin” comienza su rutina de trabajo en punto de las 5 de la mañana, pues es necesario que Jessica vaya por la fruta e ingredientes frescos que forman parte de la receta de sus bebidas. “Comenzamos temprano porque hay que preparar la pulpa, cortar la fruta, limpiar y desinfectar las garrafas. Posterior a ello iniciamos la preparación”, indicó.

Actualmente y debido a la presencia del Covid-19, este tipo de negocios han tenido que invertir un poco menos en la materia prima, y han reducido las cantidades pues aunque siguen vendiendo, la afluencia de clientela no es la misma.

“Al día llegamos a preparar un poco más de 120 litros de Aguas frescas, que es más o menos la mitad de lo que llegábamos a preparar antes de la llegada de la pandemia. El litro tiene un costo de 25 pesos y el medio de 15 pesos. El sabor más vendido es el de frutas, el cual ha sido el más solicitado a través de todos estos años de trabajo, el segundo sabor más pedido es el de limón y luego el agua de chía”.

De las medidas sanitarias que han tenido que atender por la crisis pandémica que continúa presente, es el despachar con cubrebocas, gel antibacterial y guantes; ahora las aguas ya no se dan en bolsita -como en años pasados-, sino que ya le otorgan a la clientela contenedores desechables de unicel con tapa para evitar la contaminación del producto.

Alejandra Ruiz |  El Sol de San Luis

Para el traslado de cada “vitrolero” utilizan transporte, en el cual reservan otras garrafas para cambiar el producto en caso de que éste ya se haya terminado.

Las aguas frescas son una bebida identitaria de los mercados y zonas comerciales de cada entidad, y se sabe que son la herencia de los néctares que en siglos pasados se comercializaban en los tianguis prehispánicos.

Jessica menciona que vender aguas frescas es todo un reto, pues se está bajo las inclemencias del tiempo, lo que requiere cuidar la temperatura de cada bebida, para que no se pierda su frescura y por supuesto no cambie para nada su sabor.

En San Luis Potosí las aguas frescas varían en sabores, como sandía, limón, piña, jamaica, fresa y rompope, pero en otras ciudades los ingredientes cambian y dependerá de la ubicación el tipo de preparación de éstas. “En otros lugares hacen agua de mamey, de avena con chocolate, “frutada” que es una mezcla de fresa, guayaba y durazno, y otras que tienen de base el jugo de naranja”.

Ya sean aciditas, dulces o de un sabor muy tenue, las aguas frescas son una manera de refrescar el paladar y de degustar el típico sabor de las bebidas hechas en casa. Preparadas para todos los gustos, estas ambrosías son el color que llega con el calor a la ciudad.

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