Con su cuerpo y pies envueltos en bolsas de plástico, su cabecita con un “sombrero” del mismo material, los ojos cerrados casi siempre porque le molesta la luz y en una silla de ruedas empujada por su hijo Aurelio, doña María Tenorio Cuevas de 100 años de edad, llegó al Congreso del Estado en medio de una pertinaz lluvia.
La Cuarta Transformación le quitó el único ingreso seguro que tenía: un apoyo de 1,050 pesos al mes a través del programa Prospera que desapareció con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, bajo la promesa de que le iría mejor y no tendría que sufrir más, pero no fue así, al contrario, hoy sobrevive de milagro, de caridad.
Antes del medio día, entró en su silla de ruedas al recinto de Vallejo 200. Su hijo Aurelio Méndez Tenorio la llevaba bien protegida, con un “atuendo” de bolsas de plástico, que servían de impermeable para protegerse de la lluvia; él no se salvó y llegó empapado, buscando que alguien lo ayudara.
Unos legisladores estaban reunidos con el titular del INTERAPAS, otros en la Comisión de Justicia y mientras, doña María seguía con sus ojos cerrados, sin moverse, sin hablar. Nació en 1919 y raras veces se ha enfermado, de hecho, no padece ninguna enfermedad crónica, “sólo le dan gripas pero no muy fuertes”, dice su hijo.
Aurelio, uno de sus cinco hijos y el único que le ayuda, asegura que “de repente le quitaron el apoyo, no nos han dado nada, le dimos el voto a MORENA que nos ofreció esto y lo otro y aquello, pero nada ha cumplido, no sé qué está pasando con esta gente; mi mamá se quedó sin ningún tipo de ingreso”.
Lo único que toma son vitaminas, “comemos frijolitos cuando hay, a veces nos aguantamos un día o dos sin comer hasta que logro conseguir algo; nadie nos ayuda del gobierno, a veces pido a las personas pero nada más, mi mamá tiene 100 años exactos y no puedo dejarla sola, nadie mas la cuida, solo yo”.
Son de una comunidad cercana al aeropuerto Ponciano Arriaga, desde donde se trasladaron de “aventón” para llegar al Congreso a pedir ayuda, a los diputados, a quien sea. Lograron reunir algo de dinero para pasar unos días, pero su problema no se resolverá, ellos quieren seguir recibiendo el apoyo del gobierno permanente.
Nos han ido a censar tres veces, nomás dicen que le va a llegar la pensión pero no llega nada, puras promesas.
Doña María y su hijo estuvieron unas dos horas en el Congreso del Estado, hasta que decidieron irse en busca de mejor suerte.
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