Nuevamente el estadio Alfonso Lastras Ramírez volvió a registrar un lleno, 25 164 aficionados se dieron cita para presenciar un encuentro que se ha vuelto más que un simple juego; y es que la visita de campeón Tigres a tierras potosinas volvió a cimbrar a la afición del Atlético de San Luis.
Y es que el aficionado potosino no olvida aquel 9 de marzo del 2013, cuando el Coloso de Valle Dorado fue invadido por una jauría amarilla, haciéndola una sucursal más del “Volcán” regiomontano.
Con forme se acercaba la hora del partido un sinfín de playeras amarillas y azules, en su mayoría con el número 10 en sus espaldas se mezclaban con las camisas rojiblancas potosinas, que, ahora sí, fueron mayoría en las tribunas.
Aunque el juego no tenía mucho que ofrecer, en las tribunas se vivía otra situación por un lado se escuchaba el clásico grito de Tigres, Tigres, que era opacado por el eco de mil voces que en conjunto gritaban San Luis, San Luis.
De las bancas salían voces fuertes, por un lado, el Tuca tratando de que su equipo despertara, por el otro Sosa dando indicaciones a sus muchachos de que de ser más certeros a la hora de ir al ataque.
La gente, cansada por el sol, comenzaba a desesperare de la ausencia del gol; pero el prime zarpazo felino llegó levantando a los miles de aficionados Tigres; pero segundos después el llamado Templo de la Muerte despertó entre una lluvia de cerveza que cubría las tribunas.
Así nuevamente San Luis y Tigres de volvieron a ver las caras, en un encuentro que se está convirtiendo en un choque con tintes de más que una rivalidad.