En materia taurina, hay muchas cosas que contar, anécdotas, historias, de sus personajes, como Curro Noyola, siempre elegante, con sombrero a la cordobesa, paliacate amarrado al cuello y que una vez que entró a la redacción de El Sol, llegó con la frase: “Bendigo a Dios, al arte y a los ruedos”,
Así como ese, muchos otros personajes, como uno del que omitiré su nombre, pero también siempre elegante, con porte y que llegó a ser apoderado de una de las máximas figuras del toreo y con quien cabalgó la legua en México y en otros países, por largo tiempo.
Sucedió que el torero decidió retirarse de los ruedos y el apoderado estuvo un tiempo dedicándose a otras cosas hasta que un día el hijo de aquella figura del toreo llegó a su puerta y le pidió que lo apoderara.
Para esto, el joven ya se había convertido en matador y tenía cierto camino recorrido, pero sabía que, con el ex apoderado de su papá, le iba a ir mejor.
En efecto, aquel apoderado tenía muchos contactos, mucho conocimiento y como se le reconocía como una persona recta, todo mundo le abría las puertas.
Pero sucedió que un día, durante una corrida, el joven matador le gritó de fea manera a su apoderado y lo hizo delante de todos.
Al terminar la faena, el apoderado ya esperaba al torero y le dijo: Mira muchacho, ni tu padre, que fue un figurón del toreo, se atrevió a hablarme de esa manera, así que aquí la dejamos.
El apoderado se dio la media vuelta y se perdió en medio de los taurinos que había en el callejón de la plaza.
Hoy en día, no se sabe nada de ese torero y del apoderado se le conoce por que sigue con otros toreros y trabajando en otras cosas, dentro del ámbito taurino.
Hasta el próximo Jueves Taurino y que Dios reparta suerte para todos.
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