/ lunes 27 de abril de 2020

Convento y Templo del Carmen en el siglo XIX

El convento, separado de la iglesia, tuvo diversos usos, entre ellos ser almacén del gobierno local, cárcel y cuartel

El Museo del Virreinato de San Luis Potosí está ubicado en lo que antiguamente, en 1750, fuese el convento de la orden religiosa de carmelitas descalzos que estuvo activo hasta la época de la Reforma del gobierno del presidente Benito Juárez, cuando se dio la separación entre la iglesia y el estado.

El obispo Ignacio Montes de Oca compró los terrenos de dicho convento y, además de reconstruirlo, edificó en su interior el Colegio de Damas del Sagrado Corazón de Jesús. La crónica, desarrollada por Ricardo Aguilar Martínez, responsable de comunicación social y experiencias educativas del museo, nos comparte algunas notas sueltas sobre el convento y el templo del Carmen en el siglo XIX.

El convento, separado de la iglesia, tuvo diversos usos. Entre ellos ser almacén del gobierno local, cárcel y cuartel que provocaron la progresiva destrucción al interior del recinto. Debemos recordar que el espacio conventual incluía el terreno que, actualmente, ocupa el Teatro de la Paz. Además, estaba incorporada la Alameda, pues ésta incluía los huertos de sustento de los frailes carmelitas.

El arquitecto Mario Andrés Hernández Arias, menciona que es probable que la posible extesión del conjunto conventual alcanzara la calle de Universidad, debido a planos y esquemas antiguos que parecen mostrar dicha extensión.

A mediados del siglo XIX comenzó la destrucción y separación de todo el conjunto carmelita, demoliéndose una gran parte del mismo, como la escalera monumental y parte de los accesos a las celdas de los frailes, para dar paso a la calle 1ª de Agustín de Iturbide, que para concluir con la calle de Villerías. La destrucción del resto de las celdas de los frailes dio lugar al espacio idóneo para construcción, en ese espacio, del Teatro de la Paz.

Únicamente quedó a salvo el patio más importante del convento, como lo mencionó en su momento el historiador Enrique García Blanco, pues aquel espacio era ocupado por las autoridades conventuales. En ese mismo sitio, el entonces obispo Ignacio Montes de Oca, compró los restos del conjunto arquitectónico para construir en el, un moderno colegio al que titulo como Colegio para Damas del Sagrado Corazón de Jesús, el cual sería que dirigido por religiosas de la orden del mismo nombre, provenientes de Europa, en particular, de Francia.

Montes de Oca puso mucho empeño en la construcción del colegio y fue tanto su amor por éste que una nota del diario El Contemporáneo, en alusión a la celebración del Seminario Conciliar Guadalupano Josefino, realizada en agosto de 1897, mencionó que «amaba como á la niña de sus ojos», refiriéndose al colegio.

Gracias a su posición en la iglesia mexicana, el obispo también echo mano al Templo del Carmen, cuyo interés en embellecerlo lo llevó a contratar al artista Claudio Molina, el mismo artista que había decorada ya la Iglesia Catedral, para la redecoración interna; en la nota periodística, con fecha del 5 de agosto de 1898, en el mismo diario, se describió lo siguiente: «Según noticias que hemos tenido, el Ilustrísimo Sr. Obispo Montes de Oca y Obregón tiene hecho formal contrato con el pintor Claudio Molina, cuyos magníficos trabajos conocemos ya, para que dicho señor Molina se encargue de la decoración del Templo del Carmen de esta ciudad». En el mismo año, pero con dos meses de diferencia, iniciaba la instalación de andamios, registrado en el mismo diario potosino.

Manuel Muro, periodista e historiador mexicano, hizo referencia a las dos grandes obras del obispo Ignacio Montes de Oca, mencionándolo en un articulo del mes de noviembre de 1898, en El Contemporáneo, diciendo: «en San Luis Potosí mandó decorar la Catedral al estilo Bisantino (sic) poniéndole a la Basílica un pavimento de mosaico. Recobró el magnifico Templo del Carmen, levantando sobre las ruinas del convento anexo al templo, un gran Colegio para las Damas del Sagrado Corazón de Jesús».

Sin embargo, no todas las opiniones daban testimonio de los embellecimientos del Templo del Carmen, pues un «suscritor» de aquel diario, usando el nombre homónimo, mencionó «El hermosísimo templo del carmen que es una de las notables de nuestra República, está en un notable estado tal de abandono que da compasión, no obstante, de estar al frente de él dos frailes carmelitas y un lego» y amenazaba «pronto enviaré otras noticias de este lugar».

Con dicha amenaza, esperamos la segunda entrega sobre algunas notas sueltas del maravilloso espacio conventual del Carmen que, aún, podemos disfrutar.

El Museo del Virreinato de San Luis Potosí está ubicado en lo que antiguamente, en 1750, fuese el convento de la orden religiosa de carmelitas descalzos que estuvo activo hasta la época de la Reforma del gobierno del presidente Benito Juárez, cuando se dio la separación entre la iglesia y el estado.

El obispo Ignacio Montes de Oca compró los terrenos de dicho convento y, además de reconstruirlo, edificó en su interior el Colegio de Damas del Sagrado Corazón de Jesús. La crónica, desarrollada por Ricardo Aguilar Martínez, responsable de comunicación social y experiencias educativas del museo, nos comparte algunas notas sueltas sobre el convento y el templo del Carmen en el siglo XIX.

El convento, separado de la iglesia, tuvo diversos usos. Entre ellos ser almacén del gobierno local, cárcel y cuartel que provocaron la progresiva destrucción al interior del recinto. Debemos recordar que el espacio conventual incluía el terreno que, actualmente, ocupa el Teatro de la Paz. Además, estaba incorporada la Alameda, pues ésta incluía los huertos de sustento de los frailes carmelitas.

El arquitecto Mario Andrés Hernández Arias, menciona que es probable que la posible extesión del conjunto conventual alcanzara la calle de Universidad, debido a planos y esquemas antiguos que parecen mostrar dicha extensión.

A mediados del siglo XIX comenzó la destrucción y separación de todo el conjunto carmelita, demoliéndose una gran parte del mismo, como la escalera monumental y parte de los accesos a las celdas de los frailes, para dar paso a la calle 1ª de Agustín de Iturbide, que para concluir con la calle de Villerías. La destrucción del resto de las celdas de los frailes dio lugar al espacio idóneo para construcción, en ese espacio, del Teatro de la Paz.

Únicamente quedó a salvo el patio más importante del convento, como lo mencionó en su momento el historiador Enrique García Blanco, pues aquel espacio era ocupado por las autoridades conventuales. En ese mismo sitio, el entonces obispo Ignacio Montes de Oca, compró los restos del conjunto arquitectónico para construir en el, un moderno colegio al que titulo como Colegio para Damas del Sagrado Corazón de Jesús, el cual sería que dirigido por religiosas de la orden del mismo nombre, provenientes de Europa, en particular, de Francia.

Montes de Oca puso mucho empeño en la construcción del colegio y fue tanto su amor por éste que una nota del diario El Contemporáneo, en alusión a la celebración del Seminario Conciliar Guadalupano Josefino, realizada en agosto de 1897, mencionó que «amaba como á la niña de sus ojos», refiriéndose al colegio.

Gracias a su posición en la iglesia mexicana, el obispo también echo mano al Templo del Carmen, cuyo interés en embellecerlo lo llevó a contratar al artista Claudio Molina, el mismo artista que había decorada ya la Iglesia Catedral, para la redecoración interna; en la nota periodística, con fecha del 5 de agosto de 1898, en el mismo diario, se describió lo siguiente: «Según noticias que hemos tenido, el Ilustrísimo Sr. Obispo Montes de Oca y Obregón tiene hecho formal contrato con el pintor Claudio Molina, cuyos magníficos trabajos conocemos ya, para que dicho señor Molina se encargue de la decoración del Templo del Carmen de esta ciudad». En el mismo año, pero con dos meses de diferencia, iniciaba la instalación de andamios, registrado en el mismo diario potosino.

Manuel Muro, periodista e historiador mexicano, hizo referencia a las dos grandes obras del obispo Ignacio Montes de Oca, mencionándolo en un articulo del mes de noviembre de 1898, en El Contemporáneo, diciendo: «en San Luis Potosí mandó decorar la Catedral al estilo Bisantino (sic) poniéndole a la Basílica un pavimento de mosaico. Recobró el magnifico Templo del Carmen, levantando sobre las ruinas del convento anexo al templo, un gran Colegio para las Damas del Sagrado Corazón de Jesús».

Sin embargo, no todas las opiniones daban testimonio de los embellecimientos del Templo del Carmen, pues un «suscritor» de aquel diario, usando el nombre homónimo, mencionó «El hermosísimo templo del carmen que es una de las notables de nuestra República, está en un notable estado tal de abandono que da compasión, no obstante, de estar al frente de él dos frailes carmelitas y un lego» y amenazaba «pronto enviaré otras noticias de este lugar».

Con dicha amenaza, esperamos la segunda entrega sobre algunas notas sueltas del maravilloso espacio conventual del Carmen que, aún, podemos disfrutar.

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