/ sábado 1 de septiembre de 2018

Yoga y Vida Saludable

Concentración mental o Dharana

Una práctica igual de importante en yoga que las posturas es la concentración. Para el practicante de yoga es esencial el desarrollar una capacidad de atención para poder llegar a un estado de meditación profundo. A dicho estado de concentración le llamamos dharana.


Esta concentración significa desarrollar una habilidad para fijar la mente en un solo punto con la absoluta exclusión de todo lo demás. La raíz “Dhr” significa ceñir, por lo que dharana exige que la mente se ciña a un objeto. Puede haber diferentes objetos la concentración, a los que se les conoce como soporte o semilla.


Cuando comienzas la práctica de dharana o concentración puede resultar difícil, y en los primeros ejercicios una práctica infructuosa y casada. Sin embargo, como practicante de yoga debes insistir hasta poder experimentarlo. Es cuestión de disciplina y paciencia para que esta práctica se vuelva un hábito en tu vida diaria.


Uno de los beneficios de desarrollar esta capacidad de concentración es observar el poder de la unidireccionalidad de la mente. Cuando la energía mental canalizada se enriquece y adquiere una mayor penetración. Esta mente canalizada permite hacer un trabajo interior, ya que ayuda a inhibir los automatismos mentales, yal darnos cuenta de ellos podemos hacer un cambio.


Dice Ramiro Calle “con el adiestramiento adecuado la mente comienza a unificarse, entonces el objeto se establece por sí mismo en el contenido mental y todo esfuerzo cesa. Es, en tal caso, como si el soporte de la concentración se mantuviese por sí solo en la mente. La atención mental, cuando se llega a tal perfeccionamiento, se mantiene de forma continuada en el lugar de manera intermitente”.


Este proceso de concentración consta de tres elementos: a) el sujeto de la concentración; b) el objeto de la concentración, c) el proceso propiamente dicho de la concentración. El sujeto es el practicante, el objeto pueden ser tus pensamientos, tu respiración o un mantra; y el proceso es la forma en que llevas a cabo esta práctica. Cada proceso es diferente porque cada día que meditas llegas con una actitud, pensamientos o situaciones que son únicas y por si mismas tienen su propia complejidad.


La concentración mental o retención de la atención nos invita a desarrollar esta capacidad de unidireccionalidad de la mente para hacer un trabajo interior que nos lleve a un desarrollo personal en todas las áreas de nuestra vida. Para llegar aquí hay que ser disciplinados, constantes y asiduos en la práctica. Y ésta debe ser libre de tensión y control, lo que la vuelve en sí misma vigorizante.

Para saber más visita www.UrapitiPaloma.com


Concentración mental o Dharana

Una práctica igual de importante en yoga que las posturas es la concentración. Para el practicante de yoga es esencial el desarrollar una capacidad de atención para poder llegar a un estado de meditación profundo. A dicho estado de concentración le llamamos dharana.


Esta concentración significa desarrollar una habilidad para fijar la mente en un solo punto con la absoluta exclusión de todo lo demás. La raíz “Dhr” significa ceñir, por lo que dharana exige que la mente se ciña a un objeto. Puede haber diferentes objetos la concentración, a los que se les conoce como soporte o semilla.


Cuando comienzas la práctica de dharana o concentración puede resultar difícil, y en los primeros ejercicios una práctica infructuosa y casada. Sin embargo, como practicante de yoga debes insistir hasta poder experimentarlo. Es cuestión de disciplina y paciencia para que esta práctica se vuelva un hábito en tu vida diaria.


Uno de los beneficios de desarrollar esta capacidad de concentración es observar el poder de la unidireccionalidad de la mente. Cuando la energía mental canalizada se enriquece y adquiere una mayor penetración. Esta mente canalizada permite hacer un trabajo interior, ya que ayuda a inhibir los automatismos mentales, yal darnos cuenta de ellos podemos hacer un cambio.


Dice Ramiro Calle “con el adiestramiento adecuado la mente comienza a unificarse, entonces el objeto se establece por sí mismo en el contenido mental y todo esfuerzo cesa. Es, en tal caso, como si el soporte de la concentración se mantuviese por sí solo en la mente. La atención mental, cuando se llega a tal perfeccionamiento, se mantiene de forma continuada en el lugar de manera intermitente”.


Este proceso de concentración consta de tres elementos: a) el sujeto de la concentración; b) el objeto de la concentración, c) el proceso propiamente dicho de la concentración. El sujeto es el practicante, el objeto pueden ser tus pensamientos, tu respiración o un mantra; y el proceso es la forma en que llevas a cabo esta práctica. Cada proceso es diferente porque cada día que meditas llegas con una actitud, pensamientos o situaciones que son únicas y por si mismas tienen su propia complejidad.


La concentración mental o retención de la atención nos invita a desarrollar esta capacidad de unidireccionalidad de la mente para hacer un trabajo interior que nos lleve a un desarrollo personal en todas las áreas de nuestra vida. Para llegar aquí hay que ser disciplinados, constantes y asiduos en la práctica. Y ésta debe ser libre de tensión y control, lo que la vuelve en sí misma vigorizante.

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