/ martes 16 de noviembre de 2021

Vuelve, para que des las gracias

Los favores, no se pagan, pero siempre se agradecen. Por eso, es necesario ser agradecidos. Ya que, por ser amados, es que hemos sido favorecidos.

Por eso, nunca debe faltar una palabra de gratitud. Porque al decir: “gracias”, reconocemos que el beneficio fue gratuito.

Aunque son pocos, los que valoran lo que reciben; porque una vez, que se vieron beneficiados, ya no vuelven, para dar las gracias.

Y qué importante, es saber agradecer, porque el hombre agradecido, siempre tendrá las puertas abiertas, y cuando esté necesitado, va a contar con una mano que lo salve.

Pero el egoísmo nos ciega, y no nos deja ver, ni valorar al que hace el bien; y esa ceguera, nos hace pensar, que todo lo merecemos, porque se nos olvida, que un favor no es un derecho, sino un don.

El Señor, tuvo que sufrir la ingratitud del hombre, y ante tanto bien que hizo, fueron pocos los que le mostraron gratitud.

Algo de esto, lo vemos en el Evangelio de Lucas: “Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dió las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: ¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?”. Lc.17.

El hombre no sabe agradecer; porque busca a Dios, para pedirle, pero pocos lo buscan para agradecerle.

El hombre agradecido, es el que sabe valorar lo que Dios le ha dado, sin mérito alguno; tan sólo por el hecho de ser amado por Dios.

Por eso mismo, hay que aprender a ser agradecidos. Y no olvidemos dar las gracias, tanto a los hombres, pero ante todo al Señor.

Necesitas volver, para que des las gracias.

Los favores, no se pagan, pero siempre se agradecen. Por eso, es necesario ser agradecidos. Ya que, por ser amados, es que hemos sido favorecidos.

Por eso, nunca debe faltar una palabra de gratitud. Porque al decir: “gracias”, reconocemos que el beneficio fue gratuito.

Aunque son pocos, los que valoran lo que reciben; porque una vez, que se vieron beneficiados, ya no vuelven, para dar las gracias.

Y qué importante, es saber agradecer, porque el hombre agradecido, siempre tendrá las puertas abiertas, y cuando esté necesitado, va a contar con una mano que lo salve.

Pero el egoísmo nos ciega, y no nos deja ver, ni valorar al que hace el bien; y esa ceguera, nos hace pensar, que todo lo merecemos, porque se nos olvida, que un favor no es un derecho, sino un don.

El Señor, tuvo que sufrir la ingratitud del hombre, y ante tanto bien que hizo, fueron pocos los que le mostraron gratitud.

Algo de esto, lo vemos en el Evangelio de Lucas: “Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dió las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: ¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?”. Lc.17.

El hombre no sabe agradecer; porque busca a Dios, para pedirle, pero pocos lo buscan para agradecerle.

El hombre agradecido, es el que sabe valorar lo que Dios le ha dado, sin mérito alguno; tan sólo por el hecho de ser amado por Dios.

Por eso mismo, hay que aprender a ser agradecidos. Y no olvidemos dar las gracias, tanto a los hombres, pero ante todo al Señor.

Necesitas volver, para que des las gracias.