/ domingo 20 de septiembre de 2020

Un homenaje

Por demás merecido el homenaje que los gobiernos federal y de los estados rindieron a sus trabajadores del sector salud el 16 de septiembre, que después de seis meses de sufrir bajas incontables por la pandemia del Covid 19, también soportaron insultos y agresiones callejeras de quienes debieron de aplaudirlos, reconocerlos, porque de su profesión supieron hacer un apostolado.

No es fácil, por mucho dinero que les paguen, cambiar su vida por la de un desconocido y menos entrar en un centro de trabajo con el temor en el rostro porque en dos o tres días pueden invertirse los papeles y pasar de trabajador a paciente o peor aún, atender a uno de sus familiares por una bacteria transportada al hogar. El sector salud en general, tenía muchos años en el abandono, registró períodos lastimeros, en los que médicos, enfermeras y enfermeros tuvieron que comprar los materiales para curaciones, gasas, torundas, hilos, agujas, etcétera, para dar alivio a los enfermos en los consultorios y en las mesas de operación, mientras los de “arriba” vivían “jaujas” interminables.

Afortunadamente, al paso del tiempo, todo cambió, se rescataron hospitales abandonados, en las ruinas, “Los Hernández”, en el altiplano potosino, una viva muestra de ello, que ahora da servicios médicos a poblaciones pobres en esa región y de los límites con Zacatecas, en una de las mejores obras del Gobierno del Estado. Recortes inhumanos de personal que se tradujeron en sobrecargas de trabajo, como si los pacientes fueran bultos, pero como sea, médicos, enfermeras, enfermeros, camilleros, químicos, técnicos, choferes, personal de limpieza, que son la base en que descansa la seguridad social resolvieron los problemas en sus turnos, y mientras así era, íbamos para adelante.

Tenía que llegar una pandemia como la del Covid 19 para que el mundo entero despertara y se diera cuenta que los elementos más valiosos con que cuenta un país, están en los hospitales, en las clínicas, son los únicos que día con día, se someten a pruebas que templan su carácter porque no crea usted, lector, lectora, que en un nosocomio el virus chino es el único peligro, el único que los mata. No.

Hay un universo de bacterias que merman su salud al paso de los años, por eso los turnos de trabajo tan señalados para los médicos generales y especialistas, porque cuando atienden a un paciente o cuando lo operan sufren un desgaste en su organismo del que difícilmente se recuperan. Siempre nos dejan algo de sí.

Aunque su rostro no lo demuestra, médicos, enfermeras, enfermeros, camilleros, y el resto del personal, también se conmueve de ver cuadros tan dolorosos y sin saber cuál es su padecimiento, humanamente se aprestan al apoyo en busca de aliviar su sufrimiento. Obviamente, caminamos en este mundo, y puede haber algunas excepciones.

Pero la prueba de fuego se dio este año con el coronavirus chino y fue ampliamente superada, en todos los niveles del sector salud hubo demostraciones de que profesionistas y empleados, verdaderamente hicieron de su trabajo un apostolado, salvaron cientos de miles de vidas, aunque también cientos de ellos la perdieron.

Aquí el homenaje fue sentido, las palabras del Gobernador del Estado, Juan Manuel Carreras López, fueron contundentes, al decirles que en estos momentos la patria requiere de la serenidad, el temple y la humildad de cada uno de sus trabajadores de la salud, les agradeció que en tiempos tan inciertos, lo demostraran.

Así es porque cuando se detonó aquí el primer caso, de una viajera procedente de España, en marzo, el apoyo cercano que encontró, el soporte para encarar una dura batalla que todavía no se termina, fue precisamente en la integridad profesional de trabajadores y trabajadoras de los Servicios de Salud del Gobierno del Estado, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del ISSSTE y de quienes prestan sus servicios en los hospitales privados.

Por otra parte, entre las condecoraciones para los trabajadores del sector salud que entregó el Gobierno Federal, Miguel Hidalgo 2020 en Grado Collar correspondió, merecidamente, a un enfermero auxiliar de la clínica 50 del IMSS, Christian Barrientos Ramírez, y en él se refleja la satisfacción por la profesión que ejerce, por ayudar a la humanidad doliente y es un fiel exponente de lo que ocurre al interior de esa institución, indudablemente.

La pandemia no se va a terminar en lo inmediato, sin embargo, es de justicia que la autoridad reconozca a sus trabajadoras y trabajadores que en medio de una enfermedad de tan largo aliento y peligrosidad, para la que no existen recursos para neutralizarla, en base a su sabiduría, tienen indicadores infinitamente superiores en vidas a salvo que en defunciones.

Quizá no sea la única ocasión en la que en lo inmediato la patria requiera de una intervención tan determinante de su personal de salud, pero para los mexicanos y las mexicanas, nos quedó muy en claro que estamos en buenas manos, a pesar de tantos intentos que se hicieron en el pasado por privatizar un sistema que es el corazón de la República.

@lozano_ray

Por demás merecido el homenaje que los gobiernos federal y de los estados rindieron a sus trabajadores del sector salud el 16 de septiembre, que después de seis meses de sufrir bajas incontables por la pandemia del Covid 19, también soportaron insultos y agresiones callejeras de quienes debieron de aplaudirlos, reconocerlos, porque de su profesión supieron hacer un apostolado.

No es fácil, por mucho dinero que les paguen, cambiar su vida por la de un desconocido y menos entrar en un centro de trabajo con el temor en el rostro porque en dos o tres días pueden invertirse los papeles y pasar de trabajador a paciente o peor aún, atender a uno de sus familiares por una bacteria transportada al hogar. El sector salud en general, tenía muchos años en el abandono, registró períodos lastimeros, en los que médicos, enfermeras y enfermeros tuvieron que comprar los materiales para curaciones, gasas, torundas, hilos, agujas, etcétera, para dar alivio a los enfermos en los consultorios y en las mesas de operación, mientras los de “arriba” vivían “jaujas” interminables.

Afortunadamente, al paso del tiempo, todo cambió, se rescataron hospitales abandonados, en las ruinas, “Los Hernández”, en el altiplano potosino, una viva muestra de ello, que ahora da servicios médicos a poblaciones pobres en esa región y de los límites con Zacatecas, en una de las mejores obras del Gobierno del Estado. Recortes inhumanos de personal que se tradujeron en sobrecargas de trabajo, como si los pacientes fueran bultos, pero como sea, médicos, enfermeras, enfermeros, camilleros, químicos, técnicos, choferes, personal de limpieza, que son la base en que descansa la seguridad social resolvieron los problemas en sus turnos, y mientras así era, íbamos para adelante.

Tenía que llegar una pandemia como la del Covid 19 para que el mundo entero despertara y se diera cuenta que los elementos más valiosos con que cuenta un país, están en los hospitales, en las clínicas, son los únicos que día con día, se someten a pruebas que templan su carácter porque no crea usted, lector, lectora, que en un nosocomio el virus chino es el único peligro, el único que los mata. No.

Hay un universo de bacterias que merman su salud al paso de los años, por eso los turnos de trabajo tan señalados para los médicos generales y especialistas, porque cuando atienden a un paciente o cuando lo operan sufren un desgaste en su organismo del que difícilmente se recuperan. Siempre nos dejan algo de sí.

Aunque su rostro no lo demuestra, médicos, enfermeras, enfermeros, camilleros, y el resto del personal, también se conmueve de ver cuadros tan dolorosos y sin saber cuál es su padecimiento, humanamente se aprestan al apoyo en busca de aliviar su sufrimiento. Obviamente, caminamos en este mundo, y puede haber algunas excepciones.

Pero la prueba de fuego se dio este año con el coronavirus chino y fue ampliamente superada, en todos los niveles del sector salud hubo demostraciones de que profesionistas y empleados, verdaderamente hicieron de su trabajo un apostolado, salvaron cientos de miles de vidas, aunque también cientos de ellos la perdieron.

Aquí el homenaje fue sentido, las palabras del Gobernador del Estado, Juan Manuel Carreras López, fueron contundentes, al decirles que en estos momentos la patria requiere de la serenidad, el temple y la humildad de cada uno de sus trabajadores de la salud, les agradeció que en tiempos tan inciertos, lo demostraran.

Así es porque cuando se detonó aquí el primer caso, de una viajera procedente de España, en marzo, el apoyo cercano que encontró, el soporte para encarar una dura batalla que todavía no se termina, fue precisamente en la integridad profesional de trabajadores y trabajadoras de los Servicios de Salud del Gobierno del Estado, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del ISSSTE y de quienes prestan sus servicios en los hospitales privados.

Por otra parte, entre las condecoraciones para los trabajadores del sector salud que entregó el Gobierno Federal, Miguel Hidalgo 2020 en Grado Collar correspondió, merecidamente, a un enfermero auxiliar de la clínica 50 del IMSS, Christian Barrientos Ramírez, y en él se refleja la satisfacción por la profesión que ejerce, por ayudar a la humanidad doliente y es un fiel exponente de lo que ocurre al interior de esa institución, indudablemente.

La pandemia no se va a terminar en lo inmediato, sin embargo, es de justicia que la autoridad reconozca a sus trabajadoras y trabajadores que en medio de una enfermedad de tan largo aliento y peligrosidad, para la que no existen recursos para neutralizarla, en base a su sabiduría, tienen indicadores infinitamente superiores en vidas a salvo que en defunciones.

Quizá no sea la única ocasión en la que en lo inmediato la patria requiera de una intervención tan determinante de su personal de salud, pero para los mexicanos y las mexicanas, nos quedó muy en claro que estamos en buenas manos, a pesar de tantos intentos que se hicieron en el pasado por privatizar un sistema que es el corazón de la República.

@lozano_ray