/ domingo 27 de febrero de 2022

Un camino hacía Dios

«Su gozo, agradar al Padre celestial»

Moisés Lira Serafín Art. 793

El padre Moisés, una vez ordenado sacerdote, realiza un recorrido por algunos lugares del Estado de Puebla, llenando de alegría los corazones de sus seres queridos con su presencia, pues con el permiso del padre Félix, visitó a su bienhechora, Petrita Munive y al sobrino de ésta, el padre Sedeño; a su hermana de sangre, Hermelinda, y a sus hermanos Misioneros del Espíritu Santo de la Escuela Apostólica de Santa Ana Chiautempan. A su regreso, continúa con su ministerio en Morelia, en el Templo de la Cruz, donde permaneció por muy breve tiempo. Allí celebraba la santa misa, confesaba y siguió encargado de la formación del grupo de acólitos, apostolado que había comenzado cuando era estudiante; también asesoraba a los grupos ya existentes, siendo uno de ellos el de las Amigas de Jesús (Asociación de Adoradoras). Pronto las manifestaciones del carisma como director espiritual empezaron a notarse, pues, muchas personas lo buscaban por su fervor y estilo de confesar.

El padre Moisés supo complementar su ministerio valiéndose de los dones que el Señor le concedió, por ejemplo: el canto litúrgico, la predicación y su gran atractivo para con los niños, en quienes promovió la vocación al sacerdocio y a la vida religiosa.

El gran dinamismo apostólico con el que comenzó su ministerio, pronto se vio interrumpido por el cambio de casa, regresando al noviciado en la Ciudad de México para prepararse a su profesión perpetua. En su diario espiritual escribe:

«Había pasado el día como siempre, no presentía nada, Jesús, me preparaba algo doloroso, confesé antes de Misa, celebré y cuando subí a desayunar, me dijo nuestro padre que debía salir con él para la Escuela Apostólica, en Santa Ana Chiautempan, Puebla, en el tren de mediodía y por el tiempo de algunos meses hasta mi Profesión Perpetua. Recibí esto sin mutación, pero con mucho dolor de corazón y a la vez mus apegado a la Voluntad de Dios. Confesé algunas almas en el curso de la mañana y me despedí de ellas. ¡Qué hermoso es el sufrimiento del corazón! Ya que dejaba en un momento dado a las almas que Dios me había encomendado».

El padre Moisés vivió apegado a la voluntad de Dios, por muy dolorosa que esta fuera, pero sabiendo que hacía el agrado de Dios, le llenaba de paz hasta el grado de decir que ese sufrimiento era hermoso puesto que con ello daba gloria a su Padre Dios, y a Él había entregado totalmente su vida como Jesús, encontrando su gozo en hacer la voluntad de su Padre Celestial y no la suya, como hubiera sido querer aferrarse a su apostolado.

El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín, hoy se encuentra en proceso de canonización, de ser reconocido como santo, encomiéndate a su intercesión. Comunica los favores recibidos a: Oficina de la causa de beatificación y canonización Moisés Lira Serafín, M.Sp.S., tel: 444 813 2309; E-mail: causamoisesliraserafin@gmail.com

«Su gozo, agradar al Padre celestial»

Moisés Lira Serafín Art. 793

El padre Moisés, una vez ordenado sacerdote, realiza un recorrido por algunos lugares del Estado de Puebla, llenando de alegría los corazones de sus seres queridos con su presencia, pues con el permiso del padre Félix, visitó a su bienhechora, Petrita Munive y al sobrino de ésta, el padre Sedeño; a su hermana de sangre, Hermelinda, y a sus hermanos Misioneros del Espíritu Santo de la Escuela Apostólica de Santa Ana Chiautempan. A su regreso, continúa con su ministerio en Morelia, en el Templo de la Cruz, donde permaneció por muy breve tiempo. Allí celebraba la santa misa, confesaba y siguió encargado de la formación del grupo de acólitos, apostolado que había comenzado cuando era estudiante; también asesoraba a los grupos ya existentes, siendo uno de ellos el de las Amigas de Jesús (Asociación de Adoradoras). Pronto las manifestaciones del carisma como director espiritual empezaron a notarse, pues, muchas personas lo buscaban por su fervor y estilo de confesar.

El padre Moisés supo complementar su ministerio valiéndose de los dones que el Señor le concedió, por ejemplo: el canto litúrgico, la predicación y su gran atractivo para con los niños, en quienes promovió la vocación al sacerdocio y a la vida religiosa.

El gran dinamismo apostólico con el que comenzó su ministerio, pronto se vio interrumpido por el cambio de casa, regresando al noviciado en la Ciudad de México para prepararse a su profesión perpetua. En su diario espiritual escribe:

«Había pasado el día como siempre, no presentía nada, Jesús, me preparaba algo doloroso, confesé antes de Misa, celebré y cuando subí a desayunar, me dijo nuestro padre que debía salir con él para la Escuela Apostólica, en Santa Ana Chiautempan, Puebla, en el tren de mediodía y por el tiempo de algunos meses hasta mi Profesión Perpetua. Recibí esto sin mutación, pero con mucho dolor de corazón y a la vez mus apegado a la Voluntad de Dios. Confesé algunas almas en el curso de la mañana y me despedí de ellas. ¡Qué hermoso es el sufrimiento del corazón! Ya que dejaba en un momento dado a las almas que Dios me había encomendado».

El padre Moisés vivió apegado a la voluntad de Dios, por muy dolorosa que esta fuera, pero sabiendo que hacía el agrado de Dios, le llenaba de paz hasta el grado de decir que ese sufrimiento era hermoso puesto que con ello daba gloria a su Padre Dios, y a Él había entregado totalmente su vida como Jesús, encontrando su gozo en hacer la voluntad de su Padre Celestial y no la suya, como hubiera sido querer aferrarse a su apostolado.

El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín, hoy se encuentra en proceso de canonización, de ser reconocido como santo, encomiéndate a su intercesión. Comunica los favores recibidos a: Oficina de la causa de beatificación y canonización Moisés Lira Serafín, M.Sp.S., tel: 444 813 2309; E-mail: causamoisesliraserafin@gmail.com