/ domingo 5 de diciembre de 2021

Un camino hacia Dios

«Dios le ganó la partida» Moisés Lira Serafín Art. 78

El 23 de diciembre de 1914, según nos narra la Hna. Carmen Contreras, mcmi, Moisés confirma para siempre su compromiso con el Señor y le da su palabra en la persona del padre Félix de Jesús Rougier quien lo esperaba impacientemente en la estación del ferrocarril que los llevaría a la ciudad de México para hacer la fundación. «¡Aquí estoy!», dice al padre Félix, quien exclama: «¡esos son los hombres!» y sin perder más tiempo suben al tren los dos.

El viaje a la ciudad de México fue tranquilo a la vez que lleno de recuerdos para Moisés que le parecía escuchar el canto del gallo madrugador de los vecinos Poblanos, así como el ronco grito del centinela que lo despertaba en Córdoba. La historia escribe en silencio sus páginas místicas y heroicas ... porque Dios había ganado la partida en su vida.

Por fin, entre luces y sombras llegó el día para que Dios realizara el inicio de esta Obra en su Iglesia tan perseguida y asediada por sus enemigos en México. El padre Félix y monseñor Ibarra convinieron hacerla el día 25 de diciembre de ese mismo año de 1914.

Amaneció el día de Navidad de 1914, dispuestos a iniciar una ceremonia especial, sencilla, los tiempos no permitían hacer algo más. Con anticipación fueron llegando los invitados, un grupo muy selecto y reducido: La Sra. Concepción Cabrera, dos religiosas de la Cruz, dos religiosas de la Visitación y los Sres. José Alvarez Icaza y Catalina su esposa, bienhechores de la naciente Congregación.

La ceremonia tuvo lugar en la Capilla de las Rosas del cerro del Tepeyac, dando comienzo con la santa misa presidida por monseñor Ibarra ayudado del padre Félix que conmovido contemplaba a sus dos hijos con quienes hacía la fundación: hermano Moisés Lira Serafín y el padre Domingo Martínez que como sacerdote tenía sus compromisos por lo que sólo asistió a la ceremonia y regresó al año siguiente.

Después del rito de despedida y de la lectura del Decreto Pontificio en que se aprobaba la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, Monseñor Ibarra dirigió las siguientes palabras: «Fue providencial que esta nueva Congregación naciera en este lugar en el que en cierto sentido también nació la imagen de la Guadalupana e igualmente se puede decir por el hecho de haber nacido el día del nacimiento de Jesús, cuyas virtudes deberían caracterizar a los Misioneros del Espíritu Santo, pues el misterio de Belén es un modelo de pobreza y sencillez, de candor y de pureza, de paz y de amor. Resaltó al mismo tiempo la misión del nuevo Instituto en la Iglesia que sería la de trabajar en el confesionario y en la devoción al Santísimo Sacramento».

El Venerable Siervo de Dios padre Moisés Lira, se encuentra en proceso de canonización, encomiéndate a su intercesión. Comunica los favores recibidos a: Oficina de la causa de beatificación y canonización Moisés Lira Serafín, M.Sp.S., tel: 444 813 2309; e-mail: causamoisesliraserafin@gmail.com

«Dios le ganó la partida» Moisés Lira Serafín Art. 78

El 23 de diciembre de 1914, según nos narra la Hna. Carmen Contreras, mcmi, Moisés confirma para siempre su compromiso con el Señor y le da su palabra en la persona del padre Félix de Jesús Rougier quien lo esperaba impacientemente en la estación del ferrocarril que los llevaría a la ciudad de México para hacer la fundación. «¡Aquí estoy!», dice al padre Félix, quien exclama: «¡esos son los hombres!» y sin perder más tiempo suben al tren los dos.

El viaje a la ciudad de México fue tranquilo a la vez que lleno de recuerdos para Moisés que le parecía escuchar el canto del gallo madrugador de los vecinos Poblanos, así como el ronco grito del centinela que lo despertaba en Córdoba. La historia escribe en silencio sus páginas místicas y heroicas ... porque Dios había ganado la partida en su vida.

Por fin, entre luces y sombras llegó el día para que Dios realizara el inicio de esta Obra en su Iglesia tan perseguida y asediada por sus enemigos en México. El padre Félix y monseñor Ibarra convinieron hacerla el día 25 de diciembre de ese mismo año de 1914.

Amaneció el día de Navidad de 1914, dispuestos a iniciar una ceremonia especial, sencilla, los tiempos no permitían hacer algo más. Con anticipación fueron llegando los invitados, un grupo muy selecto y reducido: La Sra. Concepción Cabrera, dos religiosas de la Cruz, dos religiosas de la Visitación y los Sres. José Alvarez Icaza y Catalina su esposa, bienhechores de la naciente Congregación.

La ceremonia tuvo lugar en la Capilla de las Rosas del cerro del Tepeyac, dando comienzo con la santa misa presidida por monseñor Ibarra ayudado del padre Félix que conmovido contemplaba a sus dos hijos con quienes hacía la fundación: hermano Moisés Lira Serafín y el padre Domingo Martínez que como sacerdote tenía sus compromisos por lo que sólo asistió a la ceremonia y regresó al año siguiente.

Después del rito de despedida y de la lectura del Decreto Pontificio en que se aprobaba la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, Monseñor Ibarra dirigió las siguientes palabras: «Fue providencial que esta nueva Congregación naciera en este lugar en el que en cierto sentido también nació la imagen de la Guadalupana e igualmente se puede decir por el hecho de haber nacido el día del nacimiento de Jesús, cuyas virtudes deberían caracterizar a los Misioneros del Espíritu Santo, pues el misterio de Belén es un modelo de pobreza y sencillez, de candor y de pureza, de paz y de amor. Resaltó al mismo tiempo la misión del nuevo Instituto en la Iglesia que sería la de trabajar en el confesionario y en la devoción al Santísimo Sacramento».

El Venerable Siervo de Dios padre Moisés Lira, se encuentra en proceso de canonización, encomiéndate a su intercesión. Comunica los favores recibidos a: Oficina de la causa de beatificación y canonización Moisés Lira Serafín, M.Sp.S., tel: 444 813 2309; e-mail: causamoisesliraserafin@gmail.com