/ domingo 17 de octubre de 2021

Un camino hacia Dios

«Defender e impulsar los principios y valores de casa» Moisés Lira Serafín. Art. 774

Los buenos ejemplos siempre vendrán de casa y las buenas acciones ante la sociedad están sustentadas por estos principios y valores que se maman, hoy vivimos un mundo convulsionado donde las decisiones parecieran ser de gente que no vivió la experiencia de familia, una apatía a los valores y principios o un juego de doble moral, utilizando propagandísticamente para ganar adeptos.

Es el reto de la sociedad ante tantas vicisitudes, sin embargo, seguirá siendo la familia la base y el pilar para el desarrollo humano de quienes la integran, y esta experiencia la vivió el P. Moisés de doble forma, con su familia y después con otra familia que fue su pilar para su vocación, según cuenta la religiosa Carmen Contreras:

Moisés tuvo un segundo hogar, después de haberse despedido de su padre, se encontró ante otra realidad, llegó a Puebla a casa de Petra Munive, y ante su empatía más tarde le llamaría “padre y madre”. Petra era una señorita de buena posición económica, de edad madura y llena de bondad y a la vez enérgica para con los jóvenes que tenía bajo su cuidado.

Fue providencial la llegada de Moisés para ella pues ya esperaba a alguien a quien pudiera llevar al seminario para su formación, por lo que aceptó con agrado hacerse cargo de él. Y fue acogido por su protectora como un miembro de familia. Moisés Lira fue agradecido y generoso y realizaba servicios de la casa.

Tener escenarios sanos dan resultados buenos, por ello la tristeza y preocupación de los escenarios que hoy vivimos, donde nuestra juventud recibe impactos por todos lados con tinte no positivo y se vuelven presas del acontecer sobresaliendo lo material y mundano, dejando atrás lo que se cimento en familia, y entonces la cadena crece pero no para hacer cosas propositivas o sanas, nos gana la envidia, el dinero, lo material, el anhelo falaz de “tener y tener” y no enriquecernos espiritualmente.

Al estar Moisés en su nueva familia le fue posible convivir con los Padres Filipenses en Puebla. Ellos tenían un grupo de estudiantes y vivían en comunidad en el anexo de la Iglesia de la Concordia, donde se encontraba la casa de Petra su benefactora. El superior de la comunidad era el padre Vicente Sedeño, sobrino de Petra Munive, de allí la relación estrecha de Moisés con los Filipenses, sobre todo con los estudiantes por ser de la edad y con quienes ayudaba en los menesteres de la Iglesia. Se acentuaba las bases de su formación religiosa, esto dio margen a que Moisés fuera tenido como del grupo de los pequeños hermanos aspirantes Filipenses.

La vida del “Apóstol de la bondad” en casa de su bienhechora era estudiar, trabajar, y tratar de crecer en la piedad cristiana, tuvo principios como la gran mayoría tenemos, es el momento de defenderlos en beneficio de nuestros hijos y familias, por el bien de nuestro país, un hombre del pasado hoy vivo en el presente, Moisés Lira Serafín.

«Defender e impulsar los principios y valores de casa» Moisés Lira Serafín. Art. 774

Los buenos ejemplos siempre vendrán de casa y las buenas acciones ante la sociedad están sustentadas por estos principios y valores que se maman, hoy vivimos un mundo convulsionado donde las decisiones parecieran ser de gente que no vivió la experiencia de familia, una apatía a los valores y principios o un juego de doble moral, utilizando propagandísticamente para ganar adeptos.

Es el reto de la sociedad ante tantas vicisitudes, sin embargo, seguirá siendo la familia la base y el pilar para el desarrollo humano de quienes la integran, y esta experiencia la vivió el P. Moisés de doble forma, con su familia y después con otra familia que fue su pilar para su vocación, según cuenta la religiosa Carmen Contreras:

Moisés tuvo un segundo hogar, después de haberse despedido de su padre, se encontró ante otra realidad, llegó a Puebla a casa de Petra Munive, y ante su empatía más tarde le llamaría “padre y madre”. Petra era una señorita de buena posición económica, de edad madura y llena de bondad y a la vez enérgica para con los jóvenes que tenía bajo su cuidado.

Fue providencial la llegada de Moisés para ella pues ya esperaba a alguien a quien pudiera llevar al seminario para su formación, por lo que aceptó con agrado hacerse cargo de él. Y fue acogido por su protectora como un miembro de familia. Moisés Lira fue agradecido y generoso y realizaba servicios de la casa.

Tener escenarios sanos dan resultados buenos, por ello la tristeza y preocupación de los escenarios que hoy vivimos, donde nuestra juventud recibe impactos por todos lados con tinte no positivo y se vuelven presas del acontecer sobresaliendo lo material y mundano, dejando atrás lo que se cimento en familia, y entonces la cadena crece pero no para hacer cosas propositivas o sanas, nos gana la envidia, el dinero, lo material, el anhelo falaz de “tener y tener” y no enriquecernos espiritualmente.

Al estar Moisés en su nueva familia le fue posible convivir con los Padres Filipenses en Puebla. Ellos tenían un grupo de estudiantes y vivían en comunidad en el anexo de la Iglesia de la Concordia, donde se encontraba la casa de Petra su benefactora. El superior de la comunidad era el padre Vicente Sedeño, sobrino de Petra Munive, de allí la relación estrecha de Moisés con los Filipenses, sobre todo con los estudiantes por ser de la edad y con quienes ayudaba en los menesteres de la Iglesia. Se acentuaba las bases de su formación religiosa, esto dio margen a que Moisés fuera tenido como del grupo de los pequeños hermanos aspirantes Filipenses.

La vida del “Apóstol de la bondad” en casa de su bienhechora era estudiar, trabajar, y tratar de crecer en la piedad cristiana, tuvo principios como la gran mayoría tenemos, es el momento de defenderlos en beneficio de nuestros hijos y familias, por el bien de nuestro país, un hombre del pasado hoy vivo en el presente, Moisés Lira Serafín.