/ domingo 9 de mayo de 2021

Un Camino hacia Dios

«Dejarse hacer de Jesús, dejarse transformar en Jesús», Moisés Lira Serafín

Art. 751

María Socorro Pérez Coss y León, mcmi

El padre Moisés conducía las almas a la santidad. Sin embargo, su preocupación no era llegar a la perfección de la criatura por sí misma, sino centrarla en sólo Dios.

Percibe claramente que debe dejarse hacer de Jesús, dejarse transformar en Jesús, y al mismo tiempo, llevar a la unión con Dios por la Cristo-conformación. Escribe en su Diario espiritul lo que experimenta que Dios le pide: «Las almas están destinadas a ser Jesús; con qué amor y delicadeza y celo deberás tratarlas».

Es la manera en que conduce a las personas en el camino espiritual, escribe a una Misionera de la Caridad de María Inmaculada encomendándola a Dios y a María: «que la hagan tal como Él la quiere, una imagen de Jesús para con Nuestro Amado Padre Celestial y para con las almas que Dios ha puesto en sus manos ».

También a Margarita Ibarrarán, Religiosa de la Cruz: «Jesús la lleva, la forma y la transforma para hacerla como Él, en María y por María».

Para el Siervo de Dios la Cristo-conformación será su ideal máximo. Escribe en 1946:

«La santidad de la criatura consiste en la unión con Cristo. Cuánto nos importa no vivir sino de la vida de Jesús, quitando y eliminando todo lo que no nos una con Él o que de alguna manera nos impida realizar en nosotros nuestra perfecta transformación».

Años más tarde, los testigos comentan:

«Enseñaba a buscar a Dios, a verlo a Él sólo, sin detenerse en “nada más”: No me gusta –decía- que las almitas que Él me confía digan que quieren ser santas… ¡Él! ¡Él es lo que importa!, repetía… Y de tal modo nos lo decía y nos ayudaba en ese sentido, que ni se ocurría siquiera pensar en nuestra santificación, sino en buscarlo y complacerlo a ¡Él Sólo! ».

«Recuerdo que él nos insistía en que nos presentáramos ante el Padre Celestial revestidos de Cristo, amparados por sus perfecciones y méritos. Después de la Comunión, suelo decir al Padre esta hermosa y significativa plegaria: “Padre mío, gózate en tu Hijo, con aquel gozo eterno con que te has gozado en Él desde toda la eternidad…” (Me la enseñó el Padre Moisés Lira)».

«Su vivencia de la Infancia Espiritual, que fue lo que él aprendió para vivir la espiritualidad de la Cruz. Amar al Divino Padre como verdadero hijo, transformarse en Jesús, y en Jesús salvador de los hombres y glorificador del Padre […] “hablaba de lo que vivía”: sus enseñanzas sobre la obediencia no son sus palabras, sino su vida, hecha como la de Jesús, obediencia como lo fue Jesús».

Encomiéndate a la intercesión del Venerable Siervo de Dios padre Moisés Lira. Comunica los favores recibidos a: tel: 444 813 2309.

Email: causamoisesliraserafin@gmail.com


«Dejarse hacer de Jesús, dejarse transformar en Jesús», Moisés Lira Serafín

Art. 751

María Socorro Pérez Coss y León, mcmi

El padre Moisés conducía las almas a la santidad. Sin embargo, su preocupación no era llegar a la perfección de la criatura por sí misma, sino centrarla en sólo Dios.

Percibe claramente que debe dejarse hacer de Jesús, dejarse transformar en Jesús, y al mismo tiempo, llevar a la unión con Dios por la Cristo-conformación. Escribe en su Diario espiritul lo que experimenta que Dios le pide: «Las almas están destinadas a ser Jesús; con qué amor y delicadeza y celo deberás tratarlas».

Es la manera en que conduce a las personas en el camino espiritual, escribe a una Misionera de la Caridad de María Inmaculada encomendándola a Dios y a María: «que la hagan tal como Él la quiere, una imagen de Jesús para con Nuestro Amado Padre Celestial y para con las almas que Dios ha puesto en sus manos ».

También a Margarita Ibarrarán, Religiosa de la Cruz: «Jesús la lleva, la forma y la transforma para hacerla como Él, en María y por María».

Para el Siervo de Dios la Cristo-conformación será su ideal máximo. Escribe en 1946:

«La santidad de la criatura consiste en la unión con Cristo. Cuánto nos importa no vivir sino de la vida de Jesús, quitando y eliminando todo lo que no nos una con Él o que de alguna manera nos impida realizar en nosotros nuestra perfecta transformación».

Años más tarde, los testigos comentan:

«Enseñaba a buscar a Dios, a verlo a Él sólo, sin detenerse en “nada más”: No me gusta –decía- que las almitas que Él me confía digan que quieren ser santas… ¡Él! ¡Él es lo que importa!, repetía… Y de tal modo nos lo decía y nos ayudaba en ese sentido, que ni se ocurría siquiera pensar en nuestra santificación, sino en buscarlo y complacerlo a ¡Él Sólo! ».

«Recuerdo que él nos insistía en que nos presentáramos ante el Padre Celestial revestidos de Cristo, amparados por sus perfecciones y méritos. Después de la Comunión, suelo decir al Padre esta hermosa y significativa plegaria: “Padre mío, gózate en tu Hijo, con aquel gozo eterno con que te has gozado en Él desde toda la eternidad…” (Me la enseñó el Padre Moisés Lira)».

«Su vivencia de la Infancia Espiritual, que fue lo que él aprendió para vivir la espiritualidad de la Cruz. Amar al Divino Padre como verdadero hijo, transformarse en Jesús, y en Jesús salvador de los hombres y glorificador del Padre […] “hablaba de lo que vivía”: sus enseñanzas sobre la obediencia no son sus palabras, sino su vida, hecha como la de Jesús, obediencia como lo fue Jesús».

Encomiéndate a la intercesión del Venerable Siervo de Dios padre Moisés Lira. Comunica los favores recibidos a: tel: 444 813 2309.

Email: causamoisesliraserafin@gmail.com