/ domingo 26 de julio de 2020

Un camino hacia Dios

«Quisiera remediar todo mal con una inmensa caridad». Moisés Lira Serafín, Art. 710

Teresa Eugenia García Castro

El Espíritu Santo es el que derrama sus dones en aquél que Dios Padre escoge para fundador, para ser padre de otras muchas almas y le da un carisma propio que ha de transmitir.

Al P. Moisés le dio el carisma de la filial Pequeñez Espiritual. Concretamente, el espíritu de Infancia Espiritual fundamentado en la adopción divina. Carisma que él vivió en plenitud, siendo él verdaderamente pequeño espiritualmente en su trato con Dios y con los demás, vivió lo que enseñó.

«A partir de 1934, se siente llamado de modo especial y más intensamente hacia la “pequeñez espiritual”. Siendo ya muy grande el número de personas que le seguían y que bajo su guía se dedicaban a las obras de caridad en vecindades, hospitales y cárceles, queriendo dar a Dios una respuesta de amor filial y llevado por un gran amor al ser humano, el Jueves Santo de 1934, el padre Moisés fundó la congregación de Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, a quienes legó el espíritu de Infancia Espiritual.

Como Misionero del Espíritu Santo recibió el espíritu de “amor y dolor”, de la “atención amorosa” y “generosidad en el sacrificio”, pero recibió además en su espíritu ese tinte de “hijo pequeño abandonado en los brazos de su madre, de amor, de confianza”, de allí su constante fidelidad a las cosas pequeñas, que fue en él un heroísmo escondido. Nuestro Señor lo eligió para llevar a cabo la misión de enseñar el espíritu filial, el espíritu de pequeñez (humildad).

Fue modelo de caridad y filial adhesión a sus Superiores, veía a Dios en ellos, con gran simplicidad y sencillez. Siempre «pequeño» para con Dios, siempre oculto, aún ante sí mismo.

Su pureza tuvo diversos matices: candor, ingenuidad y sencillez, notable en su sinceridad, de una rectitud admirable, la claridad de su conciencia y la espontaneidad en reconocer y confesar sus fallas a sus Superiores.

Fue un insigne promotor vocacional, tuvo un carisma especial para los niños; una gran caridad para los sacerdotes, los pobres, los enfermos y los desamparados: «Me siento con un corazón muy grande para encerrar a todo el mundo, es decir, quisiera remediar todo mal, con una inmensa caridad». Su apostolado fue el de la bondad, de la dulzura constante, de la santa y apacible alegría. Sufrió pacientemente la incomprensión y los achaques de la enfermedad hasta el final de su vida en que padeció una enfermedad larga y dolorosa.

Su vida fue una ofrenda continua de sí mismo al Padre en el cumplimiento exacto de su Voluntad Santa».

El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín, se encuentra en proceso de canonización, encomiéndate a su intercesión. Comunica favores y gracias recibidas a: Oficina de la causa de beatificación y canonización Moisés Lira Serafín, M.Sp.S., Av. Venustiano Carranza 1665, Col. Tequisquiapan, C.P. 78250 San Luis Potosí, S.L.P.; tel: 444 813 2309; e-mail: causamoisesliraserafin@gmail.com

«Quisiera remediar todo mal con una inmensa caridad». Moisés Lira Serafín, Art. 710

Teresa Eugenia García Castro

El Espíritu Santo es el que derrama sus dones en aquél que Dios Padre escoge para fundador, para ser padre de otras muchas almas y le da un carisma propio que ha de transmitir.

Al P. Moisés le dio el carisma de la filial Pequeñez Espiritual. Concretamente, el espíritu de Infancia Espiritual fundamentado en la adopción divina. Carisma que él vivió en plenitud, siendo él verdaderamente pequeño espiritualmente en su trato con Dios y con los demás, vivió lo que enseñó.

«A partir de 1934, se siente llamado de modo especial y más intensamente hacia la “pequeñez espiritual”. Siendo ya muy grande el número de personas que le seguían y que bajo su guía se dedicaban a las obras de caridad en vecindades, hospitales y cárceles, queriendo dar a Dios una respuesta de amor filial y llevado por un gran amor al ser humano, el Jueves Santo de 1934, el padre Moisés fundó la congregación de Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, a quienes legó el espíritu de Infancia Espiritual.

Como Misionero del Espíritu Santo recibió el espíritu de “amor y dolor”, de la “atención amorosa” y “generosidad en el sacrificio”, pero recibió además en su espíritu ese tinte de “hijo pequeño abandonado en los brazos de su madre, de amor, de confianza”, de allí su constante fidelidad a las cosas pequeñas, que fue en él un heroísmo escondido. Nuestro Señor lo eligió para llevar a cabo la misión de enseñar el espíritu filial, el espíritu de pequeñez (humildad).

Fue modelo de caridad y filial adhesión a sus Superiores, veía a Dios en ellos, con gran simplicidad y sencillez. Siempre «pequeño» para con Dios, siempre oculto, aún ante sí mismo.

Su pureza tuvo diversos matices: candor, ingenuidad y sencillez, notable en su sinceridad, de una rectitud admirable, la claridad de su conciencia y la espontaneidad en reconocer y confesar sus fallas a sus Superiores.

Fue un insigne promotor vocacional, tuvo un carisma especial para los niños; una gran caridad para los sacerdotes, los pobres, los enfermos y los desamparados: «Me siento con un corazón muy grande para encerrar a todo el mundo, es decir, quisiera remediar todo mal, con una inmensa caridad». Su apostolado fue el de la bondad, de la dulzura constante, de la santa y apacible alegría. Sufrió pacientemente la incomprensión y los achaques de la enfermedad hasta el final de su vida en que padeció una enfermedad larga y dolorosa.

Su vida fue una ofrenda continua de sí mismo al Padre en el cumplimiento exacto de su Voluntad Santa».

El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín, se encuentra en proceso de canonización, encomiéndate a su intercesión. Comunica favores y gracias recibidas a: Oficina de la causa de beatificación y canonización Moisés Lira Serafín, M.Sp.S., Av. Venustiano Carranza 1665, Col. Tequisquiapan, C.P. 78250 San Luis Potosí, S.L.P.; tel: 444 813 2309; e-mail: causamoisesliraserafin@gmail.com