/ domingo 31 de marzo de 2019

Un camino hacia Dios

“El primer hijo de Conchita Cabrera”. Moisés Lira Serafín


Art. 641

María Socorro Pérez Coss y León, mcmi


A unos días de la beatificación de la Venerable Sierva de Dios Conchita Cabrera, San Luis Potosí y todo México está de fiesta, y como familia de la Cruz agradecemos a Dios que nos haya manifestado su voluntad, a través de la Iglesia, llevando a los altares a nuestra querida “Conchita”, mostrándola como modelo de vida y espiritualidad. El padre Moisés, como buen hijo de Conchita, vivió y trasmitió la espiritualidad de la Cruz, tal como lo afirma el padre Luis Manuel Guzmán Guerrero, Misionero del Espíritu Santo.


“El padre Moisés para mí significó mucho, él me enseñó lo que eran las obras de la Cruz. Yo aprendí a hacer oración de sus labios y la devoción eucarística, la devoción a Jesús Eucaristía, me la metió adentro. Luego me hablaba mucho del amor y del sacrifico. Cuando yo llegué a la escuela apostólica y al noviciado, todo ese mundo –que era para muchos nuevo– para mí era un mundo ya conocido, yo lo había aprendido de él, de lo que me decía, pero también de cómo él lo vivía”.


Continúa el padre Guzmán “Ciertas líneas básicas de mi vida yo las recibí entonces, en la primera juventud, porque fue decisivo mi encuentro con él en esa edad de los diez y once años. Ahora entiendo que se puede ayudar a los chicos, se les puede hablar, en esa edad, de los grandes valores: Dios, el sacrificio, la renuncia, la entrega.

¡Cuánta gente no mandó el padre Moisés a la vida religiosa y al sacerdocio a través de esos grupos de chicos! Yo creo que en ese aspecto la vida del padre entraña una lección de mucha actualidad y muy valiosa. En eso tuvo una visión enorme, adelantada. Él no consideraba al muchacho incapaz de captar y de vivir. Esto es algo muy serio y muy profundo, porque a mí me hablaba del sacrificio y de la entrega con austeridad. Yo lo traté de los nueve a los once años; me hablaba de esas cosas serias y las entendía. Es claro que esto significa otra cualidad muy grande del padre, ‘que sabía decirlas’, para que no sólo fueran aceptadas, sino amadas. El padre Moisés creía en la infancia, él creía en la juventud. El padre Moisés, de manera práctica y profunda, nos enseñó el valor de esa edad fabulosa”.

Concluye el padre Guzmán: “A mí me impresionaron de él siempre su espíritu sobrenatural, su espíritu de fe, yo creo que fue característica de él. Y menciono ese otro rasgo que yo percibí desde el principio, su espíritu de sacrificio”.

El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín, canónicamente primer Misionero del Espíritu Santo, y como tal, primer hijo de Conchita también se encuentra en proceso de ser reconocido por la iglesia como santo, encomiéndate a su intercesión y comunica tus testimonios a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, Naranjo 157, Col. Sta. María la Ribera, 06400 Ciudad de México, Tel. 01(55)55 47 31 39 e-mail: apostoldelabondad@gmail.com

“El primer hijo de Conchita Cabrera”. Moisés Lira Serafín


Art. 641

María Socorro Pérez Coss y León, mcmi


A unos días de la beatificación de la Venerable Sierva de Dios Conchita Cabrera, San Luis Potosí y todo México está de fiesta, y como familia de la Cruz agradecemos a Dios que nos haya manifestado su voluntad, a través de la Iglesia, llevando a los altares a nuestra querida “Conchita”, mostrándola como modelo de vida y espiritualidad. El padre Moisés, como buen hijo de Conchita, vivió y trasmitió la espiritualidad de la Cruz, tal como lo afirma el padre Luis Manuel Guzmán Guerrero, Misionero del Espíritu Santo.


“El padre Moisés para mí significó mucho, él me enseñó lo que eran las obras de la Cruz. Yo aprendí a hacer oración de sus labios y la devoción eucarística, la devoción a Jesús Eucaristía, me la metió adentro. Luego me hablaba mucho del amor y del sacrifico. Cuando yo llegué a la escuela apostólica y al noviciado, todo ese mundo –que era para muchos nuevo– para mí era un mundo ya conocido, yo lo había aprendido de él, de lo que me decía, pero también de cómo él lo vivía”.


Continúa el padre Guzmán “Ciertas líneas básicas de mi vida yo las recibí entonces, en la primera juventud, porque fue decisivo mi encuentro con él en esa edad de los diez y once años. Ahora entiendo que se puede ayudar a los chicos, se les puede hablar, en esa edad, de los grandes valores: Dios, el sacrificio, la renuncia, la entrega.

¡Cuánta gente no mandó el padre Moisés a la vida religiosa y al sacerdocio a través de esos grupos de chicos! Yo creo que en ese aspecto la vida del padre entraña una lección de mucha actualidad y muy valiosa. En eso tuvo una visión enorme, adelantada. Él no consideraba al muchacho incapaz de captar y de vivir. Esto es algo muy serio y muy profundo, porque a mí me hablaba del sacrificio y de la entrega con austeridad. Yo lo traté de los nueve a los once años; me hablaba de esas cosas serias y las entendía. Es claro que esto significa otra cualidad muy grande del padre, ‘que sabía decirlas’, para que no sólo fueran aceptadas, sino amadas. El padre Moisés creía en la infancia, él creía en la juventud. El padre Moisés, de manera práctica y profunda, nos enseñó el valor de esa edad fabulosa”.

Concluye el padre Guzmán: “A mí me impresionaron de él siempre su espíritu sobrenatural, su espíritu de fe, yo creo que fue característica de él. Y menciono ese otro rasgo que yo percibí desde el principio, su espíritu de sacrificio”.

El Venerable Siervo de Dios Moisés Lira Serafín, canónicamente primer Misionero del Espíritu Santo, y como tal, primer hijo de Conchita también se encuentra en proceso de ser reconocido por la iglesia como santo, encomiéndate a su intercesión y comunica tus testimonios a Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, Naranjo 157, Col. Sta. María la Ribera, 06400 Ciudad de México, Tel. 01(55)55 47 31 39 e-mail: apostoldelabondad@gmail.com